No hace falta ser muy retorcido para atreverse a pensar, en algún momento de este largo serial, que ni el Ayuntamiento –o parte de él– quiere ponérselo fácil a Meriton; ni Peter Lim tenía/tiene el acabar el nuevo Mestalla entre sus prioridades más absolutas. ... Ahora que el nuevo convenio vuelve a estar sobre la mesa para su enésimo debate, resulta un tanto naíf pronosticar que el día 11 de enero estará todo resuelto, que se liberarán las licencias y que los obreros entrarán el día 12 a Cortes Valencianas. Sobre todo porque las posturas están igual de distantes que lo estaban, por ejemplo, en abril pasado, cuando se supo el contenido del informe elaborado por Urbanismo a instancias de la Generalitat y que decía: «Los beneficios económicos que deportarían el desarrollo urbanístico de los espacios de uso terciario vinculado al nuevo Mestalla tienen que estar condicionados por el cumplimiento de las obligaciones del Valencia».
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Y ahí sigue la cosa. Nada ha variado, a pesar de que este pasado martes, en el Valencia negaban que unos y otros estuvieran enrocados. Si acaso, decían con intención de desdramatizar el asunto, «enrocaditos». Es difícil explicar lo que pasa con esta obra pero hay trazos importantes que conviene tener en cuenta.
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A punto del 14 aniversario
De no haber sido por el acuerdo con CVC (80 millones listos), el Valencia seguiría sin dinero para reanudar las obras, paradas desde febrero de 2009. Ni la alianza con Deloitte en 2018 para buscar comprador ni el intento con ADU antes de la pandemia han resuelto el entuerto. El PSPV tardó mucho en decidirse pero al final movió ficha y promovió la caducidad de la ATE pese a Compromís, lo que generó una tensión abierta entre los socios del Consell.
En manos del PSPV municipal
Con la ATE ya enterrada, la Generalitat se ha desvinculado y es el Ayuntamiento quien toma el mando. Ahí manda Urbanismo y Sandra Gómez ha sido siempre fiel a las tesis de Ximo Puig, cuando dijo aquello de que para él «Meriton había perdido su credibilidad». La cercanía de las elecciones hace también que el Valencia y su problema esté siendo manoseado por unos y otros.
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El ejemplo del pabellón
El primer proyecto que presentó el Valencia para hacer el pabellón de Benicalap se caía por su propio peso. No tenía ni paredes ni se parecía a lo que realmente se demandaba. Se fue mejorano y de los 5,7 millones más IVA que el club iba a abonar, se ha pasado ahora a un total de 9,8. El Valencia acepta pagarlo y que lo haga el Ayuntamiento. Pero va a utilizar este argumento para negociar por otro lado. El aumento del precio de los materiales ha hecho que se añada un millón de euros. ¿Cuánto entonces habría que pagar de más a lo previsto inicialmente en el caso de los materiales que afectan al nuevo Mestalla? No se sabe con certeza, pero cuando llegue el momento esa cifra será impactante.
El regateo constante del club
El Ayuntamiento nunca se ha bajado de esa cifra de 70.000 porque así lo recogía la ATE y el nuevo convenio propuesto. Sólo en la candidatura al Mundial de 2030 se habla de los 60.000 asientos 'netos' (66.000). El Valencia ha sido al respecto un regateo constante. A pesar de todo, sigue en sus trece: no a esos 70.000 de inicio. «20.000 asientos no debe ser el problema para que se bloquee la construcción de este estadio», llegó a decir Christian Schneider, cuando ahora por 4.000 no ceden. ¿Quién se saldrá con la suya?
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Las licencias, bloqueadas
Al Valencia se le conceden metros de terciario 'extra' para que saque más dinero. Pero no se le darán las licencias para ello si no acepta antes el resto de compromisos. Son 41.700 metros cuadrados de suelo terciario en Cortes Valencianas (hay un inversor interesado en la compra) y 33.000 en el viejo Mestalla.
El baile de cifras
De las 3.500 plazas en un aparcamiento subterráneo proyectadas en el inicio se pasaron a algo menos de 500 y al final 200 de uso privado. EL mismo arquitecto que defendía una defiende las otras con idéntico convencimiento. El Ayuntamiento habla ahora de 1.000 para vehículos y unas 700 de autobuses.
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No estaba en la ATE
Uno de los aspectos que no estaban incluidos en la desaparecida ATE es la cubierta fotovoltaica que el Valencia acepta instaurar. Después del escándalo que hubo con las lonas que llegó a diseñar en su último proyecto Fenwick y que tanto enfado le creaban al propio arquitecto.
Tres meses
Era la gran olvidada pese a que estaba desde el primer momento prevista. El día que le haga falta al Ayuntamiento, el club tendrá que activarla. Se tarda casi 3 meses en poner la plataforma.
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