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García Pitarch maneja la dirección deportiva de un Valencia en llamas. :: EFE/Kai Försterling
El primer gran fracaso de García Pitarch

El primer gran fracaso de García Pitarch

El nombre del nuevo técnico visualizará el peso del valenciano en la estructura del club con Mendes como el eterno consejero del dueño

HÉCTOR ESTEBAN

Martes, 20 de septiembre 2016, 21:58

«En los últimos años hemos cambiado de entrenador muchas veces, hemos tomado decisiones precipitadas y hemos mirado la clasificación. No es lo más conveniente y no nos ha salido muy bien. Durante muchos años nosotros no hemos tenido estabilidad. Tenemos que aprender de ello. Hemos perdido muchos de nuestros valores y hay que recuperar la autoestima. Los aficionados tienen su opinión pero no podemos ser súbditos de ese vaivén». Estas palabras las pronunció el director deportivo del Valencia, Jesús García Pitarch, el 24 de mayo de 2016, minutos antes de fotografiarse junto a Pako Ayestarán con una bufanda del club en el césped de Mestalla. Al final, el club suma un nuevo entrenador entre sus víctimas -diez desde la salida de Unai Emery- y ha mirado a la clasificación para despedir al técnico y mantener la inestabilidad. La declaración de principios del director deportivo ha saltado por los aires en cuatro jornadas.

Mientras en Singapur se cocía la destitución de Ayestarán, el director deportivo, Jesús García Pitarch, comía en un bar de carretera en Honrubia. En un local donde es típica la carne a la brasa. García Pitarch venía de Madrid en compañía de un colaborador tras declarar ante el juez por asuntos relacionados con el Real Zaragoza y una serie de impagos que rondan el millón de euros. En Asia, donde se mastica todo lo que envuelve al Valencia, se decidió la decapitación deportiva de un técnico que llegó para encarnar la cultura de club. La posición de colista tras la derrota en San Mamés ha pesado más que la paciencia. Es curioso que el responsable del área deportiva, al que se le supone opinión vinculante en lo que afecta a su área, se encuentre en el término de Cuenca mientras su jefe decide a 13.000 kilómetros quien lleva las riendas en el vestuario. García Pitarch, el día de su llegada, ya dejó caer que en el fútbol de hoy en día la última palabra la tiene el que verdaderamente manda (Lim).

La destitución prematura de Pako Ayestarán se puede considerar como el primer gran fracaso de García Pitarch antes de cumplir su primer año de mandado como máximo responsable de la parcela deportiva del Valencia. La temporada pasada, tras la victoria del equipo en el Camp Nou (1-2) y que fue casi el paso definitivo para la salvación, declaró que el vasco era su primera opción. Así lo defendió en Singapur. Cuatro partidos ha durado su apuesta. Lim se ha vuelto a imponer rodeado del sanedrín sobre el que se basan sus decisiones. Jorge Mendes siempre es el consultor escogido para este tipo de casos.

A Ayestarán se le acusa de proponer un sistema de juego suicida para ganar partidos. Sin un dique en defensa. En aquella rueda de prensa, el vasco ya anunció sus intenciones con el aplauso del propio director deportivo y la presidenta, Layhoon Chan: «Atacar más que esperar al contrario». García Pitarch se queda ahora en una situación complicada. Después de que su apuesta haya sido un rotundo fracaso, habrá que ver quién es el nuevo entrenador y qué capacidad de influencia tiene el director deportivo en esa decisión. La sombra de Jorge Mendes, el amigo de Peter Lim, no ha desaparecido. En público o entre bambalinas. El cierre de mercado dibujó la realidad del Valencia, con el luso al volante de un vehículo en el que García Pitarch iba de copiloto.

Ayestarán se mostró como el entrenador ideal para el proyecto que la propiedad le había vendido al final de la temporada pasada. Luego aquellas promesas no se tradujeron en una plantilla de garantías. La pretemporada ha sido un experimento sin muchos de los jugadores que ahora mismo tienen rango de titular. García Pitarch, que ha adoptado en las últimas semanas una posición áspera y de autodefensa, habló por el técnico: «Pako está feliz con la plantilla». El técnico se desmarcó de esa declaración: «Yo lo que intento es ser feliz cada mañana».

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