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CAYETANO ROS
Domingo, 25 de diciembre 2022
Ahora que es una casi herejía decirlo, en cualquier cena de cuñados, proclamo: Maradona fue más que Messi. Más excéntrico, valiente, contradictorio, solidario, vulnerable, loco. ... Más genio. Ta-ta-ta-ta-ta. Si valoramos de la regularidad en la excelencia, La Pulga es imbatible: la mantuvo durante 17 años; si miramos la creatividad en una cancha de pendencieros, cuando en el fútbol primero se pegaba y después se preguntaba, gana El Diego. Por no hablar del carisma fuera del campo. Con el consentimiento de la FIFA, Leo se cargó al árbitro valenciano Mateu Lahoz en las declaraciones tras el Argentina-Países Bajos. Lo hizo con toda la intención. Pero no pronunció ni media palabra a favor de los derechos humanos. Le faltó grandeza para soltar tres palabras que hubieren podido cambiar el mundo: «Liberen a Azadani (el futbolista iraní condenado a muerte por protestar contra la opresión a las mujeres de su gobierno)». El Diego, con razón o sin ella, siempre se enfrentó al poder... y nunca se hubiese puesto la túnica del régimen catarí tras proclamarse campeón.
La invisibilidad de Corona. «No lo conozco». Preguntados varios pesos pesados en la historia del Valencia CF, la respuesta es parecida. Nadie se atreve a evaluar la labor de Miguel Ángel Corona al frente de la secretaría técnica del club de Mestalla, puesto que las grandes decisiones las toman Lim, Gattuso y Mendes. Corona salió de tres años de clandestinidad para decirnos, en una entrevista en Marca, sentirse muy satisfecho con la décima plaza del VCF en la Liga, sin necesidad de reforzar la plantilla. Justo lo contrario de lo que anunciaron antes de Mundial después de haber visitado a Lim. Un engaño más. En ese viaje premundialista a Singapur, la foto de Corona al lado de Lim y de Gattuso le dio visibilidad. El entrenador y el dueño le había dado un sitio. Pero su campo de acción sigue siendo casi nulo. El verdadero triunfo de Lim es este: la resignación de la grada. Corona nunca va a pelearse con la propiedad por fichar a tal o cual jugador. Ni por renovar a otro. Sale a la calle y no lo conoce nadie. Desde la marcha de Longoria y de Alemany, el VCF está sin dirección deportiva. La calidad de la plantilla no ha parado de caer.
Mestalla ha visto secretarios técnicos capaces de fichar a jugadores que marcaron una época. Las dos leyendas son Pasieguito, autor de los bombazos de Kempes y de Mijatovic. Y Subirats, ideólogo de Villa, Aimar y Baraja. Se jugaban el bigote por cada apuesta para mejorar la historia del VCF. Y fueron sometidos al escrutinio más severo de los seguidores y de la prensa. A Corona nadie le pide cuentas.
Otra chapuza. En la celebración del partido de homenaje al centenario de Mestalla contra el Nottingham Forest, a los jugadores campeones de la Recopa en 1980 ni les invitaron a comer. Su presencia se limitó a salir al campo y ser aplaudidos por un Mestalla casi vacío. De ahí que Solsona renunciara a venir desde Barcelona y otro tanto hizo desde Cádiz Botubot, protagonistas de aquella proeza. El regreso de Layhoon ha mejorado las formas, pero no el contenido.
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