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Hace seis días se refería comedidamente pero de manera pública a la grandeza del Valencia, el domingo apuntaba que todo se iba a despejar en ... breve y ayer mismo Pepe Bordalás ponía pie y medio metafóricamente hablando en Mestalla. Los episodios del fichaje del entrenador alicantino por el Valencia se han ido cumpliendo desde el momento que Anil Murthy se encargó de dibujar cuáles serían las condiciones que debía tener el futuro técnico blanquinegro. El mismo día que en Singapur se cansaron y ejecutaron a Javi Gracia dieron también de manera paralela el beneplácito a la llegada de Bordalás. No se entiende una cosa sin la otra porque el propio Murthy dio las claves para justificar el despido del navarro de la necesidad que había de contratar un director de orquesta con experiencia, carácter y que diera un sello propio de raza a un vestuario adormilado como el valencianista. Todo lo contrario a los fallidos intentos que hubo con Celades o el mismo Javi Gracia. Bordalás no tiene ninguna pinta de 'funcionario' y se parece más a Marcelino que a cualquiera de los que por aquí han desfilado con Meriton.
Por eso encajó la noticia publicada anoche por el diario As de que Peter Lim no había puesto impedimentos a la propuesta consensuada de Murthy y de Miguel Ángel Corona, con el fin de que se iniciaran los trámites con Bordalás y sus representantes -valencianos- para convencer al peculiar Ángel Torres. Hay que liberar de la manera más suave posible económicamente hablando al entrenador de ese año que le queda todavía de contrato con el Getafe.
Eso es un asunto que queda ya ahora en manos de Murthy y sobre todo de los agentes del técnico. Que el Valencia no quiere pagar ese millón y medio que tiene de cláusula de penalización Bordalás si se marcha antes de 2022 es algo bastante obvio, pero ya se daba por hecho que allí había acabado un ciclo que se inició en la 2016-17. Para ello además de tener en cuenta que entre Valencia y Getafe ha habido en los últimos años una cordial relación laboral -otra cosa son las disputas deportivas-, no hay que perder tampoco de vista los derechos de una posible venta que tiene todavía el club de Mestalla sobre Maksimovic y la hipotética situación de jugadores como Jason, que ya estuvo en el conjunto madrileño y que como blanquinegro apenas ha aportado este curso. No han sido pocos los jugadores del Valencia que han ido a Getafe por la falta de oportunidades aquí.
A Bordalás, que el otro día se refería al Valencia como «un gran equipo, un grandísimo club, histórico», ya lo quiso traer Murthy a Mestalla el verano pasado y las condiciones impuestas por Torres y la pugna que plantearon las otras opciones (Corona apostó por Javi Gracia y estaba también Rubén Baraja) acabaron finalmente por descartar al preparador alicantino. Pero el asunto no se archivó del todo y el fracaso con Gracia hizo reactivar el interés precisamente el año en el que el Getafe, su hasta dentro de poco su actual equipo, ha cuajado una temporada bastante alejada de lo que venía siendo habitual. De hecho, ha quedado cinco puntos por detrás de los valencianistas, en el puesto decimoquinto y con el bagaje más raquítico de goles anotados de toda la Primera División: 28. Ha metido un gol menos incluso que el Eibar, el último clasificado, con una media de 0,7 por partido.
Pero de Bordalás se valoran otras cosas más allá de los goles que pueden anotar sus equipos. La impronta que da el alicantino (57 años) a sus equipos es lo que más se ha tenido en cuenta. El bronco y copero que siempre tienen en mente los valencianistas. A nadie escapa aquella eliminatoria de Copa del Rey a cara de perro con el Valencia, que fue la que a la postre acabó empujando a Marcelino al paro al no aceptar las recomendaciones de Lim de tirar la Copa y apostar por la Liga. En Singapur pensaban en el dinero por meterse en la Liga de Campeones y sin embargo el asturiano consideró que ese partido de locura en Mestalla contra el Getafe fue lo que realmente posibilitó luego la cuarta plaza. El desplante le costó la destitución y el desmontaje de un entramado que había dado buenos frutos.
Con Bordalás, se espera un rendimiento superior al que ha ofrecido el Valencia este año, a pesar de la incerteza por lo que pueda pasar este verano con las ventas de jugadores. Meriton quiere endurecer al Valencia..
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