Volvió Diakhaby a jugar y volvió Javi Guerra a la suplencia. Uno no influye en el otro, por supuesto, pero son dos situaciones que a Rubén Baraja le empezaban a inquietar. Lo de Diakhaby estaba prácticamente cantado. Baraja sólo le dio una concesión a Cenk. ... La de Las Palmas y se acabó. No es que el turco fuera el principal responsable del 2-0 pero sólo era cuestión de dejar pasar los días. Allí a Diakhaby le tocó pagar la ronda de la Copa de África y tuvo que apretar los labios desde la suplencia viendo cómo el equipo se desmoronaba en los últimos instantes y ahora vuelve todo a su lugar. Al Valencia no le había especialmente mal sin Diakhaby, coincidiendo la ausencia del central en el empujón del equipo (5 victorias y 3 empates, con 11 goles encajados en esos 8 encuentros, a una media de 1,33).
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A Mosquera y a Diakhaby les tocó ayer manejarse con dos huesos duros de roer. En-Nesyri (7 dianas) siempre es una amenaza y el joven Isaac Romero (3 goles en Liga) parecía venir en estado de gracia. Se los merendaron, no sin el susto de esa acción en los primeros instantes en los que Mamardashvili y Diakhaby se liaron y en la que Mosquera acabó despejando de una manera tan poco ortodoxa como amenazante de penalti. A partir de ahí, todo tranquilidad.
Sabía el Valencia que el partido iba a ser más trabado que facilón, por todo lo que conllevaba este duelo entre dos equipos venido a menos que parecen empeñados en vivir situaciones complejas. Lo del Sevilla es muy parecido a lo que experimentó el Valencia la campaña pasada, con la diferencia de que Quique parece haberle tomado el pulso a los suyos con cierto margen de mejora. Aún así, el que fuera técnico valencianista está acostumbrándose a no caer en desesperación cuando los suyos se salen del guión. Le ayuda también la calma que desde el banquillo le aportó un José Luis Oltra que volvió a un escenario que también conoce muy bien por su pasado valencianista. Fue curioso ver cómo José María Sanz asesoraba a Baraja de la misma forma que Oltra hacía lo propio con Quique, conscientes todos de la complejidad que requería el duelo.
Fue una lástima que al Valencia le fallara la maquinaria cuando más precisión requería el manejo. No acaba siempre de carburar el equipo cuando están Yaremchuk y Hugo Duro a la vez sobre el terreno de juego. Eso implica que Javi Guerra esté viviendo una situación un tanto especial. Desde aquellos dos partidos de sanción que le tocó cumplir al de Gilet, las cosas se le han torcido más de la cuenta. Nadie duda de su calidad y de sus prestaciones pero parece que se ha descabalgado de alguna manera de la idea que tenía Baraja a comienzo de temporada.
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Desde esos dos encuentros de castigo y aunque ha sido titular en cinco ocasiones, en otras cuatro ha tenido que saltar desde el banquillo. Algo hay que hacer para recuperarlo del todo.
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