Ha empezado la cuenta atrás. Ya hay fallo sobre la manoseada ATE pero la sección 1 de la sala de lo contencioso-administrativo decidió finalmente este miércoles que su veredicto no se hiciera público. Ni el Valencia como demandante, ni la Generalitat como demandada, ni ... el Ayuntamiento, ni Libertad VCF ni De Torino a Mestalla conocen cuál es el sentido del voto que los tres magistrados han emitido. Habrá que esperar de esta forma a que en los próximos días (pueden ser algunas semanas), la magistrada Laura Alabau redacte la sentencia y por fin dé a conocer si la ATE que afecta al viejo y al nuevo Mestalla sigue dormitando en el cajón como un mal sueño del pasado, o si por el contrario el calendario se retrotrae hasta antes de que el Consell decidiera ponerle la puntilla con el sello de caducada.
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El gran problema es que judicialmente no se ha dado todavía el último paso. Y ahí hay mucha tela que cortar todavía. Una derrota para el Valencia supondría un golpe de efecto importante, tanto para el propio club como para Meriton, porque reforzaría la versión de que las administraciones estarían cada vez que se reúnen o negocian con el Valencia sobre la situación, haciéndolo con alguien que ya ha incumplido un acuerdo una vez. Al Valencia le dejaría en una posición claramente debilitada.
Por eso no hay que descartar que se pueda activar todavía la última tecla que queda desde el punto de vista judicial. El Valencia tendría en todo caso la oportunidad de poner un recurso de casación a la Sala Tercera de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo. Es la única vía de escape posible que tiene el club en el supuesto de que pierda este partido. Precisamente, preguntado el Valencia ayer mismo por este periódico respecto a si realmente se había contemplado de alguna manera esta hipotética posibilidad, la respuesta fue en tono neutro. Ni lo negaron ni lo afirmaron, mejor esperar a ver en todo caso cuál es la resolución. El prudente posicionamiento en todo caso es lógico. Pero todos los actores saben que esa bala está ahí y que hasta ahora, después de diez años de Peter Lim en Valencia sin que ni un solo obrero haya entrado en el estadio de Cortes Valencianas, el tiro podría pegarse.
¿Qué ocurriría en ese caso? Desde luego, mantener viva la pelea con la Generalitat, pese a la buena predisposición que los gestores actuales pretendían con el Valencia con el fin de atraer el Mundial de 2030. Y sería precisamente la candidatura al Mundial la que podría de alguna manera resentirse. Si ya está en el aire si Valencia va a poder optar finalmente a convertirse en sede, el recurso de casación al Supremo obligaría de nuevo a congelar el tiempo hasta que hubiera un nuevo fallo.
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Dicen los expertos que los servicios jurídicos del Valencia que capitanea Germán Cabrera no anduvieron muy finos porque podían haber 'mareado' mucho más a la Administración antes de llegar que el Consell dictaminara la caducidad. Aún así, los plazos del litigio se pueden estirar todavía algunos meses más. En los últimos años, los recursos de casación de lo contencioso administrativo del Supremo rondaban una media en torno al año hasta tener la resolución. En la última memoria (2022) se reflejaba un aumento considerable de los casos ingresados (11.387) con 8.400 pendientes a final de año.
Pensar en una resolución del Supremo más o menos rápida es equivocarse. Sobre todo porque los tiempos que se manejan en la judicatura no son ni mucho menos los mismos que se tienen en cuenta para un proceso tan complejo como la candidatura española ante FIFA. Desde la Federación Española se quieren dar todas las facilidades posibles para que Valencia se integre en ese grupo de ciudades aspirantes, pero los plazos son los que son y hay muchos condicionantes que explicar a FIFA.
Para empezar, el Valencia ya no firmó el acuerdo de adhesión que sí rubricaron Ayuntamiento y Generalitat. Aún así, desde la Federación Española se le ha ampliado de alguna manera el margen para hacerlo. Pero si entre junio y julio hay que enviar a FIFA toda la documentación, desde luego ni por asomo estaría resuelto en el Supremo ese recurso de casación si finalmente se presentara.
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Es decir, habría que contar con un estadio cuya situación está bajo litigio judicial. Con buena predisposición de todos, sí, pero con un conflicto abierto sin resolver todavía. Y si por ahora licencias, fichas y convenio vienen matizadas hasta que no se sepa la resolución judicial actual, a los políticos se les pondría en un apuro con ese nuevo paso que se prolongaría en el tiempo.
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