Un fuerte aguacero provocó la suspensión de los dos partidos anunciados en Mestalla para la tarde-noche del sábado 30 de octubre de 1965. A las 20'30 horas se abría el programa doble con el enfrentamiento entre el Valencia y el Real Betis como ... protagonistas, que se enfrentaban en partido correspondiente a la octava jornada de primera división. A su conclusión, el Mestalla y el Cádiz debían verse las caras en encuentro de la misma jornada del grupo II de segunda división.
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Aquel día llovió con insistencia en Valencia desde primera hora. El terreno de juego quedó impracticable y hasta el túnel de vestuario se inundó. El aplazamiento era inevitable y se pactó, inicialmente, que el choque entre valencianistas y béticos se jugara al día siguiente, domingo a las 4 de la tarde, si las condiciones meteorológicas mejoraban. Por otro lado, el duelo de segunda se trasladó al jueves 2 de diciembre. Esta fecha fue elegida porque los gaditanos debían jugar tres días después, el domingo 5 en Mallorca ante el Constancia de Inca. Su plan de viaje era llegar a Valencia y embarcar hacia las Baleares para aprovechar en un mismo desplazamiento la disputa de los dos partidos.
Por lo que respecta al Valencia-Betis, finalmente no se celebró en domingo para preservar el estado del terreno de juego que, tres días después, iba a albergar el partido de desempate de la Copa de Ferias entre el Valencia y el Hibernian de Edimburgo. Este encuentro europeo había despertado una enorme expectación entre los aficionados. El papel en las taquillas se había agotado varios días antes. Precisamente, debido a su disputa, el Valencia había decidido pasar a la tarde del sábado su compromiso liguero ante el Betis, con el fin de disponer del máximo tiempo posible para prepararlo. Los escoceses habían vencido en su feudo en la ida por 2-0. El resultado se repitió en Mestalla gracias a un penalti, marcado a última hora por Sánchez Lage y muy protestado por los británicos, entrenados por Bob Shankly, hermano del legendario entrenador de Liverpool en los años sesenta.
El gran protagonista del choque aplazado, que se trasladó al miércoles 1 de diciembre, y del de desempate, fue Juan Muñoz, extremo izquierda valenciano, que le marcó dos goles a los andaluces y dos a los escoceses. Aquel fue, sin duda, su mejor momento como valencianista. El duelo con el Betis tuvo de todo: nueve goles, un penalti fallado, dos lesionados de importancia y un triunfo amplio que consolidaba a los hombres dirigidos por Sabino Barinaga como líderes de la clasificación. Los verdiblancos llegaban a Mestalla como colistas y en su once figuraban tres jugadores que, en años posteriores, se enrolaron en el Valencia. Por orden cronológico fueron incorporados el delantero Ansola, el lateral Antón, y el ariete Quino.
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Precisamente, Ansola inauguró el marcador muy pronto. Los valencianistas remontaron poco antes del descanso, gracias a los goles de Muñoz y de Roberto Gil. Este segundo tanto entusiasmó al respetable porque el jugador actuaba lesionado, lucía un aparatoso vendaje después de haber permanecido durante 10 minutos en la enfermería antes de reincorporarse al juego. En aquella época no había cambios y cuando un futbolista actuaba mermado de facultades se situaba en ataque a la espera de aprovechar algún balón suelto. Roberto anotó el segundo, bautizado como «el gol del cojo».
Paquito- a tenor de la crónica de Sincerator en LAS PROVINCIAS, el mejor del partido- provocó un penalti que pudo haber aumentado la ventaja pero el lanzamiento de Sánchez Lage se estrelló en el larguero. El partido no tenía tregua. Guillot logró el tercer gol del Valencia, y a renglón seguido un jovencísimo Quino sorprendió a Zamora con un remate acortó que recortó las diferencias. Poli y Muñoz llevaron la tranquilidad a la grada con sus respectivos tantos, logrados en apenas diez minutos. El Betis no se rindió y Ansola, de nuevo, el tercero de los visitantes. Probablemente, ese día Ansola presentó su candidatura a un fichaje que se cerró al finalizar la Liga y antes de iniciarse la Copa. En la segunda vuelta, el ariete vasco le volvió a marcar al Valencia en el Benito Villamarín en un duelo que concluyó en tablas.
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Waldo no podía fallar en su cita con el gol y logró el último de la noche que establecía el 6-3 definitivo. De aquella noche salieron malparados Roberto y Vidagany. Ambos estuvieron varios partidos sin jugar. Al día siguiente se disputó el encuentro entre el Mestalla y el Cádiz, ganado por el filial gracias al solitario gol de Totó.
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