El Valencia CF vence pero no convence

El Valencia CF se ha impuesto por 2-1 al All Star de Nigeria en un encuentro en el que pesa más sobre la balanza la continuidad en los errores que la propia victoria.

Los de Ayestarán volvieron a mostrarse muy frágiles atrás, llegando a conceder un nuevo tanto al equipo rival, una selección de futbolistas de la liga nigeriana cuya cualidad más destacada era la dificultad a la hora de practicar este deporte, hecho que remarca el preocupante, siendo generoso, resultado logrado hoy.

Y es que pocas veces una victoria había tenido un efecto tan contraproducente. En vez de disipar las dudas que arrastraba el juego del conjunto de Mestalla, no ha hecho más que acrecentarlas.

Cierto es que el Valencia arrancó bien posicionado y haciéndose dueño y señor de la pelota, con ayuda o no del adversario que tenía delante, pero al menos se erigió como el protagonista del encuentro. Los blanquinegros tocaban y tocaban el esférico, esperando hallar un hueco en la zaga rival, que se organizaba como podía. En un desajuste de los nigerianos, Gayà colgó el balón en el área y Medrán, que no destaca precisamente por su altura, cabeceó por encima del defensor y ante la salida en falso del guardameta y logró adelantar a los valencianistas.

El tanto prematuro sobre el minuto 10 hacía presagiar una noche cómoda y de festejo para la afición que se había desplazado al estadio Luis Suñer Picó de Alzira. Nada más lejos de la realidad. En un córner botado desde la izquierda y ante un mal despeje de Ryan, el balón quedó a merced de un jugador africano que solo tuvo que enviarlo al fondo de la red.

Comenzaban así a sobrevolar los fantasmas sobre el cielo alzireño. En la memoria de los presentes, los recientes partidos de pretemporada del Valencia en los cuales no había sido capaz de mostrar un juego elaborado, continuo y convincente. Y así sucedió el resto del partido, un equipo dubitativo con miedo a ser juzgado e incapaz de superar a un rival infinitamente inferior.

Y apareció Rodrigo. Por suerte para Ayestarán, emergió la figura del hispanobrasileño, suplente hoy pero que está siendo de lo poco salvable de la pretemporada y que se erige como uno de los principales baluartes del equipo de cara al año futbolero que tienen ante sí. Todo se originó en botas de Medrán, otra de las buenas nuevas, quien lanzó un balón largo a la espalda de la defensa. El resto, una obra de arte. Rodrigo pinchó la pelota con la facilidad con la que un chef fríe un huevo, encaró al guardameta, lo dribló con gran sangre fría y mandó el balón a la red.

Esta genialidad del ex del Benfica fue lo más destacado del partido, noventa minutos que nos dejan un equipo muy tocado, temeroso e incapaz de cuajar un buen juego y, lo peor de todo, sin tiempo de maniobra, ya que la competición liguera da comienzo en diez días.