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Arrancà de cavall, parà de burro'. Nunca un dicho valenciano podía estar más acertado si tuviéramos que definir a grandes rasgos lo que ha significado el tránsito de Meriton en estos nueve años de poder accionarial en el Valencia. Este domingo se puso fin en Sevilla de la manera más triste a un nuevo curso de dominio singapurense. Los festejos blanquinegros por salir airoso de una jornada dramática reflejan a las claras en lo que se ha convertido hoy en día el Valencia, un club –y una plantilla– que sólo ha aspirado durante casi nueve meses a pelear con entidades del 'prestigio europeo' como el Valladolid, el Almería y el Cádiz.
Contaba Peter Lim negro sobre blanco en su proyección cuando 'convenció' a la Fundación de la compra-venta de acciones que el Valencia no se iba a descabalgar de la glamourosa alfombra europea. Esa alfombra derivó en felpudo de mercadillo, luego en cutre esterilla playera y de ahí al frío y duro suelo. Involución en toda regla. El Valencia se puso de pie y bien firme en 2014 y ha terminado nueve años después metido en el fango hasta ultimísima hora. Y eso, a pesar de que la afición ha dado una impresionante lección, con un apoyo sin discusión y con la resignación propia de que si alguna vez ha habido un proyecto, este iba camino irremediablemente del infierno. Nunca Mestalla ha caído en el desaliento en un ejercicio sublime de generosidad debido a que el equipo jamás ha subido en la clasificación más allá de la séptima posición. Qué tiempos aquellos en los que el Valencia se rasgaba las vestiduras públicamente por ver desde la distancia, como tercer clasificado, a Madrid y Barça.
Se podría decir, exceptuando lo que ha pasado este año que ha sido incluso peor, que el Valencia se ha instalado casi por castigo en la clase media y gris española. Se ha despojado de sus ínfulas de grandeza y ha bajado de manera precipitada casi todos los escalones de la élite. Si alguien creía que el Valencia de Lim iba a estar permanentemente luchando por puestos europeos, basta echar un vistazo al recuento de posiciones en la clasificación que ha hecho LAS PROVINCIAS jornada a jornada desde que Meriton irrumpió en la vida blanquinegra en 2014.
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Juan Carlos Valldecabres
Fue precisamente ese primer año de espuma general cuando el equipo fue incluso líder en la tabla. Una vez en nueve años. Fue en la jornada 5, con el 3-0 al Córdoba en Mestalla (goles de Gayà, Feghouli y Alcácer). Los de Nuno le habían enchufado tres también al Málaga, otros tres al Espanyol y un incontestable 0-3 al Getafe. Ser primeros a estas alturas de 2014 puede que sea anecdótico porque la Liga hacía poco que había arrancado, pero es significativo que esa etiqueta de líder sólo se la haya colgado el equipo una vez en un total de 342 jornadas (38 por cada una de los 9 cursos).
Ser primeros es un lujo inalcanzable hoy en día –y por desgracia en el futuro–, pero forma parte también de esas 71 jornadas en las que el Valencia ha estado en puestos de Liga de Campeones. Nuno y Marcelino tienen la culpa de ese 20,8% en las que el equipo anduvo metido en alguna de las primeras cuatro posiciones. Ha sido la cuarta plaza, la posición que más ha jornadas ha estado el Valencia (39 ocasiones). Luego le sigue el noveno puesto (34 jornadas) y después décimo y duodécimo empatados con 27 cada uno.
Pero eso no es lo importante. Aquí cuenta Europa o la zona media. Si uno agrupa por bloques los 'méritos' de Lim con el Valencia, su gestión todavía queda más en entredicho. En zona de nadie, desde el octavo puesto hasta el decimoséptimo ha estado en 217 jornadas, algo más del 63%. Es triste advertir que esta es la opción ganadora. La mediocridad caracteriza al Valencia, que ya se daría con un canto en los dientes si hubiera estado metido en la faena de coger alguna de los tres puestos que abren la puerta a la Europa League o a la Conference League (quinto, sexto y séptimo clasificados). En esas tres situaciones sólo ha estado 40 semanas, un pírrico 11,7 %.
¿Y el descenso? La angustia se siente más cuando estas posiciones se ocupan lógicamente en el tramo final de la competición. El Valencia ha sido último dos veces (en la 2016-17), penúltimo tres veces y decimoctavo en nueve. En total, 14, es decir un 4,1%. Menos mal.
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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