Está claro que nada sale bien a Meriton. La mayoría de las ocasiones por ineptitud y dejadez; otras porque no fructifican sus pretensiones. Uno de ellas es convertir a Kang In Lee en el icono deportivo y comercial del Valencia. Para ello tiene que jugar partidos y hacer visible su inmensa calidad en los terrenos de juego. Y aquí la propiedad del Valencia se ha topado contra un agente interno. El entrenador del equipo, en su legítima función de elegir a los futbolistas que se visten de corto, ha decidido que el surcoreano pase de titular en la primera jornada a ver el partido del Villarreal desde la grada del estadio de La Cerámica. Un golpe en la línea de flotación de la mercadotecnica blanquinegra en el mercado asiático y otro en la magnitud del deseo del futbolista en finiquitar cuanto antes la negociación para renovar su contrato.
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Kang In acaba su vinculación con el Valencia en junio de 2022 y son ya varios meses los que su agencia de representación y el club llevan hablando para prolongar su estancia. Pero el jugador ha puesto sobre la mesa un condicionante deportivo: necesita sentirse importante en el equipo, quiere intuir al menos que puede hacerse un nombre entre la élite jugando con la camiseta blanquinegra. Pero esa premisa ahora no se cumple. Fue titular en el debut liguero frente al Levante, que acabó con victoria valencianista. En el siguiente choque llegó un momento determinante, al menos visualmente. El surcoreano evidenció un cabreo superlativo con Gayà cuando el capitán le arrebató el balón para lanzar una falta. Y en el descanso el entrenador lo sustituyó. Para acallar susceptibilidades sobre el pique con el lateral, el mejor jugador del pasado Mundial sub-20 volvió al once en la victoria frente a la Real Sociedad y fue sustituido en el minuto 70. Ante el Betis salió a falta de media hora para el final y en Vila-real no salió al campo pese a que Javi Gracia hizo cinco cambios para intentar la remontada.
En una temporada sin fichajes en la zona atacante, todo apuntaba a que Kang In por fin tendría su sitio en el Valencia. Marcelino pretendía una cesión y Celades tampoco apostó con firmeza por él. Con Javi Gracia parece que se repetirá la historia. Las expectativas con este futbolista son tan altas que cualquier tropezón se convierte en un drama. Y falta el último desencuentro: el dorsal. Con la marcha de Parejo quedó desierto el 10. Carlos Soler pidió el número, pero desde el club tenían otra idea y es que fuera Kang In su portador por su aspecto comercial, algo que no sintió muy bien en el vestuario. Al final, decisión salomónica: el 10 ha quedado desierto.
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