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Si a Marcelino lo acabó decapitando Peter Lim por encabezonarse el asturiano en la Copa del Rey –menos mal, porque la acabó ganando– cuando ... en la mente del máximo accionista sólo estaba la clasificación para la Liga de Campeones y los millones de euros de recompensa, a Baraja ciertamente la Copa del Rey, en la actualidad y por las circunstancias que debe manejar, le molesta o cuanto menos le incomoda. Con la limitación de efectivos que tiene la plantilla, con el alto número de lesionados que ocupan actualmente la enfermería y con el bajo rendimiento de algunos jugadores que tenían que ser los recambios ideales, al entrenador valencianista el trámite de Logroño le ha supuesto un cruce de sensaciones. Por un lado, la alegría de ver cómo algunos chavales, lejos de amilanarse ante el peculiar desafío contra un rival de la categoría del Mestalla, han demostrado las ganas de enchufarse como sea al primer equipo. No todo son chavales, porque el caso de Jaume Doménech –que precisamente mañana cumple 33 años– es particular: volvía a jugar y eso a un portero que ha pasado por una lesión importante siempre reconforta. Pero la alegría de Baraja por estas buenas aportaciones se corta de raíz con algunas situaciones: la nula aportación de Yaremchuk, los despistes casi permanentes de Foulquier y el ralentí en el que sigue metido Hugo Guillamón.
Pablo Gozálbez. Un universitario que se estrena como goleador tras quince años en la Academia
Todavía con el regusto en el cuerpo tras haber recibido la mención honorífica de haberse situado al Valencia en el cuarto puesto de mejores Academias de Europa (por la aportación de jugadores en las cinco ligas más importantes del continente), si hay alguien a quien le ha sentado bien esta Copa del Rey ha sido precisamente a los chavales canteranos. Si por Baraja hubiera sido, al Logroñés se habría enfrentado un equipo casi al completo compuesto por gente del filial. Eso hubiera tenido sus riesgos, lógicamente, pero si por un lado se está diciendo que el objetivo del Valencia es la permanencia, la Copa en estas primeras rondas –y casi hasta cuartos de final– lo único que puede hacer es abrir más heridas de las que hay y pasar factura a partidos como el de mañana contra el Granada.
Aún así, a Baraja le tocó manejarse en el equilibrio y lo hizo de manera brillante: por un lado no caer en ningún error por las dichosas alineaciones indebidas –que se lo pregunten precisamente al rival de mañana en Mestalla–; por otro administrar los esfuerzos de unos y de otros y, por último, brindarle la oportunidad a los más jóvenes sin que el marcador ni el equipo se resintiera para no ser el único de Primera que se diera de bruces a las primeras de cambio.
Entre las luces, la de Pablo Gozálbez, a quien la noche le sentó de maravilla. Su comparecencia de prensa tras el encuentro en Logroño era el mejor ejemplo de felicidad a rebosar. Estaba exultante el mediocampista, y más con la familia sentada en la grada. El gol es la mejor recompensa a una ilusión que empezó el día que Celades le llamó para entrenarse con el primer equipo, después de la pandemia.
Dicen quienes le conocen que su golpeo depurado al balón no es fruto de la casualidad. Cuando en el primer equipo se planteaba un juego al final de la sesión de entrenamiento para que los futbolistas lanzaran desde fuera del área y se fueran eliminando quienes no marcaban, la puntería de Pablo (30-4-2001) no pasaba ni mucho menos desapercibida, sobre todo porque era junto con Florenzi de los que más resistía sobre el césped.
En el Pizjuán, su debut
Este universitario ha irrumpido en los periódicos tras estrenarse tanto de titular como también de goleador con el Valencia. Hasta ahora se había tenido que conformar con apariciones esporádicas en Liga: 25 últimos minutos en el Pizjuán, 21 frente a Las Palmas en Mestalla, 3 en Almería, la segunda parte del Villamarín y los últimos 6 del día del Cádiz en Mestalla. Con el 27 a la espalda, el día del Sevilla se convirtió en el jugador número 111 que llegando de la Academia debutaba en partido oficial con el primer equipo, contando desde que se inauguró la ciudad deportiva de Paterna en 1992.
Él llegó se incorporó a Paterna en el año 2008 y quince años después representa un ejemplo más de que la continuidad y el buen hacer en la cantera acaba teniendo su premio, aunque la cita sea la primera ronda copera y contra un rival tres categorías por debajo. «La camiseta me la guardo», decía 'Gozi' –como se le conoce– tras el encuentro de Logroño.
Jaume Doménech
Jaume es un tipo peculiar. Todos los entrenadores que han pasado por el Valencia hablan maravillas de él tanto por su comportamiento dentro del vestuario –motivacional y de compañerismo– y por su dedicación en el trabajo de campo. En Logroño volvía a jugar (desde mayo de 2022) y será recordado por ese particular 'salto de la rana' tras atrapar el balón.
Yarek
Si hay un canterano que reúne todos los parabienes de los responsables de la Academia ése es Yarek Gasiorowski. De él se dice que tiene todos los condicionantes para llegar a la élite. Central zurdo, abnegado pero dotado de unas muy buenas cualidades técnicas y tácticas. Es central pero Baraja lo puso de lateral.
Yaremchuk. La apuesta de Corona no abandona la espiral negativa
Desde el intento de Sergi Canós por pasarle el balón a los cuatro minutos de haber empezado el partido hasta que en el 86 Baraja decidió que ya estaba bien y que lo mejor era que se fuera a duchar, a Yaremchuk la experiencia de Copa en Logroño se le ha atravesado de lado a lado. Lo que tenía que haber sido una ocasión magnífica –por la supuesta debilidad del rival– para haberse quitado de encima la presión y para reivindicarse como goleador le ha supuesto precisamente todo lo contrario. A Logroño fue a marcar su primer gol y a atrapar la titularidad, y volvió de allí poco menos que sentenciado. El ucraniano, apuesta de Corona, no volverá a jugar mañana contra el Granada de titular, a menos que haya una hecatombe: el elegido será Diego López, aunque habrá que esperar no obstante a ver qué pasa a última hora con Hugo Duro y ese problema en la clavícula.
A Baraja, lo de Yaremchuk le produce un corte de digestión. El dorsal 17 del Valencia chirría como 9. Cinco goles lleva Hugo Duro, cero aún Yaremchuk que todavía no ha completado ni un solo partido completo.
Vino para disputarle de tú a tú la titularidad a Hugo Duro –partía con menos opciones sobre el papel– y le está pasando algo parecido a Cenk, que parece que van ambos en retroceso. Yaremchuk (a punto de cumplir 28 años), ha firmado el peor arranque de temporada de su carrera como profesional. Nunca había estado tantos meses sin marcar un gol en Liga, en ninguno de los equipos por los que ha desfilado con anterioridad. El dato más apurado se encuentra en las filas del Gante (temporada 2017-18) cuando su primer tanto liguero lo consiguió precisamente el 3-11-2017. ¿Por qué de este bajo rendimiento? En su caso, se incorporó después de que el Valencia ya hubiera disputado las tres primeras jornadas de Liga, luego está el hándicap del idioma, su carácter más introvertido pero sobre todo la espiral de negatividad en la que se ha metido él solo.
Remates lejanos
Su partido contra el Logroñés estuvo lleno de intentos frustrados, de un quiero y no puedo constante. No le salió nada. Ni los intentos de combinación con Canós; ni sus remates (golpeo altísimo y desviado en minuto 16 en una ocasión bastante interesante, un cabezazo en el 56' muy lejos de la meta, y otro intento casi desde la línea de fondo en el 70'); ni la disputa aérea del balón (codazo con brecha abierta casi a la altura del ojo a Titi, amarilla incluida) ni los intentos de regate (le quitaron el balón en la jugada precisamente del 0-1).
Baraja habló de él y la sinceridad del técnico es precisamente lo que invita a pensar que la negatividad de Yaremchuk va a suponer todo un desafío para el propio Baraja. El Valencia necesita, sólo por una cuestión numérica, a todos los futbolistas. Pero justo cuando el 9 se lesiona, el otro 9 no parece dispuesto y hay que recurrir a un Diego López que se encuentra más cómodo de mediapunta que sirviendo como única referencia. «La idea es que sume minutos, vamos a ver su evolución y crecimiento. Queremos tenerlo listo para que con continuidad encontremos su mejor momento».
Foulquier
Dimitri no encuenta a Foulquier. A sus 30 años, el lateral está posiblemente en el peor momento desde que firmó por el Valencia hasta junio de 2025. Contra el Logroñés cometió varios despistes y errores de bulto, dando la impresión de estar nervioso y desesperado. Con Thierry siempre al límite, el francés debe mejorar su rendimiento.
Hugo Guillamón
Se fue al Mundial y se evaporó. El caso de Hugo Guillamón es digno de estudio. De ser poco menos que el eje imprescindible sobre el que pivotaba el Valencia, a estar casi a punto de salir en verano ante lo que se le venía encima. El internacional no acaba de engancharse, superado por Pepelu y Javi Guerra en la medular.
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