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Lubo Penev se estrena en Zorrilla

El búlgaro debutó ante el Sevilla en Mestalla y veinte días después marcó su primer gol con el Valencia frente al Valladolid

paco lloret

Sábado, 9 de enero 2021, 01:53

Su primer gol como valencianista llegó en Valladolid. En esos momentos el marcador ya reflejaba una diferencia por la mínima a favor de los visitantes. El ariete búlgaro batió la portería de Ravnic en la reanudación. Aquel tanto certificó la victoria, la primera en desplazamiento de aquel ejercicio en que el Valencia terminó segundo en la tabla. Una meritoria posición final para la escuadra dirigida por Víctor Espárrago. El técnico uruguayo vivía su segunda campaña en el banquillo de Mestalla. La temporada 89-90 confirmó el crecimiento de un equipo que protagonizó una mejoría progresiva conforme avanzaba el calendario hasta alcanzar el subcampeonato después de un inicio irregular.

Lubo Penev había debutado veinte días antes de su estreno goleador. En Mestalla, ante el Sevilla, en un encuentro que concluyó con empate a uno. El brasileño Toni fue el autor del gol local. La expectación era máxima por asistir el estreno del búlgaro que sustituyó a Fenoll tras el descanso. En aquel bautismo de fuego evidenció que todavía se hallaba en proceso de adaptación con sus compañeros. Por esa razón no participó en el siguiente encuentro, en Bilbao, saldado con idéntico marcador. A esas alturas del campeonato, el Valencia coleccionaba empates a un gol. Tres en otras tantas salidas además del logrado como local. El balance era de una sola victoria liguera en siete partidos. Un triunfo por la mínima en casa ante el Zaragoza con dos goles de Eloy Olaya marcó el inicio del despegue. Sin embargo, la dicha no fue completa, el delantero asturiano no pudo acabar el encuentro por culpa de una lesión de la que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. A falta de un cuarto de hora para la conclusión, Penev entró en su lugar. Una semana después, a orillas del Pisuerga, llegaba su primera titularidad.

La visita al Nuevo Zorrilla se afrontaba con esperanzas fundadas, pero el equipo andaba lastrado en su columna vertebral por culpa de una creciente plaga de bajas. El doctor Joaquín Arregui, responsable de los servicios médicos, no ganaba para sustos. Bossio había sufrido un grave percance en San Mamés. El uruguayo desafió la lógica y aguantó todo el encuentro con una rotura de ligamentos en una de sus rodillas. La ciencia no podía explicarse cómo fue capaz. La garra charrúa es la respuesta. Ochotorena había recibido un golpe en el tabique nasal que lo había dejado fuera de combate, por esa razón Sempere fue titular contra los blanquivioletas, Giner arrastraba problemas musculares. Pero no todo eran malas noticias, Quique Sánchez Flores, otro de los ilustres lesionados, después de varias semanas de inactividad, estaba en condiciones de reaparecer. El choque de Valladolid venía condicionado para ambos rivales por sus inmediatos compromisos continentales. El Valencia recibía al Oporto cuatro días después con el objetivo de superar el 3-1 en contra del estadio Das Antas. El Real Valladolid, que participaba en la Recopa por su condición de subcampeón de la Copa del Rey, visitaban los Países Bajos. Mientras los de Pucela lograron el pasaporte para cuartos, los valencianistas cayeron ante los portugueses pese al inolvidable recital de Fenoll.

Lubo Penev no había podido ser inscrito a tiempo para el torneo continental, así que jugó el encuentro completo en Valladolid. Como manda la tradición, hacía mucho frío aquella noche de finales de octubre, víspera de un domingo electoral, en pleno apogeo del «felipismo». El Valencia ratificó su superioridad en la segunda mitad. En ambos goles colaboró la forma decisiva la defensa del conjunto local, tantos de opereta firmados por Fernando Gómez, tras un choque fortuito entre el portero de los vallisoletanos y uno de sus zagueros; después llegó la hora de Lubo Penev, que recibió el balón por error de un adversario y, a puerta vacía, sentenció el duelo. La noche aún no había acabado y todavía quedaban fuertes emociones por vivir. El colegiado Urízar Azpitarte castigó al Valencia con un penalti que Jankovic no transformó. Su lanzamiento se estrelló en el travesaño. Poco después, hubo otro máximo castigo, esta vez a favor de los visitantes, menos discutible que el anterior. Un defensa evitó el 0-3 en la misma línea de gol gracias a una formidable palomita con Ravnic batido.

Fernando tampoco acertó y envió el balón alto, por encima del larguero. Sin embargo, la peor noticia fue la grave lesión de Giner, que en un lance del juego se dobló la rodilla derecha. Trasladado en ambulancia a un hospital se diagnosticó que padecía una rotura del menisco y de los ligamentos cruzados. El defensa de Alboraia tardó tres meses en reaparecer. El primer gol de Lubo Penev fue el prólogo a su primer doblete, ante el Castellón en Mestalla. Precisamente, ante el Real Valladolid, en la segunda vuelta del campeonato, en el duelo disputado a Mestalla el búlgaro volvió a anotar por partida doble. Por entonces ya se había ganado el favor de la grada y se había adaptado al equipo y a la ciudad. Con un vocabulario básico pero suficiente a la hora de comunicarse, Lubo Penev empezaba a asumir galones.

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