La venta del Manchester United, ¿un espejo para el Valencia?

La proyección que le genera el luso ha acabado por enterrar al Valencia. Una empresa más del holding. Ni le provoca excesivas inquietudes económicas ni sufre molestias judiciales. Tampoco las protestas contra él le han generado rasguño alguno. Demasiado lejanas. Ni las cuitas políticas (algunas infantiles) le han molestado. Que el club subsista como pueda (inversión cero en fichajes) mientras llega la oferta deseada. Un desenlace con espejos en los que mirarse. El más reciente es el del Manchester United. Malcom Glazer compró el histórico club inglés en 2005 por 790 millones de libras (a Lim le bastaron 96 millones de euros y sin compromisos firmados. Gracias, Amadeo y Aurelio). Años más tarde, con el fallecimiento del empresario norteamericano, la BBC tituló: «Malcom Glazer, el hombre que poseía pero no amaba al Manchester United». ¿Les suena?

«Glazer se ganó más enemigos que amigos en el Manchester United y él mismo nunca se involucró con los colores de un equipo al que le acusaron de ver sólo como una fuente de ingresos. En ningún momento Glazer dijo una palabra en público ni para defender ni para explicar sus acciones», reseñaba la cadena pública británica. Los aficionados de los 'Red Devils' han reprochado en repetidas ocasiones a los Glazer que se endeudaron mucho cuando adquirieron el club y no realizaron después las inversiones necesarias para que el campeón de Europa en 1968, 1999 y 2008 siguiera siendo competitivo. En la liga inglesa, su último título se remonta a 2013. ¿Les sigue sonando?

Tiempo después ha ocurrido lo inevitable y es que los propietarios de la entidad que hizo grande Bobby Charlton, cuya gestión ha hecho que el club pase en la última década a un papel secundario en el fútbol inglés y europeo, se han apartado de la gestión diaria. Aunque Qatar puso encima de la mesa todo el petróleo que les baña de oro, al final aceptaron desprenderse del 25% de las acciones a favor de un empresario británico. Parte del Manchester United vuelve a casa. Jim Ratcliffe, dueño de la petroquímica Ineos, ha pagado 1.585 millones de dólares. Un capitalista local y fiel seguidor de los Diablos Rojos. Que el club lo dirija alguien que lo ama suena a música celestial en Valencia.

Aquí hay un proyecto en marcha auspiciado por De Torino a Mestalla. Algo más romántico que efectivo, al menos por ahora. El Proyecto 112 pretende conseguir el dinero suficiente para forzar a Lim a desprenderse de sus acciones. Valencianistas que quieren salvar el Valencia. Pero se necesita más. Hay quien se aclama a la burguesía, a los empresarios y a los pudientes locales. Falta un valiente y se necesitan millones. Peter Lim posee el 90,5% de las acciones tras la última ampliación de capital y uno sólo se va de su empresa si él quiere. «No queremos vender», ha insistido Layhoon. Este es el discurso oficial pero entre bambalinas la realidad es que no ha llegado una buena oferta, el dinero suficiente para vender la mayoría accionarial. Las últimas palabras de la presidenta sobre la opción de marcharse han sido para designar a Kiat Lim como el enlace si alguien pretende el Valencia. El mismo que dijo que se iba a involucrar en el club y que un año después ni ha estado ni se le ha esperado. No fue capaz ni de estar in situ en la pasada junta de accionistas. La designación como vicepresidente ejecutivo de Thomson Medical le ha alejado más de Mestalla.

¿Cuánto dinero habría que poner encima de la mesa para hacer dudar a la familia Lim? La cifra ronda los 600 millones, que incluye la aportación del magnate estos años (292 millones) más el pasivo que soporta el Valencia. Elliot Management y Apollo Global Management han sondeado a Meriton. Se trata de fondos de inversion norteamericanos, halcones que han movido más de 8.400 millones de euros en el fútbol. ¿Pero realmente Lim quiere vender? Puede que únicamente él lo sepa. Ni Layhoon. Hay quien plantea que las esqueléticas cuentas que ha presentado el club suenan a despedida (el presupuesto no llega ni a los 100 millones de euros), con una supuesta sostenibilidad que justamente son lo contraria. Difícil sustentarte sin ingresos de competiciones europeas, con descenso de beneficios por televisión y con el estadio todavía parado. También la decisión de abrir la próxima junta de accionistas a todo aquel que tenga un único título atrona a adiós. Años y años evitando la crítica y que ahora se enfrenten a la realidad suena raro, la verdad. Y luego está quien sospecha que Lim no piensa en la venta porque el club ahora no tiene valor. «Está esperando a que se resuelvan todos los temas urbanísticos y a lo mejor si ha puesto 230 millones puede pedir 400», dijo hace un tiempo Manuel Llorente.

Por cierto, el nuevo accionista del Manchester United ha garantizado una inversión de 300 millones de dólares (200 en el momento de la firma y los 100 restantes a finales de 2024). Pero recuerden: Amadeo Salvo aseguró en diciembre de 2013 que Peter Lim iba a liquidar la deuda del Valencia (220 millones del club y 81 de la Fundación) y que pondría entre 30 y 40 millones más en refuerzos en el mercado de invierno. En total, casi 350 millones. «La oferta de Peter Lim es una barbaridad. Es una oportunidad, una de las dos o tres transacciones más importantes en la historia del fútbol», dijo el presidente. Obras son amores, que no buenas razones.