Héctor Esteban
Domingo, 15 de febrero 2015, 16:19
José Luis Gayà es el penúltimo jugador del racimo de laterales izquierdo que ha dado el Valencia desde los tiempos de la transición. El equipo de Mestalla ha cargado su peso en la zurda. La cantera se ha convertido en una producción en cadena de diamantes en bruto deseados por los grandes equipos de Europa. No es fácil presentar casi en serie a talentos naturales del lateral izquierdo. Gayà, Bernat, Jordi Alba son las últimas muestras de un botón que heredan la historia que comenzaron a escribir hace muchas décadas jugadores como Vidagany o Mestre. En la derecha, con la excepción de Curro Torres, la producción no ha sido de calidad suprema.
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El pasado más reciente es Pepe Cerveró. El lateral izquierdo se crío en el Mestalla para subir al primer equipo con la inercia de un tipo que por encima de todo cumplió con la honradez y el trabajo como seña de identidad.
Cerveró debutó en la campaña 1973-74, en plena resaca del último título de Liga y con el Valencia en pleno proceso de reinvención interna. Pronto se hizo dueño del número 3 y cumplió sin más ruido que el de su compromiso cada fin de semana con el escudo del murciélago. El de Real de Montroi creció al mismo nivel que el Valencia, que cerró la década con la Copa del Rey ante el Real Madrid y con Cerveró en el once titular.
1973-1983
Durante una década fue casi insustituible en el lateral izquierdo. Un jugador de equipo, cumplidor hasta el cum laude. Con menos proyección mediática que muchos de sus compañeros. Fue titular en la final de la Copa del Rey de 1979. La explosión de Tendillo movió a la banda a Botubot y Cerveró comenzó a despedirse.
El protagonismo del lateral decreció sin ruido, de la misma manera que llegó al equipo. La explosión de Tendillo -entonces el mejor central joven de Europa- llevó a la banda a Manolo Botubot con Cerveró como damnificado. Su última temporada en el Valencia fue la de 1982-83, la del casi descenso.
Esa temporada, en enero, aterrizó en Mestalla desde el Hércules el catalán Adjutorio Serrat como uno de los remedios a los males. Un lateral cumplidor pero a años luz del carisma de Pepe Cerveró.
1983-1989
Un producto de la cantera que subió al Valencia en los tiempos difíciles previos al descenso. La Segunda División fue su trampolín para ser un hombre clave en el Valencia durante las primeras temporadas en la vuelta a Primera. Un lateral muy sacrificado en la marca, pegajoso y sin florituras en el juego. Para eso ya estaba Quique en la derecha. Terminó en el Tenerife.
Con el Valencia inmerso en la mayor crisis deportiva de su historia -aliñada con los males económicos que colaboraron para el posterior descenso- el lateral izquierdo comenzó a sentir una crisis de identidad con los últimos destellos de Botubot y la inconsistencia de Serrat.
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Mientras tanto, sin hacer ruido, la fábrica del Mestalla pulió a un lateral izquierdo bravo, peleón y con un hoja de ruta muy similar a la de Pepe Cerveró. Desde Moixent llegó Salvador Revert, que fue como un guadiana en sus inicios en el club. Convivió en la temporada 1983-84 con Botubot y Serrat. Incluso llegó a jugar 18 partidos de Liga para desaparecer al año siguiente. Volvió al filial.
2009-2012
El primero de la gran hornada de laterales izquierdos que ha alumbrado la cantera de Paterna en esta década. El catalán llegó a Valencia después de que le enseñaran la puerta de salida en La Masía por bajito. Se reinventó tras empezar como interior. En el Valencia se hizo internacional y el Barcelona volvió a por él c omo uno de los grandes laterales de Europa.
La vuelta a empezar le hizo otra vez un hueco en el equipo en septiembre de 1985 para iniciar la temporada del descenso. El Valencia ese año fichó del Málaga a Muñoz Pérez, un lateral izquierdo del montón y que unos años después terminó en el Real Madrid en uno de los episodios más sobresalientes del surrealismo futbolístico. Revert no fue un fijo. Muñoz Pérez y Voro le taponaron la titularidad. El caso del defensa de lAlcúdia se pareció mucho a la reconversión de Botubot. Arias y Tendillo dominaron una zona a la que también opositaba un jovencísimo Fernando Giner.
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La temporada en Segunda División consagró a Revert, un indispensable para Alfredo Di Stéfano. La salida de Tendillo al Real Murcia ayudó también a fijar el nuevo dibujo con dos laterales puros. El de Moixent fue fundamental en la banda izquierda durante las siguientes dos temporadas en Primera. Lo jugó casi todo. Trabajador, abnegado en el esfuerzo y con una capacidad de lucha descomunal. Incluso llegó a lucir el brazalete de capitán en alguna ocasión. Revert estuvo de Selección, aunque jugadores como Camacho y Jiménez le taparon el paso. En el verano de 1989 el Valencia le ofreció un año más de renovación. Revert hizo las maletas para irse a Tenerife con tres campañas por delante y un buen contrato. En Canarias mantuvo el listón del rendimiento en sobresaliente hasta que la poesía de Jorge Valdano no entendió la prosa del valenciano. Era un fútbol distinto.
2011-2014
Al igual que Alba es otro de los jugadores que mutó de notable interior a excepcional lateral. Tiene mucho recorrido en el campo además de gol. Cuando se descorchó el tapón de Guardado se desparramó la calidad de Bernat. Hoy, en el Bayern de Guardiola es la gran sensación de la Bundesliga. Él y Alba ocupan el lateral izquierdo de España. Tendrán que estar atentos a la irrupción de Gayà.
La salida de Revert le abrió la puerta a Torres, al que sólo se le recordará por su expulsión ante el Oporto en la que fue la gran y única noche de Emilio Fenoll con su triplete. A partir de ahí el Valencia inició una travesía por el desierto en la búsqueda de laterales izquierdos lejos de Paterna. Los que llegaron dieron más resultado después en otros equipos que durante su etapa en Mestalla.
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Leonardo y Romero
Los casos más paradigmáticos son los de Leonardo y Romero. El brasileño cabalgó la banda izquierda de Mestalla para deleite de la grada. Dio la sensación de que los mandamasés nunca vieron la perla que había en la plantilla. Era el relevo natural de Branco e incluso podía jugar de ala. Lo de Romero fue otra canción. Llegó del Logronés para hacer el Valencia campeón de Roig, se purgó después en el Mallorca en aquel traspaso a granel y triunfó en el mejor Deportivo de la historia.
Juan Carlos y Sietes, dos fracasos de campanillas, ayudaron al desaguisado. Paterna no produjo lo esperado y hubo que buscar fuera para blindar el lateral izquierdo. Carboni se convirtió en uno de los estandartes del gran Valencia de principio de siglo, con la notable ayuda de jugadores como Juanfran y Fabio Aurelio, un brasileño con tanta calidad como cristal en sus piernas. Otros inventos como Gerardo vivieron su momento de gloria en la final de la Liga de Campeones y algunos como Fagiani convirtieron su fichaje en kafkiano.
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2013-?
Es la gran perla del Valencia. Por encima de los fichajes de esta temporada a golpe de talonario, el de Pedreguer es el principal jugador franquicia del equipo de Mestalla. El Real Madrid ya ha preguntado por él y el Valencia negocia para renovarle con una cláusula de muchos millones de euros. Gayà se presenta como la versión mejorada de Alba y Bernat y apunta al lateral izquierdo de España.
Durante esas temporadas posteriores a Revert se intentó sin éxito repetir la fórmula Btubot con jugadores como Téllez e incluso Pep Serer. No funcionó. Por el carril izquierdo pasearon con cierta dignidad tipos con Moretti -que también jugó como central- mientras que para los horrores de la historia quedan José Enrique y Vicente Verdejo, que nunca debutaron; un estrafalario Thiago Carletto, del que aún buscan el balón que tiró en una falta ante el Málaga desde cincuenta metros y vividores como Asier del Horno, tan bueno como indisciplinado. David Cerrajería fue otro producto de la cantera, de un buen filial. Llegó en tiempo de pruebas y falta de estabilidad.
El camino de los Vidagany, Mestre, Cerveró y Revert lo siguió con muchos años de diferencia Jordi Alba, el primero de la excelente hornada de laterales izquierdo del Valencia de pasado, presente y futuro. El catalán criado en Paterna hizo la selectividad en el Nàstic en modo cesión para saltar al primer equipo en la 2009/10. Se hizo con el puesto, desplazó a Mathieu y salió al Barcelona por 14 millones de euros.
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Por detrás presionaba Bernat, como un tren bala. Unai Emery lo encumbró y lo hundió en tan sólo media parte en el partido inaugural de la 11-12 ante el Racing para recuperarlo muchas jornadas después. Guardado, más por galones que por calidad, estorbó su proyección hasta que la cesión del azteca le abrió las puertas del lateral izquierdo la temporada pasada. Una campaña tan excelsa que obligó al Bayern de Munich a poner 12 millones de euros previa petición de Guardiola.
Una salida sin dolor por el empuje de Gayà, por el que el Real Madrid ha empezado a mover ficha. El de Pedreguer, que a sus 19 años actúa como un veterano, es sin duda el lateral izquierdo con más proyección de Europa. En un futuro, la versión mejorada de Jordi Alba y Bernat.
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La producción no se queda ahí. Salva Ruiz, otro de los canteranos con una proyección probada, acaba de subir al primer equipo, con el que ya ha debutado. La explosión de Gayà ha condicionado el paso a paso de Ruiz, que no aprovechó la temporada pasada la cesión al Tenerife. Allí tuvo una gran oportunidad para crecer. Pero el racimo de laterales izquierdos de la casa no se para aquí. Lato, del juvenil, espera en el horno. Mientras tanto, el Valencia también sigue buscando fuera los perfiles de Botubot. Lo que hoy puede representar Lucas Orban.
El lateral derecho
Mientras por la izquierda la producción ha sido prolífica y de calidad, la banda derecha ha quedado un peldaño por debajo. Sólo Curro Torres triunfó desde la cantera. Su sustituto la temporada del doblete, Javi Garrido, aportó pero sin la continuidad deseada. Puso rumbo a Francia. Las lesiones siempre le condicionaron. Anglomà y Quique, dos estrellas, llegaron de fuera. Reveillere fue un parche y Joel Johnson, un espejismo. Hasta Mendieta transitó por un puesto que en su día ocuparon los valencianos Granero y Aliaga desde Paterna con escaso éxito. La sombra de Carrete fue demasiado alargada para los dos.
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