La mentira de Meriton
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Amadeo Salvo y Aurelio Martínez dirigieron la venta del Valencia a Peter Lim, un magnate que presentó un plan de negocio que el tiempo ha convertido en falaciaEl Valencia CF de Peter Lim es la historia de una mentira. El cierre del último ejercicio podría ser el epitafio de una gestión ... escrita con números rojos. Es el relato de una fábula, la que contaron Amadeo Salvo y Aurelio Martínez, culpables de toda esta venta, y que ha sumido al club en un estado de permanente depresión. El 23 de mayo de 2014, la tribuna de Mestalla vivió la mayor estafa en la centenaria historia de este club con la connivencia de las instituciones, que no movieron un dedo para evitar el atropello.
Hoy, el Valencia de Lim debería de ser algo parecido al Manchester City, poderoso y campeón, o al menos así se vendió en aquella asamblea de titiriteros. Ocho años después, Meriton ha instalado la mediocridad competitiva en un Valencia asomado al abismo de la ruina económica con unas pérdidas acumuladas de más 180 millones de euros desde que se cerró «la mayor transacción del mundo», según pregonó Amadeo Salvo ante miles de valencianistas convencidos de la mentira. El tiempo ha desvelado el fraude de una venta que nunca cumplió con los veinte puntos que se fijaron para dejar al Valencia Club de Fútbol en las mejores manos. Aquello fue una maniobra para que se cumpliera el deseo de Amadeo Salvo, con Aurelio Martínez como cómplice. «Detrás de nosotros había millones de murciélagos buscando lo mejor para el club. Tenemos un futuro que vamos a escribir nosotros, los valencianistas», decía Salvo a la tribuna de Mestalla días después de que los patronos de la Fundación, alguno de ellos atemorizados, votaran a favor de la venta del Valencia a Lim para salir por piernas de aquel embrollo. El tiempo ha desvelado la mentira, la estafa de una venta que nunca cumplió con los veinte puntos de venta que se fijaron para dejar el Valencia Club de Fútbol en manos de un magnate de Singapur, que en nada se parece a lo que vendió la dupla Amadeo Salvo y Aurelio Martínez, culpables de toda aquella operación. Una buena parte del valencianismo, miles y miles de ellos, nunca se preguntaron qué había detrás de todo aquella operación y se limitaron a bramar a favor de Lim y en contra de Bankia manipulados desde la presidencia del club.
Amadeo Salvo | expresidente del Valencia
El plan de negocio de Meriton era de 215 millones para la actual temporada. Así consta en la documentación que defendió la actual presidenta del Valencia, Layhoon Chan, ante la comisión de venta que fiscalizó el proceso. Un plan de negocio que incluía el compromiso de finalizar el nuevo Mestalla, que hoy es la misma estructura de hormigón, devaluada por el paso del tiempo, que Peter Lim visitó el primer día que visitó Valencia.
Lim ha cerrado la última temporada con casi 46 millones de pérdidas, el peor resultado desde su llegada a Valencia. La masa salió en contra de Bankia, máximo acreedor del club, cuando expresó sus dudas tras la aprobación de la venta a Lim por parte del Patronato. El banco, como el tiempo ha demostrado, nunca lo tuvo claro.
El Valencia tenía que haber ingresado esta temporada, según el plan de negocio de Meriton, más de 83 millones de euros por competiciones deportivas. Una cifra que sólo se entiende por una participación con recorrido en la Liga de Campeones, una competición de la que el club hace tiempo que se descolgó para instalarse en la mediocridad. La ilusión de los 83 millones se da de bruces con la realidad de los 10 millones que ha presupuestado Meriton para esta temporada.
Amadeo Salvo | expresidente del Valencia
Los ingresos de las grandes competiciones como la Champions, que es donde ahora mismo está el pastel del dinero, han hecho más fuerte a equipos como el Atlético de Madrid, Sevilla o Villarreal, y han situado al Valencia en el pelotón de la clase media.
«Estamos en un momento histórico para el Valencia Club de Fútbol y hay que vivirlo con intensidad», proclamaba Aurelio Martínez ante la grada de Mestalla en aquel mayo de 2014. Aquel papel de colaborador necesario le valió a Martínez la insignia de oro y brillantes del Valencia el mismo día que la recibieron el utilero Bernardo España 'Españeta' y el auxiliar médico Pepe de los Santos. Nunca un reconocimiento estuvo tan descompensado y nunca la afirmación de Vicente Peris, recordado gerente del club, de que al Valencia se iba a servir y no a servirse resonó con tanta fuerza.
Aurelio Martínez | EXPRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN
El reparto del dinero de la televisión por parte de la Liga es lo único que sostiene el plan de Lim, mientras que el dinero por patrocinadores y abonos también se queda muy lejos de lo previsto, en concreto, más de 31 millones de euros. Salvo, en su día, apuntaba que decenas de multinacionales estaban interesadas en invertir en el Valencia, y la realidad es que más allá de una empresa de teléfonos móvil de segunda fila y una firma de alquiler de coches en apuros económicos son de lo poco que han manchado la camiseta. Hasta tiene cierto toque romántico del relato del actual Valencia.
«Gracias de corazón a Peter Lim por haber aguantado lo que mucha gente no habría aguantado. Lim va a firmar la transacción más grande del fútbol mundial», aplaudía Salvo, sin saber que un año después su patrocinado lo despediría, porque el empresario fue víctima de su propia mentira.
Aurelio Martínez | EXPRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN
El Valencia transita con un fondo de maniobra negativo de 144 millones de euros y con una deuda a corto y largo plazo de más de 367 millones de euros. El club debe más de 90,4 millones de euros a Bankia con la hipoteca de Mestalla y el 43% de los derechos de televisión como garantía. A Caixabank, 13,4 millones, con la hipoteca del estadio y el 92% de la publicidad estática como garantía. Además de 6 millones al Ayuntamiento de Valencia con la hipoteca del Nuevo Mestalla como soporte. También hay una póliza de crédito con Caixabank de más de 6,5 millones con los abonos como garantía (excepto los palcos) y más de 40,7 millones de euros de deuda con Rigths and Media Fund, que se cobraría los derechos de televisión hasta 2025/26 y las ayudas al descenso en el caso de que el Valencia no cumpliera. La deuda con CVC, el grupo inversor que buscó la LaLiga para sostener a los clubes, ahora mismo es de 34,3 millones de euros, a lo que hay que sumar los 10 millones de las fichas de los jugadores en los pagarés. Esta es la realidad económica de la entidad de Mestalla.
Esta realidad contrasta con la hoja de ruta que vendió Aurelio Martínez en mayo de 2014: «De los veinte criterios (del proceso de venta), Meriton cumplía 19. Con la propuesta de Meriton, al quinto año el Valencia CF tendría 28 millones de deuda, paga toda la deuda de la Fundación y da seis millones adicionales para sus actividades propias. Si nadie compra la parcela de Mestalla, él (Lim) pone dinero de alguna de sus empresas. Es el Valencia el que vende la parcela y por tanto esos 150 millones son patrimonio para el club». Casi todo esto el tiempo ha demostrado que es la mentira de Meriton.
Lim no ha construido un estadio que transita entre los despachos de varias consellerias y despachos del Ayuntamiento sin una solución. Los políticos incluso han visto la oportunidad de usar el proyecto como arma electoral porque para las elecciones de mayo, autonómicas y municipales, todo vale.
Ocho años después, por el camino se han quedado los mejores jugadores. Lim ha convertido el club en un escaparate para poner en el mercado futbolistas con el fin de cuadrar las cuentas. El banquillo es una ristra de entrenadores, de desigual nivel acorde a la anarquía del proyecto. Por el club han pasado personajes de discutida catadura moral, como Anil Murthy, y el mando a distancia que dirige el club sigue a más de 13.000 kilómetros.
«El tramposo llama tramposo al que no es tramposo. La unión es lo que nos va a hacer grandes, lo que vamos a transmitir a los jugadores. A todos nos une el Valencia CF. Millones de murciélagos unidos haremos que nuestro equipo sea invencible y eterno». Ni Salvo sería capaz de creer, ocho años después, lo que es el Valencia de Lim.
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