Hugo Duro, en el entrenamiento de este domingo del Valencia en Mestalla. vcf

Levante - Valencia: el honor o el harakiri contra el despegue

Coincidencias y contrastes. Catalán y Murthy viven sus peores experiencias desde que son presidentes y el Valencia pretende sacar partido de la eterna debilidad del Levante

Lunes, 20 de diciembre 2021, 00:33

Qué tiempos aquellos cuando Levante y Valencia disfrutaban de paz interior y cuando para los azulgrana partidos como el de este lunes suponía, en caso de ganar, la consecución de uno de los honores más reconfortantes de la temporada. A punto unos de hacerse el harakiri total y otros muy cerca de confirmar sus aspiraciones europeas para 2021, el derbi de esta noche llega envuelto en circunstancias un tanto extrañas, que no sólo afectan a los deportistas por las numerosísimas ausencias que tienen los dos equipos –incluso con Bordalás fuera de combate– sino también por la situación que en lo personal hace referencia a sus dirigentes.

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Quico Catalán (once años como máximo representante granota) y Anil Murthy (camino de su quinto ejercicio) viven sus horas de más angustia desde que se sentaron en el sillón. Amparados bajo la fuerza del poder accionarial –de la Fundación y del máximo accionista respectivamente–, el ambiente de la grada se les ha vuelto en su contra y cada uno por motivos bien diferentes, el levantinista por la cuestión deportiva y el valencianista por una explosiva mezcla con lo económico y lo social como ejes principales. Catalán, encumbrado al fútbol nacional por una gestión casi inmaculada y muy respetado hasta ahora por la afición, ha ido enlazando errores a una velocidad vertiginosa. Para mirar las consecuencias de ese despropósito mayúsculo, tan sólo hay que echar un vistazo a la clasificación para darse cuenta de la dirección en la que va el equipo. El levantinismo se había acomodado de tal manera a la primera división que cuando ve acercarse el horror del descenso empieza a valorar los años en los que a los prudentes que no querían ni oír hablar de Europa se les tachaba de pesimistas. Quizás no saber administrar las exigencias y las verdaderas posibilidades del equipo ha sido su principal error.

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A Catalán le llueven ahora las críticas por su desafortunada labor deportiva. Si la afición no entendió en ningún momento la descabellada apuesta por Pereira, la llegada de Lisci invita a pensar en una reconversión general de cara a la próxima temporada. Aún así, ya se sabe que el Ciutat vive esta clase de duelos contra el Valencia de una manera un tanto especial y ganarle alivia la despedida de año.

Por muy irreconocible –por su apatía– que sea este Levante, estos partidos ponen en alerta a todos. Los jugadores del Levante han olvidado lo básico que se le exige a aquellos que se ponen la camiseta azulgrana. Eso que sí supo activar con Bordalás el Valencia. Por eso son tantos los meses que llevan arrastrando los levantinistas sus penas.

Para ser más exactos, la última satisfacción que dio este equipo a su afición en el Ciutat fue el 12 de marzo pasado cuando, precisamente, ganó 1-0 al Valencia (gol de Roger). Es lo que tiene hacer de anfitrión al vecino. Ese día, el equipo de Paco López certificó básicamente la permanencia. Desde entonces, el desierto. La lista de partidos sin ganar entre el curso pasado y este se eleva ya a 25. Una vergonzosa estadística que salpica a una directiva poco acostumbrada a sufrir en sus carnes la crispación social.

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Que le pregunten a Murthy –para quien Catalán en privado siempre ha tenido buenas palabras– cómo soporta que cada quince días se le llene Mestalla de abucheos y carteles. El presidente del Valencia viene de la junta de accionistas más ridícula de la historia mientras que Catalán tiene su cita asamblearia este miércoles, un trámite gracias al respaldo de la Fundación. Ayer anunció la directiva que dejaría entrar a los adultos con pases de infantil o juvenil, en un intento de reforzar el ambiente por aquello de ser un lunes laborable. Si hoy vuelan los puntos, será curioso ver cómo responde la grada.

Desde luego, el favorito es el Valencia, que ha visto cómo caían esta jornada Atlético y Real Sociedad. Un triunfo esta noche le dejaría a tan sólo un punto de la Europa League, aunque el Atlético tiene todavía un partido menos. Los de Bordalás –que lo volverá a ver por televisión y conectado por teléfono al banquillo–, llevan ya cuatro triunfos consecutivos, aunque la mitad de ellos haya sido en Copa y contra modestísimos rivales. Pero parece que le ha servido para engrasar un poco más la maquinaria, aunque su once este hoy cogido con pinzas.

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