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JUAN CARLOS VALLDECABRES
Martes, 20 de septiembre 2016, 21:58
Otra cabeza que cae y ésta, además, entierra la apuesta de filosofía de club que se pretendía conseguir. Peter Lim y su consejo de administración decidieron a las ocho y media de la tarde de ayer -dos y media de la madrugada en Singapur, donde estaban- comunicar oficialmente la destitución de Pako Ayestarán como técnico del Valencia y la apuesta interina, por cuarta vez, de Voro hasta que se anuncie la inminente contratación de un nuevo entrenador, ya de un perfil con mayor peso que los antecesores. El vasco llegó en febrero como ayudante de campo de Gary Neville, le sustituyó dos meses después, renovó en mayo hasta 2018 y ha durado tan solo cuatro partidos de competición, una cifra que le sitúa como el cuarto entrenador más breve de la historia valencianista en un inicio de Liga.
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A Ayestarán, entre otras cosas, lo han triturado principalmente los resultados y, por qué no, su empecinamiento en mantener un sistema de juego tan valiente como arriesgado y frágil. También desafinó su decisión de nombrar a Enzo Pérez y Parejo como capitanes. El vasco no ha podido soportar el peso no sólo de las cuatro derrotas consecutivas que lleva y que han empujado al equipo a la cola de Primera (el peor registro de las principales ligas europeas), sino también el hecho de arrastrar a sus espaldas los ocho partidos que dirigió al final del curso pasado, y de los que sólo pudo ganar tres y empatar uno.
«Nos vamos a divertir», decía convencido el técnico cuando se le preguntaba por sus sensaciones para el presente ejercicio. Todo han sido disgustos. Es despedido con su preparador físico y con su segundo sin poder arreglar una estadística que le deja en el último lugar en la comparativa con el resto de entrenadores que han desfilado por Mestalla. Llegó para echar un cable a Neville en la traducción de los mensajes a los jugadores y se encontró después con el respaldo de García Pitarch para que ocupara la plaza del inglés, confianza que le llevó más tarde a abanderar un radical cambio de rumbo en la filosofía del club y que ahora ha enterrado Lim.
Y es que, la apuesta de Ayestarán iba más allá de la de un entrenador para dirigir un grupo como el valencianista, en clara descomposición tras el fracaso deportivo. Era el elegido para imprimir nuevos aires de compromiso a un vestuario que había perdido su sentimiento hacia los valores en una entidad como el Valencia. Era una imagen de la época del doblete. El fracaso ha sido estrepitoso. «Me identifico totalmente con lo que quiere instaurar el club, basado en valores correctos y profundos, en instaurar unos procesos a través de los cuales se consigan resultados. Queremos crear una forma de hacer las cosas, hay que romper barreras», decía cuando fue presentado por Layhoon y García Pitarch.
No podía imaginar entonces que con el tiempo hincaría la rodilla ante Las Palmas, Eibar, Betis y Athletic de manera consecutiva. El 2-1 de San Mamés fue el golpe definitivo. Allí estuvo el director deportivo y tras el partido García Pitarch habló con Peter Lim y Layhoon, ambos en Singapur donde después se trasladaría también Kim Koh. A pie de escalerilla del avión, en el viaje de regreso, Ayestarán ya transmitía la sensación de que su futuro se estaba terminando. Quizás ya por entonces estaba escrita su sentencia, aunque se ha plasmado dos días después.
El lunes entrenó con la plantilla y parecía que iba a sentarse en el banquillo mañana contra el Alavés. El informe de García Pitarch y la decisión del máximo accionista han provocado un nuevo vaivén en la dirección. Lim va camino del quinto entrenador -sin contar a Voro- en sus tres años en Valencia. Ejecutó a Pizzi en contra de la opinión de Salvo y Rufete para poner a su amigo Nuno, mientras que el resto han ido cayendo por su propio peso.
Esta vez, la opinión popular estaba claramente a favor de la destitución y era evidente que la grada de Mestalla iba a cargar mañana contra el palco. Aún a pesar de la designación de Voro de manera temporal, nadie garantiza que el aficionado no se gire este jueves contra la zona vip por esa sensación de inestabilidad y hasta alejamiento que transmite la dirección. García Pitarch y Layhoon, los únicos portavoces de peso, llevan muchos días sin pronunciarse. El pánico a seguir como colista una jornada más es evidente, pese a que el Valencia, antes de medirse al Atlético de Madrid, se las tiene que ver contra dos recién ascendidos. Hay un precedente inquietante en este sentido: los dos últimos equipos que comenzaron con cuatro derrotas consecutivas en Primera -como lleva el Valencia- terminaron descendiendo a Segunda (Sporting en la campaña 2011-12, tras contar con tres entrenadores, y Osasuna en la 2013-14, cuando tuvo dos técnicos).
«Tras la reunión del consejo celebrada en el día de hoy, el Valencia ha tomado la decisión de relevar de su cargo al entrenador Pako Ayestarán. La decisión ha sido tomada tras analizar la actual situación deportiva y los resultados obtenidos. Mientras el club finaliza la contratación de un nuevo entrenador, quien ejercerá como técnico de la primera plantilla de forma interina pero con plena responsabilidad y confianza del club, será Voro González». Destacando la implicación y el esfuerzo de Ayestarán y su equipo de trabajo, el comunicado del Valencia no desvelaba hasta cuándo iba a permanecer Voro al frente del equipo. La inmediatez del encuentro del domingo en Butarque complica la puesta en escena del nuevo entrenador.
La única duda es saber qué porcentaje de responsabilidad ha tenido y va a tener el director deportivo, García Pitarch, tanto en la destitución como en la elección de quien será su sustituto.
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