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Los jugadores celebran la victoria al finalizar el partido.
Negredo brinda la permanencia
Fútbol | valencia cf

Negredo brinda la permanencia

Un gol en el tiempo añadido derrota al Sevilla, liberala angustia de la grada y Mestalla absuelve al Valencia

héctor esteban

Domingo, 10 de abril 2016, 12:52

El gol de Negredo no fue el de Tendillo. Ni mucho menos el de Forment ni el de Baraja. El del central de Moncada sirvió para resucitar. Los otros dos, para enfilar el camino a la gloria. Pero seguro que las sensaciones fueron parecidas. Éxtasis colectivo. Liberación. Ayer, Negredo, en los minutos de la angustia, acertó entre un ovillo de piernas para salvar la temporada. Una de las peores que se recuerdan en la casi centenaria historia del Valencia. La permanencia es un hecho. Oficioso, pero hecho. Primero y fundamental, por la incapacidad de los que ocupan el furgón de cola perdieron los tres últimos y segundo, por los tres puntos que sellan la salvación en una de las campañas más berlanguianas que se recuerdan. Un manual de errores para no repetir jamás.

La grada de Mestalla ha sido quien más ha creído en su equipo. Tan exigente como comprensiva. Ayer hizo lo que le pidieron: animar.La tabla de salvación para el esperpéntico proyecto de Peter Lim, el magnate al que se le colocó al alfombra roja con la Champions como promesa eterna y que ha estado a punto de llevar al Valencia al infierno. Los peligros de teledirigir a miles de kilómetros un sentimiento. Como si el del Comunio se tratara. Durante la semana se cacareó su presencia en su palco de Mestalla. Ni apareció. Tan solo esposa y amigos.

La historia del partido empieza por el final. Cuando todo apuntaba a que el Valencia seguiría con la cuenta de la vieja para la permanencia tras dejarse empatar por un Sevilla de caricatura, Rami decidió arrollar a Parejo en banda izquierda. En el tiempo añadido. El excapitán, que aprovechó el alboroto para adelantarse el balón metro y medio, metió una pelota en el área que se convirtió en una bola de petacos. Rebotó en uno y mil sitios hasta que la engatilló Negredo para marcar el gol de la paz. El del abrazo colectivo de Mestalla. El de la absolución tras las nefasta temporada.

El tanto puso fin al sufrimiento. Se celebró como si se hubiera ganado la Copa de Europa, en esos segundos en los que se pierde la perspectiva real, y blindó la permanencia en Primera. La salvación no es matemática pero el abismo queda a nueve puntos. Meterse de nuevo en el barro del descenso sería motivo merecido para bajar la persiana. No sucederá.

Los jugadores hicieron piña al calor de Negredo. Alguno, como Parejo, se fue a abrazar a Ayestarán. El vasco, en mangas de camisa desde el bofetón de Gameiro a cuatro minutos del final que sirvió para el empate del Sevilla, era presa de sus nervios. De ver cómo un partido que estaba ganado se iba a ir otra vez por el desagüe de la debilidad física de un equipo que nunca llega en condiciones al tramo final del partido. En esta ocasión, la moneda fue cara.

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La primera buena noticia para el Valencia fue la lesión de Piatti en el calentamiento. La conclusión es tan dura como real. Sin el argentino no hubiera aparecido Santi Mina. El gallego se lució. Desde la izquierda. A pierna cambiada. No tuvo la compañía de Siqueira, maniatado por su deficiente condición física. Pero Mina se bastó para que Coke enloqueciera. Por la derecha, el mejor Barragán apareció con la excelente colaboración de Rodrigo. En media hora el Valencia contabilizó más saques de esquina que en toda la Liga. No se remató casi ninguno Mustafi escenificó lo más parecido al peligro pero por lo menos se dibujaron las intenciones de uno y otro equipo. En la primera media hora, los locales tiraron diez veces a puerta. Para frotarse los ojos.

El Sevilla apareció por Mestalla con su peor versión. Emery dispuso el once titular más flojo posible. La mayoría jugadores de relleno en una plantilla muy equilibrada, esa esencia que le falta al Valencia. Entre el simplismo siempre emerge Banega, ese holgazán que suda fútbol. Los andaluces anda más pendientes de la vuelta de la Liga Europa.

Las prisas del Valencia le impidieron sosegar la ventaja. Marcó Parejo de falta tras rebotarle la cabeza el balón en la cabeza a Juan Muñoz. El gol reconcilió al de Coslada con la grada. Las oportunidades cayeron. Poco claras pero suficientes para animar a la grada. Ilusionante. La base del poste escupió un balón de Mina antes de que el árbitro mandara a los jugadores a la ducha. La primera parte es lo más próximo que se ha visto al compromiso en los últimos tiempos. El equipo, con sus limitaciones, supo sufrir para ponerse en ventaja.

Emery sacó a Vitolo tras el descanso. Y movió sus piezas con el plan trazado. Todos los rivales aplican el método Valverde. En el sesenta apareció Gameiro. En el setenta, Konoplyanka. ElValencia empezó a caer. El déficit físico como el pan de cada día. Ayestarán creó un dique de contención en el centro con la apariciónde Enzo. Pero el equipo, que no ejecutó al moribundo, flaqueó para angustia de la grada. A cuatro minutos del final Gameiro se coló entre los centrales para despertar a los fantasmas. La diferencia respecto a Neville es que el equipo no se descompuso a bloque. Se agarró a la supervivencia, donde el tiempo añadido también cuenta. Y ahí, con la suerte de cara, apareció Negredo para marcar y dar gracias al cielo con las rodillas en tierra. Como hizo Siqueira con el pitido del árbitro. El abrazo final del equipo fue como un mundo nuevo.

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