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Cheryshev, durante un entrenamiento. VALENCIA CF

Valencia CF: una plantilla a la venta

El Valencia escuchará todas las ofertas que lleguen para hacer un equipo de bajo coste ante la enorme reducción de ingresos | Gayà y Carlos Soler son los futbolistas sobre los que se quiere edificar el nuevo proyecto, aunque la mayoría tiene contrato en vigor y con salarios altos

Jueves, 16 de julio 2020, 00:28

A pocas horas para que el Valencia dé prácticamente por despachada la temporada de la peor de las maneras posibles -si no ocurre un milagro-, el valencianismo vuelve a agitarse una vez más. En esta ocasión por el drástico golpe de timón que ha decidido hacer Meriton y que va a exponer más aún si cabe todavía a Anil Murthy ante la crítica popular. En realidad, salvo que Peter Lim cambie de opinión y decida inyectar dinero de su propio bolsillo de manera altruista -como máximo accionista que es- para reforzar aquella vieja teoría de que con él se iban a acabar todos los males de la sociedad y a instalarse el club en la élite europea, al Valencia tampoco le quedan muchas más opciones para sobrevivir de manera angustiosa este verano. Los tiempos difíciles llegan después de ver cómo la plantilla más cara de la historia, con un presupuesto global superior a los 180 millones de euros, se ha acabado estrellando por la mala gestión de unos en los despachos y la incapacidad de los futbolistas sobre el césped.

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Por todo eso, no queda otra que recortar gastos y reducir el coste salarial de este grupo de trabajadores, cosido para jugar la Champions, pero que en doce meses han pasado de ganar la Copa del Rey al mejor equipo del mundo a hacer el mayor de los ridículos, sin ni siquiera obtener una plaza para la Europa League (ni la séptima, que tanto dio que hablar en su día).

¿Y cómo se aligera esa asfixiante carga financiera? Pues vendiendo activos. Si el Valencia, como el 90% de los clubes, está obligado cada verano a sacar al mercado a sus futbolistas (ya se recoge de hecho en sus cuentas) para tomar aire, este año con más razón todavía. Era lo previsible y lo que vaticinaban los expertos, sin tanta contundencia por la esperanza del rescate que hubiera supuesto engancharse a la Champions. Sin ella y con la drástica caída de ingresos (más de 60 millones de euros), toda la plantilla está en venta.

Lo que dicho así puede resultar un tanto desmedido, en la realidad es algo que encaja en una situación propia del mercado futbolístico de cada año. Es evidente que Lim y, sobre todo, Murthy serían machacados por la afición si se atrevieran a traspasar a las primeras de cambio a gente como Carlos Soler o Gayà, por poner los dos ejemplos más evidentes. El caso de Ferran Torres, dicho sea de paso, es igual de comprometido pero tiene cierto margen de actuación al no haber sabido renovarlo y dejarlo bien atado en su momento. Al quedarle un año de contrato, o lo renuevas o lo vendes y aguantas el chaparrón. Tampoco hay más. En 2009, Manuel Llorente tuvo que vender a Albiol al Real Madrid y Lim no tuvo el menor inconveniente en hacer caja por Paco Alcácer. Tanto uno como otro también eran canteranos y futbolistas queridos por la afición. Pero una cosa es no querer desprenderse de gente de la casa y que van a tener más rol todavía en el futuro, y otra dejar escapar la oportunidad si llega y si todos salen teóricamente ganando.

Que el Valencia -al parecer lo ha hecho el propio Murthy- ya se haya puesto en contacto con algunos representantes para informarles de que con este panorama lo ideal para todos es que busquen destino a sus jugadores, es una práctica hasta entendible. La elección del momento es quizás más debatible, aunque Voro defendía ayer mismo la tesis de que esa tesitura no había provocado una bajada de tensión en los jugadores. El Valencia no va a quedarse sin jugadores de renombre ni va a hacer una plantilla que sólo dé para evitar el descenso.

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La revolución que asoma, y que puede afectar a los Parejo, Kondogbia, Coquelin, Gameiro, el mismo Guedes... da pie a pensar que la apuesta final supondrá un cambio de ciclo, casi con la misma intensidad que tuvo que afrontar Mateo Alemany en el verano de 2017. Pero el contexto general no es nada sencillo. Tebas se ha cansado de repetirlo una y otra vez. Los clubes van a ver muy limitado su campo de acción en lo que a compraventa de jugadores se refiere, y el presidente de la LFP siempre ha dicho que van a predominar los cambios de 'cromos'. Alemany, hace tres veranos, se las vio y deseó para quitarse de encima a Diego Alves, Enzo, Nani, Negredo... Ahí el Valencia perdió muchísimo dinero. Murthy, sin director deportivo que le 'proteja' y todavía sin entrenador, tiene el 99% de la plantilla con contrato en vigor (sólo ha acabado Garay y de aquella de las maneras) y con salarios importantes.

En el grupo de cabeza en cuanto a ficha está Rodrigo, que es el que reúne más papeletas para salir por el cartel que tiene. A la tercera va la vencida sería en su caso. Tras él saldrán más.

La opción de Bordalás para el banquillo

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Hasta que no termine el Sevilla-Valencia de la última jornada no hay que esperar que el club de Mestalla anuncie quién es el entrenador elegido para el séptimo proyecto de Meriton. Eso es lo lógico y hasta la condición firme en el caso de que el técnico esté todavía activo. Las quinielas en cuanto a entrenadores se abrieron hace ya bastantes días pero conforme se va acercando el desastroso final, es hasta entendible que Meriton busque una rápida reacción que sirva para desviar el enfado general.

Por eso la lista de nombres va creciendo el intercambio de posiciones se ha convertido en algo hasta divertido. Si la semana pasada era Laurent Blanc el que parecía reunir todos los condicionantes para hacerse cargo del banquillo blanquinegro -se apuntó hasta los cuatro años como duración del contrato-, ahora el nombre que corre en boca de todos es el de Pepe Bordalás. Sería cuanto menos curioso que el técnico alicantino acabara sentado en Mestalla cuando se las ha tenido tiesas en los últimos tiempos con el Valencia. Desde luego, su trabajo al frente del Getafe ha sido inmejorable. Pero ha sido alta la tensión deportiva y extradeportiva que se ha vivido en cada encuentro contra el Valencia, hasta el punto de tener él y Marcelino sus más y sus menos.

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De Bordalás y su labor en el Getafe hay pocos peros que decir. Por eso su presidente, pese a que tiene contrato hasta 2022, ya anticipó a principios de año que no tendría ningún inconveniente en dejarlo marchar si surgiera alguna oferta como compensación a su excelente labor. «Le abriré las puertas, le traje en la miseria y hay que ser agradecido», llegó a expresar Torres. El bronco y copero, virtudes que tanto se han echado en falta en el Valencia, encajan a la perfección en el Getafe actual.

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