José Luis Núñez se pasea y el Valencia se exhibe ante el Barcelona

Túnel del tiempo ·

El equipo blanco se impone con soltura el 21 de marzo de 1982 | El presidente azulgrana camina por el césped antes del partido y es increpado por el público

paco lloret

Viernes, 18 de febrero 2022

El Valencia protagonizó la actuación más completa del ejercicio ante un oponente que se sentía campeón antes de hora. Un duelo resuelto con un marcador aplastante a favor de los de Mestalla. El Barça se presentaba en el feudo valencianista como líder y con todos los pronósticos a su favor, nadie dudaba de que el título ya era suyo. Los hombres dirigidos por Manolo Mestre venían de haber sido eliminados por el sorprendente Goteborg en los cuartos de final de la Copa de la UEFA pocos días antes. Cerca de 10.000 seguidores culés invadieron las gradas de Mestalla, seguros del triunfo, confiados en su superioridad. Las fallas de 1982 se habían consumido dos días antes. Fin de semana completo. El domingo 21 de marzo se agotó el papel en las taquillas. Jornada económica. La recaudación ascendió a más de 45 millones de pesetas, récord en la historia hasta entonces. Ambiente de gala.

Publicidad

A pesar de la imponente trayectoria de los blaugrana, la fiabilidad del Valencia en casa permitía albergar fundadas esperanzas de triunfo: todos los partidos de Liga jugados como local los había ganado excepto el empate ante el RCD Espanyol. En ese duelo con los periquitos, Kurt Welzl falló un penalti que hubiera significado el triunfo. A continuación, en el último minuto del choque, hubo otra pena máxima, esta vez a favor del equipo visitante, que significó el empate a uno definitivo. Para los valencianistas el duelo con el Barcelona adquiría una gran relevancia porque estaba en juego su clasificación para competiciones europeas a falta de cinco jornadas para la conclusión del campeonato. En la jornada anterior habían obtenido un incontestable triunfo por 1-4 en su última visita al viejo Castalia, feudo del colista.

La recuperación de los lesionados Carrete y Solsona suponía una excelente noticia. Ambos eran considerados titulares fijos y solían motivarse al máximo cuando se medían al Barça, que en Mestalla sufría lo indecible en aquellos años. Sin embargo, el desembarco masivo de barcelonistas y el gran estado de forma del equipo entrenado por Udo Lattek creó una atmósfera diferente respecto a los ejercicios anteriores. En los prolegómenos, el presidente del club catalán, Josep Lluís Núñez, en un arrebato de euforia se paseó por el césped y se dirigió al fondo norte para saludar efusivamente al mayor contingente de seguidores visitantes. La parroquia local se despertó y abroncó el gesto mientras ondeaban en el Gol Xicotet docenas de banderas blaugranas. Aquella acción estimuló la reacción de los incondicionales valencianistas, conscientes de que aquella tarde debían aplicarse en el apoyo a sus jugadores.

El Valencia ofreció su mejor versión, desarboló a su rival y aunque en los compases iniciales hubo mayor igualdad, poco a poco impuso su ley con un once en el destacaba el regreso de Sempere a la titularidad después de haber actuado Manzanedo en los dos encuentros precedentes. Por delante, Carrete y Botubot actuaron en las bandas mientras que Tendillo y Moreno ocupaban el eje central de la zaga. Castellanos, Solsona y Subirats componían la medular. La versatilidad de Arnesen y Saura en el ataque contribuyó a decantar la balanza con el austríaco Wezl en funciones de delantero centro. Poco antes del descanso se inauguró el marcador gracias al remate de cabeza de Manolo Botubot a la salida de una falta. Solsona la sacó con su estilo preciso y templado. Gol clásico del gaditano gracias a su ímpetu y potencia en el salto.

Nada más comenzar la segunda mitad, Robert Fernández reemplazó a Welzl que se retiró con molestias. En ese momento, el Valencia tenía en el campo a seis jugadores de la tierra. En el ecuador de la reanudación llegó el segundo tanto gracias a un claro penalti transformado por Arnesen. Mestalla lo festejó a lo grande, era la señal inequívoca de que el partido ya no se escapaba, la parroquia local se sentía ganadora. El Barça no fue capaz de reaccionar, una vez más se resignó a salir derrotado del feudo valencianista. La guinda la puso Subirats con el tercero de la tarde, a cinco minutos del final, y con la defensa blaugrana descolocada después de un bote neutral. Aquel resultado fue el peor cosechado por el Barça en toda la campaña y tuvo consecuencias devastadoras.

Publicidad

En los cinco partidos restantes ya no volvió a ganar: dos empates y tres derrotas. De esa forma se esfumó la cómoda ventaja en la tabla para satisfacción de la Real Sociedad que terminó por llevarse el título, segundo consecutivo, de forma inesperada. Todos daban por campeón al Barcelona, pero la cita de Mestalla lo dejó noqueado y marcó el punto de inflexión que acabó con su dominio en el campeonato. Por su parte, el Valencia aseguró su clasificación para Europa sin agobios al acabar en quinta posición. El desconocido Goteborg asombró a Europa y se llevó la Copa de la UEFA. Sin embargo, el futuro se iba a torcer para los valencianistas. Aquel gol de Arnesen fue su último tanto en Mestalla. Una lesión crónica de rodilla le dejó fuera de combate para el siguiente ejercicio. El preludio del drama.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad