«No sé si tengo la fuerza de cambiar el grupo. Yo pienso que en este momento no se puede cambiar radicalmente en 2 o 3 días. Tengo que saber lo que está pasando, por qué el equipo a la mínima se viene abajo». Estas palabras las pronunció Gennaro Gattuso después de la sonrojante eliminación de Copa del Rey frente al Athletic. Esto ocurrió el jueves 26 de enero y tres días después, el equipo perdía contra el Valladolid. Algo más de 48 horas después, el club anunciaba la marcha consensuada del técnico italiano y daba por iniciada la octava etapa de Voro González como entrenador salvavidas. Una semana después, el de l'Alcúdia ya muestra síntomas de agotamiento similar al de Gattuso que se resumen en la lapidaria frase que pronunció tras la derrota contra el Girona: «No puedo hacer más».
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Voro ha llegado al mismo punto que Gattuso en siete días y en dos partidos, en los que el Valencia ha caído contra el Real Madrid y en Girona. Está a un mismo punto de los puestos de descenso, hundido en la posición 17 de la Liga. La diferencia es que el equipo ha gastado la bola extra del encuentro aplazado por la Supercopa y el resto de rivales con los que compartía situación han dado un paso adelante esta jornada. Sólo la derrota del Cádiz en San Mamés ha impedido que el Valencia entre en la zona roja.
Como en cada partido, el mejor con Voro es Mamardashvili. Y las paradas a veces increíbles del georgiano sólo dan para evitar goleadas. Se vio en Montilivi y también evitó el 1-0 nada más empezar en el Bernabéu, que habría allanado el encuentro para el Real Madrid. Con el técnico de l'Alcúdia ya no hay obsesión por sacar el balón jugado desde atrás, algo de lo que ya había desistido Gattuso en el descanso del partido de Copa.
El italiano argumentó que el equipo no podía cambiar en 45 minutos lo que llevaba trabajando desde el verano. Pero puso a su Valencia a sacar el balón en largo y el resustado fue el que fue, ya no sólo en la segunda mitad ante el Athletic, sino también contra el Valladolid. Y Voro ha intentado juntar más las líneas, hacerse fuerte, aguantar el resultado esperando la oportunidad… para igualmente cosechar sendas derrotas en el Bernabéu y Montilivi.
Voro se ha dado cuenta en siete días, por ejemplo, que no tiene centrales de garantías: no ha repetido ninguno de los cuatro en dos partidos. En Madrid jugaron Diakhaby y Paulista, que fue noticia por su conocida entrada a Vinicius, y en Girona, Genk y Comert. En Montilivi se concedieron un buen puñado de remates francos dentro del área y sólo Mamardashvili y la falta de puntería del rival evitaron que el Valencia sufriera una goleada.
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«Si tenemos en cuenta los últimos 6 partidos seguramente seamos el peor equipo. pero eso no vale para nada. Quedan 18 jornadas y es nuestro deber cambiar esto», argumentó Voro el domingo: «El bloqueo mental que muchos equipos tienen en fases de las temporadas es lógico en nuestra situación deportiva. el aspecto mental es algo que también es fútbol. Yo a los jugadores les veo que quieren, no hay brazos caídos, no hay mal ambiente en el vestuario. sabemos el problema que tenemos y a partir de ahí hay que trabajar». Gattuso señaló en los últimos días antes de marcharse que percibía miedo en algunos futbolistas, especialmente en Mestalla.
Ambos entrenadores son conscientes de que más allá de la línea defensiva, el equipo tiene un centro del campo muy justo, con jugadores sin experiencia. Uno de los más criticados es Guillamón, a quien el técnico conoce de muchos años al ser canterano y al que intentó reforzar después de la derrota en Montilivi: «Yo a Hugo lo veo responsabilizado de la situación. el rendimiento no se debe solo por el aspecto mental. venía de estar muchos partidos sin jugar y ahora está bien, el otro días en el Bernabéu estaba muy bien. El problema no es Guillamón, es colectivo».
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Voro apela a la responsabilidad para seguir en el cargo y a que ahora el equipo tiene «una semana limpia» para trabajar y afrontar el partido contra el Athletic. Pero lo cierto es que sus palabras denotan un agotamiento prematuro, quizás por el hecho de haber asumido un rol al que ya no quería volver. Y porque además, de las ocho veces, esta es en la que peor han empezado las cosas con diferencia: sólo en una ocasión debutó con derrota en Liga (ante el Athletic tras la destitución de Celades), pero nunca lo había hecho con dos partidos seguidos perdiendo.
El de l'Alcúdia sabe que este Valencia da para lo que da y ya admitió en su primera comparecencia que es consciente lo que significa sufrir un descenso. «Se me dio la confianza de que el equipo podía salir de esta situación pero ya se sabe cómo es el fútbol, el club tiene que tomar las mejores decisiones para que el equipo mejore y eso puede ser mi salida si en un futuro hace falta. Eso no quiere decir que me borre«, asegura Voro, en cuyo perfil nunca ha entrado alzar la voz quejándose por la configuración de la plantilla o la ausencia de fichajes. Tampoco tiene sentido. Principalmente, porque el mercado está cerrado y sólo podría venir algún futbolista en paro, pero también porque conoce de sobra la forma de proceder de Meriton.
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