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Roberto Gil alza la Copa de 1967 en presencia de Franco.

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Roberto Gil alza la Copa de 1967 en presencia de Franco. EFE

Fallece Roberto Gil, mito del Valencia CF

Relevo del legendario Puchades, como jugador ganó dos Copas de Ferias y la Copa de 1967 | Muere a los 84 años después de una vida ligada al club de Mestalla, donde también fue entrenador en dos etapas y secretario técnico

PABLO MARTÍNEZ | MOISÉS RODRÍGUEZ

Viernes, 5 de agosto 2022, 09:02

El valencianismo está de luto por uno de sus mitos: Roberto Gil falleció a primera hora de este viernes 5 de agosto, días después de cumplir 84 años. Nacido en Paterna el 30 de julio de 1938, enseguida se mudó a Riba-roja, donde ha residido y donde actuó como entrenador del equipo del municipio. Esto fue ya a finales de los 90, después de haberlo sido todo en el Valencia, club al que juró amor eterno, en la segunda mitad del siglo XX. Tanto es así que no sólo renunció a jugar en el Real Madrid, sino que también rechazó disputar un partido con la selección española porque coincidía con uno del equipo de su vida. Esto le costó la cruz en la lista de elegibles para el combinado nacional, pero él estaba orgulloso de su vida como blanquinegro: desde que despuntó para convertirse en el relevo de otro mito, Tonico Puchades, hasta que fichó a Penev y a Leonardo como lo que hoy sería director deportivo e incluso intentó traer a Van Basten. «Fui a por y él me contestaron que ya estaba vendido a Italia. Si llevo a verlo tres meses antes... También pregunté por Matthaus, pero me respondieron que si no era el Madrid o el Barça, nada», contaba

Y es que en el Valencia fue futbolista, entrenador y responsable del área deportiva desde principio de los 60 hasta los 90, saboreando las mieles en el césped, los difíciles 80 en el banquillo y el renacimiento con Arturo Tuzón. El valenciano, como futbolista, ocupó el centro del campo del conjunto de Mestalla que entre los 60 y principio de los 70 ganó la Copa de Ferias (1962 y 1963), la Copa (1967) y la histórica Liga de 1971 en Sarrià con Di Stéfano en el banquillo. En aquel campeonato ya tuvo un papel secundario, pues el técnico hispano argentino ya le había relegado de la titularidad.

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Roberto Gil empezó a jugar en el Frente de Juventudes y a los 15 ya militaba en el Riba-roja con una ficha falsa. El exvalencianista Rino se dedicaba a captar chavales para la cantera y conocía aquel chanchullo. Un día se plantó en la localidad de Camp de Túria y abordó a Roberto Gil: «Me dijo que o me iba al Valencia o me denunciaba». Admite que no hubieran hecho falta amenazas para que firmara por el que ha sido el club de su vida: «Es que a Rino había que conocerlo...».

Partió desde las categorías inferiores y pacientemente esperó su oportunidad hasta llegar a debutar con el primer equipo. Cuando jugaba en el juvenil, los jueves se enfrentaba a futbolistas del primer equipo. Pasó por el Valencia Mestalla con 18 años llegando a debutar en Segunda División el 9 de junio de 1957 contra el Murcia. Pese a que el entonces joven centrocampista ya despuntó, el filial acabaría perdiendo la categoría.

Su debut con el primer equipo, el 11 de junio de 1959 en un partido amistoso contra el Corinthians, no dejó indiferente a nadie, hasta tal punto que el entrenador de aquel entonces, Otto Bumbel, decidió incorporarlo a la plantilla. Roberto Gil guardaba con cariño los recuerdos de aquella gira por Latinoamérica y, de hecho, en su museo particular conserva una foto con el mítico Cantinflas.

Aquella misma temporada (1959-1960) llega a disputar 19 partidos de Liga, además todos como titular. Las dos campañas posteriores, con Domingo Balmanat en el banquillo, le costó entrar en los once hasta que con la llegada primero de Scopelli y posteriormente de Pasieguito se convirtió en titular indiscutible. Su progresión como jugador le permitió asentarse en el once y formar un pareja con Paquito, llegándose a consolidar como uno de los tándems más significativos en la historia del club en el centro del campo. Llegó a lucir el brazalete de capitán, por ejemplo, en la final de Copa el 2 de julio de 1967. Tras ese partido, precisamente, se dio la anécdota en la ceremonia de entrega del trofeo, cuando dejó al vicepresidente del Gobierno, Muñoz Grandes, con la mano extendida. Roberto Gil contaba entre risas que se trató de un despiste por la emoción del momento. «Yo quería girarme para celebrarlo con el resto del equipo y ni me di cuenta. Se vio en el NO-DO y hubo gente que me llamó: '¡Qué desplante! ¡A ver si te van a detener o te fusilan!'. Pero sí saludé a Carmen Polo, la mujer de Franco, y al presidente del Valencia, Julio de Miguel. No fue a mala intención, ¡que no me di ni cuenta!», relataba el exfutbolista, siempre amable y locuaz cuando se le buscaba para hablar de su Valencia. Con la llegada de Di Stéfano en 1970 decayó su protagonismo. De hecho, tuvo un papel casi residual en la consecución del campeonato de Liga que rompía con la sequía de 24 años sin ganar este título. Su lesión en el pubis le lastró durante todo el año.

En la temporada siguiente se vio obligado a decir adiós al club de su vida, al cual un par de años más tarde regresaría para formarse como entrenador. Antes se fue al Calvo Sotelo de Puertollano para poner fin a su etapa de jugador. En total disputó 300 partidos y anotó 35 goles con la camiseta del Valencia.

Como entrenador cogió al equipo en la temporada 1983-1984 en la jornada 22 y después de ser eliminado de la Copa del Rey por el Castilla. Se hizo cargo de su querido Valencia sustituyendo a Francisco García 'Paquito', el hombre con el que había compartido la medular del equipo en los años de futbolistas y que dejó al Valencia en la duodécima posición. Roberto Gil continuó al frente del equipo una temporada más. Era un tiempo de problemas económicos y finalmente tendría que abandonar el banquillo: en su lugar entraría Óscar Rubén Váldez. Su última campaña como entrenador fue en el retorno a Primera División cubriendo la baja de Di Stéfano hasta final de temporada que definitivamente se centró en las labores más técnicas. Como director deportivo, además de Penev y Leonardo trajo a otros futbolistas notables como Quique Sánchez Flores.

Roberto Gil, cuando se le pedía que se comparase con un futbolista contemporáneo, siempre mencionaba a David Albelda. El de Riba-roja dejaba caer que «la pequeña diferencia» con el de la Pobla Llarga era que él tendía a llegar al ataque, que bordaba más el área hasta que tuvo que retrasar su posición. Ya jubilado, fue asiduo en las charlas y tertulias que se realizaron siempre alrededor de su querido Valencia, colaborando siempre que fue requerido con el Aula LAS PROVINCIAS, y estuvo muy activo en los actos del centenario siempre codo con codo con la Asociación de Futbolistas que preside Fernando Giner. En ese año, una caída le hizo pasar por el hospital justo cuando el equipo de su vida disputaba la final de la Copa del Rey, el último título conquistado hasta la fecha. Convaleciente de una operación, no se quiso perder un partido, aunque fuera por la televisión, ante el que se mostró convencido de la victoria, aunque delante estuviera el Barça de Messi: «Creo que ganaremos, ahora tenemos más facilidad para hacer gol». Y así fue. El valencianismo llora a uno de sus mitos.

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