cayetano ros
Jueves, 20 de mayo 2021, 23:26
Algún día se estudiará en las clases universitarias de Sociología. Banderas valencianistas en los balcones de la ciudad. Camisetas de la 'Senyera' colgadas por sorpresa ... en cualquier rincón (It must be love 86). Más de 6.000 aficionados en la manifestación del 8 de mayo contra Peter Lim, inédita en la historia del fútbol, frente a los apenas 2.600 del último encuentro contra el Eibar en Mestalla. Los asistentes al partido distinguieron el grano de la paja: la bronca a Anil Murthy, el cariño a los jugadores. La clase política tomando posiciones contra el máximo accionista: el PSPV y el PP en un lado y Compromís buscando su sitio tras haber sido muy mal asesorado. Frente a descreídos, cenizos y colaboracionistas, que preguntan a cada paso dónde está el dinero, el valencianismo avanza. El dinero no está, pero sí la energía, la fuerza y la determinación para cambiar las cosas. 'E la nave va'. Dos liderazgos generacionales han surgido entre la hinchada en medio de esta enorme crisis institucional.
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Queralt pone velocidad de crucero. Seducido por los regates de Wilkes, la personalidad de Pasieguito y la clase de Claramunt, Juan Martín Queralt, de 76 años, ha decidido dar un penúltimo servicio al tesoro más querido de su infancia. Y es un servicio jurídico al instar a las autoridades, Ayuntamiento y Generalitat, a anular la ATE sobre el nuevo estadio y, de paso, poner contra las cuerdas a Lim. El informe del consistorio ya ha dado el primer paso. La credibilidad de Queralt, viejo profesor de Derecho Financiero, le permite moverse entre las altas esferas. Y su buena relación con Isidre Fainé, expresidente de Caixabank, principal acreedor del VCF, juega a favor de una solución global.
La frescura de Libertad VCF. Los pequeños grandes éxitos de Libertad VCF consisten en haber pasado a la acción en su pelea por recuperar el Valencia. Están en la calle para censar el 1,4% de las acciones de la sociedad, avanzar en una demanda contra la última junta de accionistas del club; y, no menos importante, organizar una manifestación pacífica contra los gestores de Singapur. Al frente, un ingeniero informático de 41 años, José Antonio Pérez, con la cabeza bien ordenada, y un trabajo de gigante a lomos de este grupo empeñado en el proceso de democratización del Valencia CF. Sus fuentes de inspiración futbolística fueron el temple de Fernando Gómez Colomer y los gambeteos de Pablo Aimar.
Ejecución subsidiaria. Los pagos del club a corto plazo son escalofriantes: las nóminas de los jugadores, el crédito con Caixabank y los préstamos con el dueño. Anulada la ATE, además, la Administración dispone de la posibilidad de exigirle a Lim el depósito de 160 millones de euros necesarios para acabar el estadio, el centro deportivo y la urbanización de la zona. De no hacerlo, Lim se enfrentaría a un posible concurso de acreedores, epílogo del especulador asiático en tierras valencianas. Por ese tránsito pasaron antes el Atlético de Madrid, el Levante y el Tenerife sin sufrir graves daños. Al revés: salieron reforzados. No es lo deseable, pero hasta el propio Lim barajó esta salida en su entrevista al Financial Times.
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Bordalás a la espera. Nadie se fía de Anil Murthy en el mundillo de los entrenadores, pero las ganas de Pepe Bordalás por entrenar al Valencia y su condición de técnico dotado para moverse en contextos difíciles lo convierten en el candidato mejor situado para el banquillo valencianista. El reto para él o para cualquier otro es blindarse ante la epidemia de los gestores de Singapur. Si es que siguen.
Brines y Tardor. Además del desafecto de sus aficionados, de los entrenadores, jugadores e incluso de las autoridades, Meriton también se lleva mal con la cultura. Solo después de una catarata de críticas, Murthy ha reconocido al ilustre valencianista Francisco Brines, de 89 años, premio Cervantes 2020 de las letras castellanas. El desprecio ha caído a su vez sobre el grupo Tardor, autor de ‘És això el que ens fa grans’, himno oficioso del Centenario (así lo adoptó la hinchada en la final de Copa ganada al Barça en Sevilla en 2019), que ni siquiera ha podido ser escuchado todavía en Mestalla. La cultura y Meriton forman un oxímoron.
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