Si hay una pregunta que Ángel Domínguez Durán ha tenido que responder mil veces en sus 23 años de vida es cómo puede ser que siendo sevillano, vecino del barrio de La Macarena y cofrade de la Hermandad de San Esteban su pasión sea el Valencia ... . Siendo un niño fue testigo del título de Liga de 2004 en el Pizjuán, el de la carrera de Vicente, el palmito sobre el césped y el inicio del doblete. Era el primer día que veía en directo al equipo de su vida. Tenía cinco años. Allí captó el interés de un reportero ya que estaba en la grada, con la camiseta de la Senyera, junto a su madre, Rocío, y su hermana. Las dos sevillistas y de riguroso blanco. «Me preguntó, al verme tan chico vestido del Valencia, por qué era de ese equipo y mi respuesta fue que yo no tenía corazón, que ahí tenía el escudo del Valencia», admite. Tras el título, Jaume Ortí le cogió en brazos y le regaló una bufanda, que guarda como uno de sus grandes tesoros en el santuario valencianista de su habitación.
Lo de Ángel es pura atracción por un escudo. Marce, su padre y transportista de profesión, apareció un día por casa con otra bufanda, con el escudo del Valencia bien grande, que le había regalado un compañero en un viaje. De padre bético y madre sevillista, hacían el juego en casa de ponerle al niño delante de la cuna, con cinco o seis meses, las tres enseñas (Sevilla, Betis y Valencia) ... y Ángel siempre cogía la del escudo del murciélago. «Si poníamos sólo las del Betis y Sevilla directamente se quejaba», desvela Rocío, que relata el momento en el que ya tuvo claro que lo de su hijo con la entidad de Mestalla iba a ser un amor para toda la vida: «La condición que me puso para hacer la comunión fue que tenía que ir vestido del Valencia. Al final le convencí que no podía ir con el equipaje y lo que le hice fue bordarle en el traje azul marino el escudo del Valencia. El fotógrafo nos animó a contarle al club la historia porque nos dijo que estuvo muy serio toda la sesión y le cambió la cara cuando vio la chaqueta con el escudo naranja bordado». Ángel ya llevaba unos años coleccionando corbatas del equipo, que le entregaba algún directivo o jugador cuando iba a visitar los hoteles del Valencia cuando jugaba en Sevilla, porque siempre decía que iba a tomar la comunión con una de ellas. El Valencia le envió, en 2008, una junto a una carta firmada por Juan Soler para que la estrenara tomando la comunión con ella. «Iba con la chaqueta abierta para poder enseñar la corbata, que le venía grande», sentencia su madre.
Tras ir quemando etapas en el colegio, comprendió que era diferente al resto de sus amigos. En una ciudad partida en dos mitades, donde incluso ser culé o madridista es ser minoría, todos los días desde que tiene uso de razón lleva alguna prenda del Valencia cuando sale de casa: «Soy uno de los raros. Cuando me fui haciendo mayor me di cuenta que iba a ser diferente a todos. La mayoría de mis amigos son del Betis o del Sevilla y todos me tienen cariño. Al final siempre salgo ganando porque por ejemplo en 2019 todos eran del Valencia porque iban contra el Barça». Hace tres años asistió a la final del Villamarín invitado por la Tertulia Torino. Para la de La Cartuja no tiene entrada, pese a que es uno de esos valencianistas por el mundo a los que apeló el club para justificar alguna de las partidas de los 8.000 billetes que no han salido a la venta. Fundador de la peña valencianista 'No ni Ná', que se inauguró el día previo al último título copero, se muestra muy claro cuando se le pide su opinión sobre la gestión de Meriton: «No quiero que ningún club pase por nuestra situación porque no están haciendo las cosas de forma correcta. Si quieren apostar por el Valencia que lo hagan de verdad, no pueden decir cuando vinieron que iban a hacer una inversión deportiva fuerte y ahora dejarnos de lado. Cada vez venden más jugadores y devalúan el proyecto deportivo. Destruir ese equipo ganador que teníamos con Marcelino y Mateu Alemany no tiene perdón. Nos han hundido. Me hubiera gustado estar en las manifestaciones. No entienden que el Valencia no es un negocio, es un sentimiento».
Su pasión por el club ha trascendido a sus planes de vida. Camarero de profesión, está ahorrando para irse a vivir a Valencia, donde ya tiene muchos amigos. Hasta su devoción como nazareno, tras enjugar las lágrimas por no poder cumplir la estación de penitencia el pasado Martes Santo por la lluvia, le lleva hasta orillas del Turia: «La virgen de San Esteban es la de los Desamparados, igual que la patrona de Valencia. Todos los años lleva un detalle de la Geperudeta y en mi medalla de la hermandad la llevo conmigo».
Ángel es una especie de talismán cuando presencia un partido de su equipo (urge conseguirle una entrada). Hace tres años estaba en la grada de Mestalla en la vuelta de las semifinales de Copa contra el Betis «y ahí ya era mayor para tener todos los recuerdos en la cabeza, fue un día maravilloso», reconoce que la afición sevillista le tiene más manía al Valencia que la del Betis, con el gol de Mbia como detonante, y es un antídoto contra todo el que sea pesimista para el partido. Lo tiene claro: «Vamos a ganar 1-2. Bryan Gil va a meter el primero y Hugo Duro el segundo. Que la afición no pierda la esperanza, que piensen en los valencianistas que estamos fuera y que nunca bajamos la cabeza ni giramos la cara. El Valencia siempre será campeón. Siempre». Palabra del murciélago de Sevilla. El guardián de San Esteban.
En LAS PROVINCIAS queremos celebrarlo como merece y si el Valencia CF gana la Copa del Rey te regalaremos 6 meses GRATIS de nuestra suscripción digital. Para más información haz clic aquí.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.