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T. C. J.
Lunes, 25 de febrero 2019, 00:39
Jeison Murillo cumplió, punto por punto, con todos los detalles habidos y por haber cuando se firma por un nuevo club. No contaba con él Marcelino, así que al colombiano se le abrió la opción de fichar por el Barcelona. El colombiano viajó a la Ciudad Condal, puso la mejor de sus sonrisas y soltó el tópico: «Hace dos años ya dije que me pondría la camiseta del Barcelona. Se me cumple un sueño y vengo con la intención de ayudar al equipo en lo posible». Dentro del valencianismo prácticamente nadie entendió que Murillo no apareciera ni cuando los centrales titulares sufrían molestias y tampoco en la afición culé se explican las causas de la llegada de un jugador al que Valverde sólo ha dado dos partidos de catorce posibles.
De entre la abultada nómina de futbolistas cedidos por el Valencia, quizás el caso de Murillo es el más sorprendente. El Barça pagó dos millones para tenerlo hasta final de temporada, reservándose una opción de compra de 25 'kilos' que, visto lo visto, no va a ejecutar. Murillo, en principio, debe regresar en verano al Valencia y lo tiene crudo si Marcelino continúa al frente del conjunto blanquinegro.
Tampoco el técnico guarda demasiada fe a Ruben Vezo o Aymen Abdennour, aunque los casos de ambos centrales son muy distintos. Marcelino optó por ceder al portugués para contratar a Roncaglia en un movimiento de hombre por hombre y Paco López lo está aprovechando en el Levante. Vezo tiene contrato en Mestalla hasta junio de 2020 pero si mantiene su importancia en Orriols es un hecho que Quico Catalán y compañía intentarán comprar al jugador. El de Abdennour es un problema mucho más grande por el sueldo que en su momento se le firmó desde el Valencia. El tunecino no ha jugado ni un minuto esta temporada con el Olympique de Marsella, donde Abdennour lleva ya dos campañas. Alemany y Longoria deben buscar un destino para el central, sin sitio en el Valencia.
Si Abdennour acumula varios años protagonizando la cara más amarga del fútbol, Uros Racic aprovecha cada segundo en el Tenerife para demostrar que la apuesta veraniega de Longoria era acertada. Racic jugó en Segunda B con el Mestalla, pero necesitaba un salto de categoría para desarrollarse. «Cuando salió todo el estadio se puso en pie y eso lo he visto yo aquí pocas veces. En el resto de partidos ha estado inmenso. Tiene nivel para el Valencia y a nosotros nos ha dado un plus de fútbol y de carácter competitivo que ha redundado en beneficio de todo el colectivo», dijo José Luis Oltra, técnico del Tenerife, sobre el jugador serbio. Racic, por cierto, marcó ante el Mallorca en la última jornada.
A Simone Zaza le puso Marcelino una cruz y al italiano, adorado por la afición, no le quedó más remedio que regresar a Italia. En el Torino está cuajando una mala temporada (un gol en 20 partidos) pero la opción de compra es obligatoria y el Valencia cobrará unos 14 millones de euros por el delantero. Los cedidos más jóvenes, mientras tanto, intentan aprovechar los minutos que les van brindando. Medrán ha enganchado en el Rayo su segunda cesión consecutiva (ya estuvo en el Alavés) mientras que Álex Blanco salió del Mestalla para vivir su primera experiencia en Primera con el Alavés. Nacho Gil gana espacio en el Elche después de pasarse seis meses sin jugar.
En sentido contrario está pendiente el Valencia de otros tres futbolistas que estarán en verano entrenando con la camiseta blanquinegra. Uno, Salva Ruiz, listo para regresar a casa tras su paso por el Mallorca. Otro, el prometedor central del Tenerife Jorge Sáenz. El tercero, un Manu Vallejo que está triunfando con el Cádiz.
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