La jueza condena a tres aficionados del Valencia a ocho meses de prisión por los insultos racistas a Vinícius en Mestalla

La magistrada, que juzgaba los cánticos racistas proferidos contra Vinícius el pasado 21 de mayo de 2023 en Mestalla, ha encontrado a los acusados culpables de un delito contra la integridad moral y ha aplicado el Artículo 173.1 del Código Penal, con agravante de discriminación por motivos racistas (Artículo 22.4). La pena ascendía a 12 meses de prisión y se ha visto reducida en un tercio por causa de conformidad en fase de instrucción, quedando la pena efectiva a los tres acusados en ocho meses de prisión y las costas del procedimiento. La prohibición de entrar a presenciar partidos también ha quedado reducida de tres años a dos años por el mismo motivo procesal. Los tres condenados, que no tenían antecedentes penales, no tendrán que entrar en prisión tras la condena.

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LaLiga, en un comunicado oficial, ha destacado tras conocer la sentencia que el Valencia «colaboró desde el primer instante en la identificación de los acusados y procedió de forma inmediata a su expulsión como socios del club». Durante al vista, los tres acusados han leído un documento disculpándose ante el jugador del Real Madrid por los insultos que le profirieron y que han reconocido. «Esta sentencia es una gran noticia para la lucha contra el racismo en España, ya que repara el daño sufrido por Vinícius y lanza un mensaje claro a aquellas personas que acuden a un estadio de fútbol a insultar de que LaLiga les detectará, denunciará y habrá consecuencias penales para ellos», declaró Javier Tebas.

En su declaración del pasado mes de octubre, por videoconferencia en los Juzgados de Plaza de Castilla en Madrid, Vinícius volvió a reiterar que escuchó insultos racistas de todo Mestalla, algo que no sido probado, y a las preguntas de los abogados de los tres acusados, ahora condenados, el jugador del Real Madrid reconoció que realizó gestos de 'a Segunda' a la grada de Mestalla. Es más, reconoció a su vez que le gusta «provocar» durante los partidos, en el campo, porque es una forma inherente a su juego y que ese ambiente que crea esa situación le hace motivarse y rendir mejor. Eso sí, en esa misma respuesta incidió que el límite está «en los insultos racistas». Esos incultos, reconocidos por los acusados, son los que han llevado a la condena por atentar contra el honor y la integridad del futbolista.