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Los jugadores no pudieron esconder su REUTERS

Una resaca en Valencia amarga y con muchas dudas

La dura realidad del club tras la derrota en la final copera es que no jugará en Europa salvo carambola con el futuro de Soler o Gayà en el aire

Lunes, 25 de abril 2022, 00:50

Los deportistas describen el día después de perder una final con la palabra angustia. No sólo hay que digerir el palo personal sino el colectivo, donde las lágrimas de tus aficionados lo envuelven todo ... . Si encima, lo tienes que hacer en un contexto de proyecto deportivo a la deriva todo se multiplica por cien. Uno de los análisis que se hizo en caliente, muy entrada la madrugada del domingo en La Cartuja, es que la crueldad de perder una final por penaltis, ya ocurrió hace 21 años en la de la Champions de Milán, debe servir para crecer como grupo y encontrar la venganza deportiva como hizo aquel equipo, con Cañizares, Carboni, Albelda, Pellegrino o Juan Sánchez ganando la Liga doce meses después. El problema es que en el actual Valencia nadie puede asegurar que muchos de los jugadores que lloraron con amargura en el fondo norte de La Cartuja, junto a su gente, vayan a tener esa oportunidad al acabar la temporada.

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Con Europa en modo quimera, a falta de 15 puntos en Liga los valencianistas están a 10 de la séptima plaza que da acceso a la Conference League, todas las miradas en los próximos meses se van a posar en José Luis Gayà y Carlos Soler. Los dos capitanes terminan contrato en junio de 2023 y tienen su futuro en el aire. «No sabemos si vamos a tener otra oportunidad de jugar una final con este equipo». Esa fue la frase del lateral de Pedreguer horas antes de la final. No le falta razón, en todos los sentidos de la frase. Nadie sabe lo que puede pasar por la mente de Peter Lim para su proyecto deportivo de la campaña 22-23, con la necesidad de seguir vendiendo jugadores para cuadrar las cuentas y casi la certeza de afrontar una tercera campaña seguida con cero euros de ingresos por competiciones europeas. El «Gràcies» de Gayà ayer en sus redes sociales, junto a varias fotografías con los ojos anegados de agua junto a la afición en Sevilla, se convirtió en un torrente de mensajes de seguidores que le pedían que se quedara en el equipo. El eterno capitán. El que siente el hierro.

El último símbolo de la ruptura total del valencianismo con Meriton, para la historia quedará la primera final del club en la que la afición cantó contra el máximo accionista y el presidente, fue el momento en el que el de Pedreguer se cruzó con Anil Murthy justo antes de recoger la placa de subcampeón. No por la intención del jugador con su gesto, su entorno aseguró ayer a este periódico que no hubo ninguna, sino por la interpretación libre de la inmensa mayoría de los aficionados. El vídeo es cristalino. La desafección del vestuario con su directiva, también y desde que se desmanteló el último proyecto campeón. No hace diez décadas, ocurrió hace tres años.

La plantilla, junto a sus familias, pasó el sabor amargo de las primera horas de la derrota cenando a altas horas de la madrugada del domingo en el hotel NH Collection, el cuartel general del equipo en Sevilla. Al encuentro no asistió, tal y como informó Superdeporte, el presidente Anil Murthy. La cena sirvió para que los comensales, al menos, pudieran asumir la derrota en compañía de gente querida.

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Si hay una imagen del dolor en La Cartuja que dejó claro el compromiso con un escudo fue la de Hugo Duro y Bryan Gil llorando desconsolados uno junto al otro. Son dos cedidos. En la hemeroteca no encontrarán muchas parecidas en situaciones similares. Para ese objetivo de devolver al club a donde se merece, Europa y que todo apunta a que no será en unas semanas, el madrileño dejó claro que se apunta: «Todavía me acuerdo el momento de salir al campo y que se me pusieran los pelos de punta. Cuando llegué aquí me dijeron que el Valencia tenía una afición buena y a la vista está de que esa persona se quedó corta. Lo que no tengo duda es que lo que viví anoche (por el sábado) me sirvió para darme cuenta que el Valencia tiene que estar entre los mejores de España y cabalgando por Europa, y lucharemos para ello». Duro mandó un guiño a Gayà dejándole claro que «no puede haber mejor capitán que tú». Bryan Gil tildó la derrota en la final copera como «uno de los días más duros de mi corta carrera» pero dejó claro que no puede estar «más orgulloso de pertenecer a este grupo y defender este escudo. ¡Una vez más esta afición no deja de sorprenderme! Volveremos más fuertes». Una puerta abierta a luchar con el Tottenham por un segundo año de cesión.

Hay otros jugadores, como Lato que se perdió la final por lesión, que tampoco tienen claro su futuro. El lateral se declaró «muy orgulloso de ser Valencianista, así es como me siento. Ha sido una noche dura para todos pero me quedo con el esfuerzo y la lucha de mis compañeros en el campo y el calor que nos ha dado nuestra gente tanto fuera en las calles de Sevilla como dentro del estadio. El Valencia siempre se levanta». Un concepto el de «orgulloso de ser del Valencia» que también empleó Racic para apelar a la afición: «Como todos vosotros no he podido dormir por no haber logrado, junto a mis compañeros, daros una alegría que merecéis por vuestro apoyo, cariño y profundo amor a este escudo. Espero que muy pronto seamos capaces de devolveros todo lo que nos dais».

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La gran revelación de la temporada, un Mamardashvili que fue clave para que los de Bordalás llegarán con vida tanto a la prórroga como a los penaltis, también lanzó ayer un aviso: «Volveremos fuertes». El georgiano tiene contrato hasta 2024 y el rol de titular en estos momentos. Algo que abre el debate sobre el futuro de Cillessen o Jaume. La dura resaca de una derrota amarga en un contexto muy inestable.

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