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Un mes entero lleva el Valencia en pleno mercado de verano y la sensación que tiene el aficionado es que el equipo se sigue empequeñeciendo. ... El clima que se respira es el de pavor por lo que pueda pasar en agosto, ya que el Valencia debe vender por 20 millones de euros para cumplir con sus hitos financieros y Peter Lim no autoriza a más refuerzos hasta que haya salidas.
El caso Samu Castillejo sigue sin resolverse y se abren ahora cuatro frentes que demuestran que las órdenes del magnate de Singapur llevan a un club histórico a sentirse como un equipo de la zona baja, que se conforma con descartes de otros clubes y que tiene que vender a sus mejores promesas para no alterar la famosa «sostenibilidad económica» a la que tanto aludió Miguel Ángel Corona durante la pasada temporada.
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Y es que hay que referirse a las palabras del director deportivo de hace meses porque el mismo no ha hecho apenas declaraciones públicas en lo que llevamos de verano —en la presentación de Stole Dimitrievski y Rafa Mir eludió las preguntas comprometidas yéndose por las ramas— y tampoco hizo el club una valoración de final de temporada a sabiendas de que las críticas iban a llover por todos lados.
Así lo decidió Lim y así lo cumple el 'Local Management'. Otros clubes, cuando presentan a sus jugadores, postran al director deportivo y/o el presidente ante los medios para aclarar todos los temas de actualidad. En el Valencia, por ejemplo, avisan para dicho acto con una hora de antelación, por lo que las comparaciones son siempre odiosas.
En cuanto al capítulo de entradas se refiere, el principal favorito ahora mismo para reforzar la plantilla del Valencia es el levantinista Dani Gómez. Un nombre que no despierta ilusión en el valencianismo. Y es que al fin y al cabo, no deja de ser un jugador que en la pasada temporada no terminó de brillar en Segunda y que apenas marcó cinco goles. Baraja es su valedor, ya que le conoce del Tenerife, pero de aquello hace ya cinco temporadas y pocas esperanzas hay en que el chico termine de explotar.
De hecho, se entiende que de llegar a Mestalla, ocuparía el rol de tercer delantero, por detrás de Rafa Mir y Hugo Duro, actuando como revulsivo suplente. No todo es malo, lógicamente. Cumplirá con los estándares económicos que pide Lim, ya que su ficha no es muy elevada y el coste de la operación será ínfimo. El salario del madrileño ronda el millón de euros brutos, por lo que entraría dentro de la mencionada «sostenibilidad económica» con la que se escudaba Corona.
Por otro lado, el Valencia negocia la gran venta del verano que solucione de una tacada la tesorería. Se esperaba que fuese Giorgi Mamardashvili, pero el mercado de porteros no se mueve y hay que pivotar. El elegido ha sido Javi Guerra y ya han llegado ofertas del Girona, que quiere apostar fuerte por el de Gilet para su proyecto Champions, y quién sabe si, en un futuro, utilizar al club catalán como trampolín para que acabe en el Manchester City.
La Real Sociedad también está al acecho, ya que considera a Guerra un buen sustituto de Mikel Merino, que terminará saliendo de San Sebastián más pronto que tarde. Para esto ha quedado el Valencia de Lim, para que dos equipos históricamente inferiores, se peleen por fichar a la perla blanquinegra, ante la incapacidad del club de retener a su mayor talento joven en años.
Otro caso que sigue criogenizado es el de Luis Rioja. El extremo zurdo que tanta falta le hace a este Valencia no termina de llegar por una simple razón: hasta que no se llegue a un acuerdo para rescindir el contrato de Samu Castillejo, no podrá entrar. Así lo ha ordenado Lim, que no se fía de que llegue primero Rioja y luego no salga Castillejo, y le salga la fiesta el doble de cara. Quiere primero al malagueño fuera para autorizar la llegada del jugador del Deportivo Alavés, que con el paso de los días, empieza a cansarse de la inactividad del Valencia y podría considerar otras ofertas que tiene sobre la mesa, como las del Mallorca y Osasuna.
Todo puede pasar, pero con el paso del tiempo, la 'operación Rioja' empieza a parecerse más y más a lo que sucedió en invierno con Carlos Vicente, que no esperó al Valencia y su indecisión y acabó firmando, precisamente, con el Deportivo Alavés. Un fichaje que se le escapó al club por la inacción de su máximo accionista, que se negó a autorizar un refuerzo con un coste bajísimo que hubiese permitido al equipo luchar por entrar en Europa.
Pero también hay cosas positivas en el Valencia. Sí. Giorgi Mamardashvili se queda —o eso parece— por ahora. El gigante georgiano reapareció este martes por Paterna tras sus vacaciones y las pruebas médicas y se puso los guantes para empezar a competir con Dimitrievski. Y competición habrá poca, porque el georgiano es indiscutible. Si está, jugará. Y eso crea un bendito problema.
¿Ahora que pasa con Dimitrievski? El normacedonio tiene una cláusula de escape, de unos tres millones de euros, por si finalmente se queda Mamardashvili y se ve obligado a ser suplente. El Valencia podría sacar rédito económico a su fichaje, pero se quedaría cojo para cuando, inevitablemente, el próximo verano se acabe marchando Mamardashvili. Es decir, pan para hoy, hambre para mañana. Mucha tela que cortar todavía en agosto antes del cierre del mercado, pero el Valencia preocupa a la afición.
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