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De nada le ha valido a Marcelino García Toral ganar un título de Copa del Rey y clasificar dos temporadas seguidas al Valencia para la Liga de Campeones, después de rescatarlo del duodécimo escalón y trasladarlo por vía urgente a la zona noble. Peter Lim ha desmontado con un simple pero afilado corte toda la estructura que le dio el único título del que puede presumir en sus cinco años de militancia blanquinegra. En Singapur no consienten desplantes de nadie y Lim ha fulminado al técnico asturiano -y su nutrido grupo de ayudantes- por sus constantes desaires públicos, y lo ha hecho después del supuesto acuerdo de paz de agosto, tres jornadas después de un discreto arranque liguero y en vísperas de un periodo frenético de competición con la visita el sábado al Camp Nou y el inmediato arranque de la Champions en campo del Chelsea.
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En una decisión macerada desde hace semanas pero oficializada este mismo martes con el urgente viaje a Singapur del presidente, el máximo accionista de la entidad prescinde de quien le hizo campeón para darle el mando del equipo a un técnico con nula experiencia en los banquillos de Primera -como Gary Neville- pero en cambio muy bien considerado a nivel de categorías inferiores. Albert Celades, que firma hasta junio de 2021 y llega de momento tan sólo con dos ayudantes (Óscar Álvarez y Javier Miñano), ya entrenó ayer por la tarde a sus nuevos futbolistas, muy vinculados en una amplia mayoría al entrenador destituido. Poco antes de las cuatro de la tarde se comunicaba oficialmente el final de Marcelino como responsable blanquinegro y a la misma hora llegaba a Valencia en AVE su sustituto, presentado a los medios a toda prisa a las seis y de ahí volando a la ciudad deportiva para entrenar a unos futbolistas que se movían entre la sorpresa y la consternación.
¿Qué argumentos ha dado Lim a la afición para esta repentina decisión? Lim no habla nunca. Por eso, en este caso hay que recoger la escueta pincelada que dio ayer mismo un huidizo Anil Murthy (evita siempre las preguntas de los periodistas), porque el comunicado oficial de la destitución que dio a conocer el club se ventiló con tres ásperas líneas protocolarias sin ningún guiño de especial agradecimiento al asturiano. El presidente, que aterrizó en Manises pasado el mediodía con amplia sonrisa, pese a la trascendencia del cambio desvió su pírrico discurso hacia la importancia de la cantera en el proyecto, dejando entrever en su mensaje que Marcelino no aceptaba las consignas de la propiedad en cuanto a potenciar dentro de la primera plantilla elementos de la casa, véase por ejemplo Kang In este verano o el mismo Ferran la temporada pasada. Sí una ligera gratitud a Marcelino pero ni una palabra de las evidentes desavenencias que se vienen produciendo en el interior de la entidad desde finales de julio.
Primero fue Mateo Alemany el que a últimos de julio estuvo al borde de la destitución -por unas horas dejó de ser director general- y con el paso de las semanas el que optó por endurecer su discurso fue Marcelino. Alemany fue de menos a más en cuanto a su tono verbal -al menos en la versión pública- mientras que el proceso que siguió el asturiano fue justo al revés, hasta el punto de llegar a 'amenazar' veladamente a Lim de que se podía quedar sin plaza de Champions la próxima temporada si acababa vendiendo finalmente a Rodrigo como era su deseo.
A Mateo Alemany, este miércoles en Paterna, los jugadores lo saludaban como si fuera él el destituido. Caras largas. El director general se encontró con bastantes futbolistas y la escena siguió el mismo guión. Todos saben en el vestuario qué es lo que ha pasado este verano y es evidente que consideran al ejecutivo uno de los culpables del éxito cosechado estos dos últimos años. Alemany, con una fuerte penalización de seis millones si decide marcharse, seguirá hasta junio y ahí acabará su vinculación con el Valencia. En un escenario incierto también queda Pablo Longoria, hombre que rescató de la Juventus Marcelino para incorporarlo a la secretaría técnica. A Longoria le queda una temporada más de contrato y nadie le ha comunicado un cambio en sus funciones. Hoy se reincorpora al trabajo después de tomarse unos días de vacaciones.
Además, Marcelino también presentó 'batalla' cuando el dueño desbarató el intento de traer a Rafinha ya fuera traspaso o cedido, añadiendo también en sus discursos que los otros equipos habían apostado más fuerte por los refuerzos y que desconocía ciertamente cuáles eran las intenciones del dueño. Hay que recordar que Lim dejó claro tanto al director general como al entrenador que iba a ser él quien tomara las riendas de la planificación deportiva bajo un supuesto consenso que sólo se produjo en apariencia.
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El de Celades es el noveno entrenador que desfila por el Valencia desde la llegada de Meriton, contando en esta lista a Pizzi, a quien Lim cercenó para dejar sitio a Nuno en contra de la opinión de Rufete y Salvo.
La confrontación actual era más que evidente pero lo curioso es que cuando se supo el urgente viaje de Murthy para hablar con Lim, todos los focos apuntaban a Alemany y no al preparador asturiano. Ya estaba todo resuelto de antemano. Celades ya había pasado por Singapur y contaba con el visto bueno del máximo accionista. Eso sí, Lim no 'toca' contractualmente al director general pero lo deja quitándole de la primera línea de la toma de decisiones de una forma descarada.
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