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¿Las buenas o las malas? Primero siempre las buenas: Baraja seguirá como entrenador del Valencia. Las malas: que pierde a Marchena. Pero hay más. ¿La impredecible? La promesa al técnico de que tendrá influencia en las salidas y llegadas. Lim proveerá, aunque los precedentes de Bordalás y Gattuso no deberían dejar muy tranquilo al morador del banquillo valencianista. Pero tendrá tiempo para comprobarlo con su ampliación de contrato hasta 2025. Firma dos temporadas más, como así reclamaba –habría renunciado si sólo le hubieran ofrecido una–, y con una mejora salarial. Las condiciones que firmó en su llegada tras la espantada de Gattuso fueron relativamente bajas para lo que se mueve en el fútbol español.
Tras una semana se reuniones con Miguel Ángel Corona (director técnico) y Javier Solís (director corporativo), ayer se llegó al acuerdo definitivo. Sorprende que en una de las decisiones más trascendentes del club no esté presente la presidenta blanquinegra, Layhoon Chan, en Singapur, según ha trascendido, por motivos personales y profesionales. Obviamente ha estado informada al minuto para hacer de correa de transmisión hacia Peter Lim. En una de las llamadas, la dirigente se enteró de que Baraja caminará solo. Marchena ha decidido abandonar el Valencia. Aceptó acompañar al vallisoletano cuando se le reclamó para evitar el desastre del descenso, pero ahora regresará a su ciudad. Quiere estar en Sevilla y allí ya le están planteando volver al club hispalense como sustituto de Monchi en la dirección deportiva. El arquitecto de las plantillas se ha solicitado marcharse. Baraja está valorando contar con algún otro mito del valencianismo (se ha hablado de Mista) como ayudante principal y también recuperar a parte del equipo técnico con el que se estrenó en los banquillos tras dejar el fútbol en activo.
En las quedadas con los ejecutivos valencianistas se ha hablado de todo aquello que Baraja reclamó en voz alta en la rueda de prensa posterior al choque que garantizó la permanencia del Valencia en Primera: un proyecto de futuro, mentalidad en la plantilla y exigencia máxima en todos los estamentos de la entidad. Los pilares del renacimiento de un club depresivo. Y para todo ello tiene claro a quién no quiere tener en su equipo la próxima temporada. Ha dado nombres y apellidos. También tiene claro a quién le gustaría traer para completar una plantilla de garantías. En ambos casos el club se ha comprometido a escucharle. Le han prometido que tendrá influencia pero de la misma forma le han dejado cristalino que la última palabra será del club. De Lim, vamos. De Mendes también. Baraja no se ha mostrado beligerante en este aspecto, pero ha insistido, sobre todo, en definir las salidas. Esta temporada han existido conductos reprobables de algún futbolista y la entidad ha querido reforzar al técnico para que pasen a la historia.
Los puntos deportivos los cerró Baraja en primera persona y en los económicos entró en escena Manuel García Quilón, representante del técnico. El vallisoletano ha firmado un contrato acorde al Valencia (al nivel de alguno de sus predecesores) y también se han definido las condiciones por si el técnico decide rescindir de forma abrupta o si el club quiere despedirlo.
Todo esto está muy bien pero hay que bajar al barro. Y ahí se conocen a las personas. Cuando Baraja empiece a pedir y el club empiece a hacer lo que quiera. Porque el Valencia actual no puede aspirar a un traspaso medio-alto (Kluivert es del agrado del vallisoletano, pero tiene claro que el club no comprará al neerlandés por los 15 millones que pide la Roma) y veremos si puede dar salida a futbolistas con contrato. Porque para esto también hace falta dinero. Y el club blanquinegro no lo tiene. Gabriel Paulista y Cavani están en puestos preferentes para dejar el Valencia (les queda un año de contrato) y otros con los que no cuenta Baraja son los delanteros Hugo Duro y Marcos André. Tampoco quiere en su plantilla a Castillejo y al central Comert. Cenk ha firmado por cinco años y habrá que dirimir quién de los centrales canteranos asciende. El club le ha trasladado que hay que reducir costes para garantizarse el fair play financiero y que no es descartable la venta de alguno de los futbolistas importantes. Los que más salida tienen, además de Gayà (aunque el valenciano quiere seguir), son Mamardashvili y Yunus Musah.
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