Murthy cumple un año sin cerrar la grieta con la afición tras mandar callar a Mestalla

Ha tenido tiempo (un año) y recursos (tiene varios asesores personales) pero no la habilidad -o la intención- para solucionarlo. Anil Murthy cumple hoy un año sin cerrar la grieta que él mismo se encargó de abrir con la afición del Valencia al mandar callar a la grada de Mestalla en pleno partido contra el Alavés y después de que el público cargara contra la gestión de Meriton. Aquella tarde, el presidente del club se encargó de escribir una de las páginas más tristes de la historia de los dirigentes blanquinegros, alguno de los cuales tuvieron que soportar también episodios difíciles mientras estaban sentados en su butaca del palco. Y lo peor es que lejos de admitir su error, se enrocó en argumentos para amortiguar el enfrentamiento.

De hecho, un par de horas después de que estallara la polémica por ese gesto del presidente, observado con cierta incredulidad por Mateo Alemany un par de butacas a su izquierda, el club emitió un comunicado informando que los servicios jurídicos de la entidad habían trasladado a la policía las graves amenazas, algunas de ellas de muerte, recibidas en las últimas horas en el teléfono móvil del presidente.

Doce meses después, Murthy ha incrementado todavía más su distancia social con la afición valencianista hasta el punto de tener a la Agrupación de Peñas totalmente en contra ya que pidieron por escrito su dimisión. Se han creado diversos movimientos y han nacido varias plataformas y hasta se han producido manifestaciones de repulsa no sólo contra el dirigente sino contra la gestión de Meriton.