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El éxito del Valencia de Baraja sobre el césped y la alegría de la afición al ver cómo su equipo descuartizaba a un candidato al título como el Atlético no impide que la oposición a Meriton siga latiendo y pretenda reactivarse en todos sus frentes, aunque es verdad que con el paso del tiempo da la impresión de que existe una resignación popular generalizada. El sábado en Mestalla se volvió a protestar contra Lim al ritmo de Libertad VCF y que ya ha interiorizado la grada pero eso –con Layhoon ausente en el palco por su vuelta a Singapur– no araña la estabilidad de Meriton en el club.
Desde los diferentes movimientos, pasado el verano, existe la sensación de que llega el momento de volverse a posicionar. Más aún cuando vuelven a estar presentes los políticos en el escenario blanquinegro. Juan Martín Queralt, cabeza visible de la plataforma De Torino a Mestalla, abrió a principios de verano una nueva vía de acción en su incansable lucha anti Peter Lim y no dejaba escapar cualquier oportunidad para, públicamente, lanzar todo tipo de advertencias a los políticos, independientemente del color que fueran. Lo hizo con su habitual claridad dialéctica tanto en unas jornadas celebradas en la Universidad de Derecho, con presencia de miembros tanto de la oposición como del propio Gobierno de España, y hasta en un coloquio que organizado en un hotel por el Club de Encuentro Manuel Broseta. Quería Queralt que la administración valenciana, tanto local como autonómica, diera un portazo a Meriton y entendiera que la mejor opción para acabar con el dominio accionarial era forzar su salida mediante el silencio administrativo. En pocas palabras, evitar cualquier reunión con los representantes de Meriton en el club.
En esa línea de actuación pero con matices también se pronunció en su momento Miguel Zorío, que siempre ha amenazado con la prevaricación si se cede tras los incumplimientos del Valencia con la ATE. Ayer, Sandra Gómez apuntaba precisamente su contundente negativa a darle tregua a Meriton, cuestión que con el posicionamiento de María José Catalá ha quedado un poco en entredicho. La oposición no quiere que esta situación tan anómala que se vive con el Valencia desde el punto de vista urbanístico se enquiste y favorezca al máximo accionista.
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