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Si algo ha vociferado Baraja reiteradamente desde el verano es que su plantilla es corta. No se ha cansado de repetirlo. No como queja, sino ... como recordatorio para poner en contexto el trabajo que está realizando. Durante prácticamente toda la primera vuelta ha apostado por la continuidad cuando las lesiones y las sanciones se lo han permitido.
Un bloque reconocible y casi sin alteraciones que hasta la llegada de la Copa del Rey no vio la aparición de la conocida como 'unidad B'. En Logroño y en Arosa no lució mucho el Valencia, pero fue un primer paso para que esos menos habituales fuesen cogiendo ritmo. Y en este tramo final de año, el fondo de armario le ha dado la razón al Pipo.
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Primero fue Guillamón con su gol en Mestalla ante el Barcelona para rescatar un punto el que reivindicó su puesto en la plantilla. En su primera titularidad liguera de la temporada, el canterano realizó una gran actuación que le valió para repetir en Vallecas. Allí fue Canós el que lució. Otro golazo de un jugador que no estaba siendo habitual sirvió para sumar, esta vez de tres, y sacar margen al descenso para llegar al 2024 con esa distancia necesaria para no pasar apuros como el año pasado.
Y no solo los que están marcando goles están reivindicándose. Yaremchuk y Amallah, que llegaron en verano como flamantes fichajes —o mejor dicho, cedidos—, ya están empezando a tener el protagonismo que se esperaba. Su trabajo y esfuerzo está viéndose recompensado y ahora Baraja ya confía en ellos. Atrás quedará ese partido de Girona, donde dio la sensación de que el míster no se creía a su banquillo y quiso apurar a su bloque inicial, retrasando tanto las sustituciones y provocando la remontada local ante un equipo fundido por el cansancio.
Ya no comete esos errores el Pipo. Los jugadores de banquillo han respondido y confía en ellos. Ya no tiene miedo a sacar del campo a los Hugo Duro, Thierry, Diego López o Gayà. En el caso del capitán, ha sido a causas forzadas por su lesión, y tanto Yarek primero como Jesús Vázquez después han respondido cubriendo su puesto vacante.
El Valencia de Baraja afronta pues el 2024 con una plantilla unida, como se vio reflejado en el abrazo tras el pitido final en Vallecas, que cree en el bloque y con un entrenador que no le tiembla el pulso al poner a los menos habituales a jugar. Eso sí, deberá afrontar la cuesta de enero sin dos piezas: Diakhaby y Amallah. Tanto el guineano como el marroquí figuran en las prelistas de sus selecciones y todo apunta a que estarán en la lista final. Por tanto, causarán baja en, como mínimo, tres jornadas de Liga y los dieciseisavos de Copa ante el Cartagena. De llegar lejos en el torneo africano, volverían a mitad de febrero.
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