Unos tienden la mano, otros fruncen el ceño nada convencidos y los hay que estudian cómo llevar el tema a los tribunales. Compromís, PSPV y oposición a Lim, por ese mismo orden, manejan cada uno por su lado un escenario complejo del proyecto de ese ... nuevo Mestalla que Meriton ha presentado en las instituciones para conseguir mantener los beneficios urbanísticos. La prudencia con la que se manifestaba ayer la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, aprovechando el asunto para atizar a sus rivales políticos («deshacer uno de los mayores 'empastres' que nos va dejar el Partido Popular»), tenía el añadido de su compañero de Compromís y conseller de Economía, Rafa Climent. Éste, además de aplaudir la propuesta de Meriton («el mejor proyecto que se ha presentado hasta este momento»), modificaba las fechas que Anil Murthy apuntó –dijo que en septiembre entrarían los obreros– tras reunirse hace tres meses con Ximo Puig: «Hay que decir a la ciudadanía que en condiciones normales y teniendo en cuenta los plazos administrativos hasta que no acabe el año o principios del otro, el campo a lo mejor no puede comenzar», dijo Climent.
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Y mientras, en Urbanismo, cuya concejalía tiene que emitir un informe este mes y antes de que se pronuncie la Conselleria de Territorio, se mantienen fieles a las tesis que desde el primer momento ha ido manifestando Sandra Gómez. La vicealcaldesa, combativa desde hace tres años, siempre ha defendido el argumento de que todo el dinero que beneficia al Valencia por la ATE va directamente relacionado a unos determinados parámetros, y estos van desde la construcción del pabellón de Benicalap a un estadio con más capacidad que la del actual Mestalla. Es este último apunte, el del aforo, el que más rechazo está obteniendo. Meriton ha metido la tijera para abaratar costes.
1 El aforo... de 45.573
Fue Juan Soler en 2004 el primero en aportar los aires de grandeza de aquel Valencia que aspiraba a un escenario con 70.000 espectadores. Nada que ver con los 45.573 butacas que se han aportado en el dossier presentado hace unos días y que recoge, eso sí, la posibilidad de ir ampliando el aforo en función de las futuras necesidades –e ingresos–. Además, no ha sentado bien en dependencias municipales que el Valencia haya argumentado para ello que sólo se ha llenado el viejo Mestalla ocho veces en los últimos veinte años. Lo curioso es que en los gráficos aportados recoge también el periodo que por culpa de la pandemia hizo que el estadio estuviera vacío durante muchos meses.
Que el estadio sea más pequeño que la capacidad que tiene el viejo actualmente es un factor que ha encontrado la oposición frontal de la vicealcaldesa, inflexible en este asunto de manera tajante. Será seguramente éste una de las principales argumentaciones que se recogerán en el informe de contestación que se emitirá dentro de unas semanas y que aunque no tiene que ser coincidente con el de Territorio, sí será desde luego muy tenido en cuenta. La reflexión municipal al respecto es clara: si la operación urbanística genera más de 300 millones de euros, tal volumen se merece una inyección acorde a la concesión que desde la ciudad se le ha dado.
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2 No dejarlo a medias
El anterior razonamiento va ligado íntimamente a este segundo aspecto: el de dejar la obra a medias. El Ayuntamiento no ve con buenos ojos que el nuevo Mestalla presente un aspecto como el que ha deslizado Meriton en su proyecto. La sensación de no terminada la obra («con vigas y hormigón a la vista») choca con la pretensión política. Más aún si aspectos que recoge la ATE como la tienda, oficinas y museo fuerzan a un terciario en su plenitud para poder aprovecharlo los 365 días al año y con un rendimiento prácticamente las 24 horas.
3 Ni lona y con parking
«Se está trabajando para que el proyecto pueda convertirse en un estadio referente en el mundo con la realización de la cubierta completamente solar a través de un partner tecnológico, lo que permitirá que sea 100% sostenible». Eso es lo que ha dicho el Valencia y chirría, porque desde la corporación no permiten que el estadio, que aspira a ser un emblema de la ciudad, sea completado con una lona a la espera de que aparezca algún patrocinador.
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De la misma manera incomoda y bastante, que el proyecto inicial contemplara hasta 3.500 plazas de aparcamiento subterráneo y ahora, en cambio, sólo 400 y para uso privado, cuando en otros escenarios la necesidad del parking es premisa intocable.
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