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Giorgi Mamardashvili, en Girona. EP
Crónica

Mamardashvili en modo héroe

El georgiano rescata un punto para el Valencia y espanta su mala racha. El empate permite a los de Corberán estar una jornada más fuera del descenso pero no se acaba la maldición de visitante

Sábado, 15 de marzo 2025, 23:50

A Giorgi Mamardashvili le llovieron las críticas tras su error contra el Valladolid, que fue como el símbolo de una mala racha que había avivado ... el debate de la portería. Mirado con perspectiva, el ruido fue algo injusto con un jugador que en su historial con el Valencia ha dado mucho más puntos que los que ha restado. Estando, para todo aquel que ande un poco falto de memoria, cedido por el Liverpool y haciendo fuerza para que esa situación se produzca. Conviene no olvidarlo. De Girona, el georgiano facturó otro punto salvado para los suyos. Uno más en su mochila. La mano derecha, a bote pronto, que le sacó a Arnau cuando el partido aún estaba con el resultado inicial, y Montilivi ya comenzaba a rugir en esos segundos previos a cantar un gol, y otra gran parada a dos manos a Danjuma cuando el marcador ya mostraba una tabla con tantos, permitieron a los valencianistas sumar un punto que permitirá a los de Corberán estar por segunda jornada consecutiva fuera de los puestos de descenso. En una carrera dramática, pero de fondo, por salvar la categoría no parece un mal botín.

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Girona FC

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Valencia CF

El regusto amargo que deja el empate es el de no poder tumbar la maldición de no ganar fuera de casa. El contador va subiendo, sigue fijando en abril de 2024 el último triunfo lejos de Mestalla, y deja en 17 partidos los que lleva el Valencia sin sumar los tres puntos como visitante. Fijando sólo la foto en la presente temporada, de los 14 partidos se han empatado siete y se han perdido otros tantos siendo el único equipo que no ha ganado lejos de sus aficionados. Sí, hay precedentes en la historia del Valencia de haber conseguido la permanencia en una temporada sin ganar ningún partido más allá de Mestalla pero es una estadística que seguirá obligando a no fallar cada vez que se juega en casa. Una presión que, en las últimas jornadas, puede pesar mucho.

Tras una primera parte donde el único disparo entre los tres palos fue de Sadiq, con una gran intervención de Gazzaniga, todo parecía que iba a terminar al fin con una alegría cuando Diego López culminó una gran jugada donde Foulquier desbordó por la derecha para poner un centro en el segundo palo. El asturiano se deslizó para poner con suavidad, y de forma elevada, la pierna derecha para que el balón se dirigiera a la red rozando el palo. El extremo, que ha marcado en las tres últimas jornadas, es el jugador del Valencia que más incidencia ha tenido en los goles de su equipo esta temporada en Liga, con diez participaciones sumando sus tantos anotados y las asistencias. En esta ocasión, su gol en el 58 tan sólo sirvió para rescatar un punto.

Uno de los grandes problemas que arrastran los valencianistas toda la temporada es que son penalizados al extremo por sus despistes defensivos. No pasaron ni cinco minutos desde la alegría del tanto de Diego López a la desesperación de ver cómo el Girona empataba. Stuani, le ganó la partida a la poblada defensa de Corberán, con tres centrales donde en la foto del centro Tárrega sale desbordado y Mosquera no logra fijar con el cuerpo al delantero uruguayo. Tras el empate, fue el conjunto catalán el que tuvo las opciones de poder marcar un segundo tanto.

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Nadie entiende al VAR

Si hay algo que une a los aficionados de todos los equipos es la sensación de no entender ni el VAR ni los criterios que hacen que, ante acciones similares, una veces se sancionen y otras no. En el caso de los penaltis, las interpretaciones de las manos y los contactos abren un abanico tan amplio como imposible de descifrar. En Montilivi, tanto el Valencia como el Girona protestaron dos acciones que, vistas las repeticiones, son de las que el veredicto en demasiadas ocasiones depende de una moneda al aire. A los 14 minutos, Miovski contactó con el pie de Sadiq dentro del área, ese dato objetivo no es discutible, y el delantero hizo todo lo posible para hacer que su caída fuera visible para el colegiado. Pero tras sentir el contacto de la bota del rival. Tras consultar a la sala VOR, Munuera Montero hizo el gesto de que no había nada. Es decir, que el contacto no fue suficiente para considerarlo como penalti. Habiendo contacto. Algo parecido reclamó el Girona con una acción sobre Danjuma. Con el mismo resultado. Es decir, que se acabará una temporada más sin que nadie logre comprender los criterios que se aplican para señalar, o no, penaltis en acciones similares. En un partido con seis tiros a puerta, todos los detalles importan.

La defensa de tres centrales puros dio más empaque a los de Corberán que en otros partidos pero la salida de balón de Enzo y Javi Guerra no fue tan fluida como en los últimos encuentros. Aquello del balance. Para desespero de Sadiq, tanto en el césped como con su entrenador cuando vio que con empate en el marcador era él el sustituido por un Rafa Mir que no logró disparar entre los tres palos. Tampoco mejoró la profundidad con la entrada de Rioja, con un fuerte vendaje que confirmó los motivos que le llevaron a caerse de la opción del once titular, puesto que en el tramo final del encuentro fue el Girona el que más buscó la victoria. Al final, un nuevo regusto de punto amargo fuera de casa como el conseguido en Pamplona.

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