Piccini regresa con las dudas sobre su rendimiento físico

El primer fichaje de invierno ya está aquí, en Valencia. Aterrizó ayer por la mañana en Manises y apenas una hora después ya se hacía oficial. Podría incluso estrenarse el miércoles en Copa del Rey. Dicho así se puede interpretar de una manera, pero ni el valencianismo ni tampoco Javi Gracia esperaban que Cristiano Piccini (28 años) fuera a convertirse en el, hasta ahora, único refuerzo que llega a Mestalla. Y no porque el italiano esté mal considerado dentro del vestuario. Simplemente, porque no era lo que había pedido el entrenador. Al menos en cuanto a preferencias. El Valencia, pese a que precisamente el lateral derecho es una de las posiciones más cuestionadas, tiene otras necesidades: un centrocampista de . Realmente, tiene urgencias inmediatas. Y esa es una de las cuestiones que más preocupan en la llegada de Piccini. Al defensa ya lo conoce Javi Gracia de cuando estuvo en pretemporada y es bien aceptado por el vestuario. Pero otra cosa bien distinta es el rendimiento que pueda ofrecer. Preocupa lógicamente su estado físico.

Y es que, Piccini ha tenido que marcharse del Atalanta donde estaba cedido y regresar al Valencia (tiene contrato hasta 2022) precisamente porque no se había ganado un sitio. Sólo 59 minutos en lo que va de temporada es un pobre bagaje. Hace dos meses que no juega (su única participación fue el 21 de noviembre con esa casi hora de juego).

Realmente, en dos años y por culpa de esa grave lesión que sufrió, el curriculum de Piccini se reduce a otros 75 minutos de juego en la campaña 2019-20. La última vez que jugó un partido completo fue el 12 de mayo de 2019 (Valencia-Alavés). «La vuelta de un jugador en una posición en la que no estamos muy sobrados de efectivos y toda la ayuda es bienvenida», decía de manera elegante Javi Gracia evitando entrar en detalles sobre su orden de preferencias.