Qué reclama Baraja para seguir como entrenador del Valencia CF

Con la fuerza que le otorga ser el entrenador que ha evitado la debacle que hubiera supuesto para el Valencia descender a Segunda –Gattuso salió huyendo a finales de enero– Rubén Baraja traslada a Miguel Ángel Corona el mismo mensaje que hizo público tras el partido contra el Betis, donde se selló la permanencia. Al director deportivo, por tanto, no le coge por sorpresa que en la primera reunión con el pucelano, la leyenda valencianista le hable más de proyecto deportivo que de sueldo y años de contrato.

La gran ausente en la reunión, Layhoon Chan, deberá trasladar en Singapur a Peter Lim que si quieren seguir contando con Baraja como escudo deportivo, a estas alturas negarlo sería absurdo, se le va a tener que ofrecer un horizonte deportivo. A efectos de contrato, en una reunión donde tampoco participó su representante Manuel García Quilón, Baraja pidió una relación contractual de más de un año, algo consecuente cuando está poniendo encima de la mesa la palabra proyecto para alargar su vinculación.

Más allá del contexto en el que sigue instalado el Valencia, salvar la categoría no termina con los problemas financieros del club, Baraja es consciente de que en su reflexión debe poner en el lugar que corresponde la situación en la que está a día de hoy. Antes de la llamada del club de Mestalla, más allá de que cogió el 'marrón' por un ejercicio de valencianismo, el castellano llevaba dos años fuera de los banquillos.

Ha completado con éxito la misión de media temporada en el Valencia en Primera. Hasta ahora, en su trayectoria, tan sólo había dirigido a equipos en Segunda y sólo en una ocasión logró terminar una temporada completa, la 2015-2016 en Elche. Renovar su contrato sería alargar una gran oportunidad de hacer carrera en un banquillo grande de Primera. Esa premisa también va a estar encima de la mesa.

Corona y Solís, conscientes de que la presidenta no iba a estar en la primera toma de contacto con Baraja, han tenido más de 48 horas para preparar la reunión. El técnico, acompañado de una hoja donde tenía apuntadas sus reflexiones, dejó bien claro en el Villamarín por dónde pasa la exigencia que quiere en el club para plantearse una continuidad: «Hay que hacer reflexiones desde la calma de que el Valencia esté en Primera. Una es analizar las causas del por qué un equipo como el Valencia está peleando por la salvación hasta la última jornada. Nos tenemos que dar cuenta para que sirva de lección y ver que hay que cambiar la mentalidad para ser un club como el que hemos sido, fuerte. Para un proyecto de futuro hay que tener las cosas claras y exigencia máxima desde el primer minuto de la temporada. Toda la temporada tiene que tener exigencia máxima. Que todos sepan a qué club vienen y lo que representa este club. Solo así podremos avanzar. No significa que el año que viene vayas a ir a la Champions pero en ese proceso de crecimiento hay que tener un plan. Es un club centenario».

En la primera toma de contacto entre Corona y Baraja también se ha hablado de la plantilla, aunque en este punto el técnico es consciente –desde que llegó al club– de que la persona que ejerce de director deportivo está atado de pies y manos. Las decisiones sobre compras y ventas se siguen tomando en Singapur y el bucle de todos los entrenadores que han estado en la entidad desde la entrada de Meriton comienza, cada verano, en la inquietud sobre las piezas que les pueden vender en el mercado.

Hace un año, Soler y Guedes fueron los elegidos por Lim para hacer caja. Algo que, finalmente, se produjo. Entre los dos, el Valencia se aseguró 51 millones contando sólo los ingresos fijos de las ventas. Esos apuntes contables llegarán en el balance que se cerrará el próximo 30 de junio. Es decir, en las cuentas de la temporada 22-23. Para la 23-24, el Valencia, por mucho quiera apretarse el cinturón con la masa salarial, va a tener que seguir vendiendo jugadores.

Los ingresos siguen topándose con varios muros enormes; la ausencia en competiciones europeas (se ingresaron 126,2 millones las dos últimas temporadas que el club jugó en Champions y Europa League), los ingresos menguantes cada año por televisión (entre el recorte de CVC y las malas clasificaciones del equipo en la Liga) o el límite de explotación publicitaria que tiene Mestalla (agravado con una obras paradas en el nuevo estadio que tienen bloqueados 80 millones de CVC).

La preocupación de Baraja se centra en Gayà y Mamardashvili. Son los dos jugadores más jugosos que tiene el Valencia para el mercado. La prioridad que Lim, ahí está la hemeroteca, tiene cada verano. El Atlético ya ha movido una primera ficha para sondear al capitán valencianista, que renovó su contrato hasta 2027, mientras que la Premier asoma como destino para el georgiano.

Corona, ni ningún ejecutivo del club, pueden asegurar a Baraja que no se vaya a vender a uno de los dos, o a los dos. Más allá de esos nombres, el vallisoletano tiene claro los puestos que debe reforzar el equipo. La delantera como prioridad donde, además, los dos jugadores con los que más ha contado (Lino y Kluivert) no pertenecen al club. Sí tienen contrato Hugo Duro y Cavani, que entre los dos no suman un gol en Liga en lo que va de 2023. Un auténtico drama para comenzar.

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