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Salvo y Lim en el balcón de Mestalla, tras la firma de la compra del club. . Molines
Lo que Salvo hizo para torpedear a Bankia y entronizar a Lim

Lo que Salvo hizo para torpedear a Bankia y entronizar a Lim

'Bankia desde dentro'. Juan Emilio Maíllo, director de Comunicación del banco en esa época, desvela en un libro las interioridades del proceso de venta del Valencia: «Hubo insultos y amenazas»

Domingo, 21 de mayo 2023, 00:49

«Yo soy del Athletic». Cuatro palabras que servían de escudo al todopoderoso José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, cuando se topaba con la incomodidad del fútbol. Entre tarjetas black, paseíllos por la Audiencia Nacional y el desafecto del pueblo hacia la banca había que sumar el impacto reputacional que sufría la entidad por sus negocios con la pelota, ya fuera el crédito de 76,5 millones para que el Real Madrid fichara a Cristiano Ronaldo o la participación activa en la búsqueda de un futuro mejor para un Valencia que se desangraba. Fueron unos años tan intensos que Juan Emilio Maíllo no se ha resistido a plasmarlo en una publicación.

El director de Comunicación Externa del banco nacionalizado en aquellos años (2012-2017) extrae en 'Bankia desde dentro' (a la venta en librerías el 24 de mayo) las tripas del proceso de venta del Valencia a Peter Lim. Desvela todo lo que Amadeo Salvo omitió a la afición para asistir al singapurense. Fueron meses de reuniones, llamadas de teléfono, insultos y amenazas. Todo muy sucio. Indigno. Pero Bankia sabía donde se metía. Estaba avisado. Maíllo relata la sentencia de un experimentado directivo de la entidad vinculado a la concesión de créditos:«Nunca hay que prestar dinero ni a la Iglesia ni a un hospital ni a un club de fútbol. ¿Qué sucede si no te devuelve el dinero? ¿Pasas a ser dueño del estadio?». Pero el empellón del poder político y su indecorosa influencia en la dirección de las cajas de ahorro hizo que Bankia y el Valencia se unieran. El germen llegó con el préstamo de 219 millones al club para construir el nuevo estadio tomando como garantía el solar del viejo Mestalla y más tarde el crédito concedido a la Fundación Valencia CF para adquirir la propiedad del equipo.

«Con una deuda de 550 millones, el club se vio obligado a hacer una ampliación de capital que evitara su quiebra. Más del 70 por ciento del dinero fue aportado por la propia fundación de la entidad a través de un préstamo de casi 80 millones concedido por Bancaja que contaba con el aval de la Generalitat», relata Maíllo. El primer indicio de que todo se enmarañaría llegó muy pronto, en septiembre de 2012, con los problemas de la Fundación VCF para abonar los 4,8 millones de intereses del préstamo y la solicitud de un aplazamiento de seis meses.

Aficionados alentados por Salvo presionaron para que se eligiera a Lim como nuevo máximo accionista del Valencia. Jesús Signes

El caldo de cultivo para quebrar el timón del Valencia ardía. Maíllo expone en el libro que en abril de 2013 la Generalitat, ante los impagos de la Fundación VCF, «decide tomar el control de la institución. En aquel momento irrumpieron dos personas clave: Amadeo Salvo y Aurelio Martínez». Manuel Llorente dimite el 5 de abril y dos meses después Salvo es elegido presidente y unas semanas antes, con el cese de Federico Varona, Martínez era el elegido para la Fundación VCF.

Pero los impagos continuaban y ya surgen las primeras noticias de una posible venta del club. El Valencia y la Fundación debían al banco 300 millones «que no tenían capacidad de pagar», por lo que la salida fue un proceso para buscar un inversor que debía ser «abierto, competitivo y transparente. Sin embargo, Amadeo Salvo tenía su propia agenda, que no era precisamente transparente». En una entrevista en LAS PROVINCIAS, el dirigente afirmó: «Bankia no tiene potestad para vender el Valencia ni usar su nombre en busca de inversores». Pero Maíllo descubre en 'Bankia desde dentro' que justo después Salvo pidió una reunión al banco para presentar a un inversor «que estaba muy interesado en el club. Se llamaba Peter Lim», y cuenta su primera propuesta: «Buscaba una reducción de la deuda del Valencia con Bankia de entre el 40 y el 50 por ciento». La entidad dio oficialidad a la necesidad de un inversor y lo hizo el día de la junta de accionistas del Valencia. Salvo insistió en que la venta del club no la decidirían ni Bankia ni la Generalitat «pero nada contó a los accionistas que la víspera se había reunido con Bankia para presentarnos la oferta de Lim».

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Los nervios afloraban y Maíllo revela un incidente con Salvo. «Contacté con Damià Vidagany  (director de marketing y comunicación del club) para presentarme. Quedamos en el hotel AZ Cuzco. Estábamos charlando amigablemente cuando irrumpió Amadeo Salvo y sin preguntar quién era yo empezó a chillarme lanzando insultos contra el banco y contra mi jefa, Amalia Blanco». Una semana después Salvo convocó una rueda de prensa en la que contó que había conocido a Lim en 2013 y que se había interesado en invertir en el estadio y que el asunto había evolucionado y le había presentado un plan para el club. «Lo que no contó Salvo es que el plan de Lim pasaba por que Bankia perdonara más de la mitad de la deuda que el Valencia tenía con el banco. Lim quería, con el apoyo de Salvo, una negociación exclusiva y nosotros un proceso abierto». El banco eligió a KPMG como asesor de la operación. «Lim y Salvo querían a toda cosa que la operación se cerrase el 15 de enero porque decían que así daba tiempo a hacer importantes fichajes en la ventana de invierno».

Salvo y el magnate de Singapur seguían enrocados. «Lim no quiso pasar por el aro de KPMG. El resto de inversores tenían que acudir a su ventanilla para obtener detalles de la operación. Lim no lo necesitaba. Tenía su puerta de acceso a los números. En aquellos días se pudo ver al singapurense con Salvo en Oporto. Aunque fuera saltarnos el procedimiento decidimos aceptar que Lim no enviara su oferta. Es más, le pareció mal que se lo pidiéramos», cuenta Maíllo, que desvela que el director de Riesgos de Bankia informaba a Salvo de que otros inversores mostraban interés: «Reclamó saber los nombres. Intuíamos que cualquier detalle serviría para que tratara de ahuyentarlos. Lo hizo en cuanto pudo».

Amadeo Salvo y Aurelio Martínez, artífices de la llegada de Lim. Damián Torres

El 15 de enero era el día fijado para recibir las ofertas no vinculantes. Bankia informaba al club y al conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues. Dos días después hubo una reunión en la sede de Bankia con Salvo. «En la cita exigió conocer el nombre de los interesados. No se los dimos. Él no era el dueño del Valencia CF. Le ofrecimos que KPMG y PwC pudieran acceder a las ofertas. Salvo se negó. Amenazó con incendiar a la afición en una asamblea convocada para una semana después y culpar a Bankia de no hacer fichajes. En esto no faltó a su palabra», relata Maíllo.

De las propuestas, el autor destaca que de Lim sólo tenían «una brevísima hoja de cálculo. No contábamos ni con plan financiero ni plan de negocio». El resto era un fondo americano y otro británico vinculado a un príncipe de Arabia Saudí. «Habíamos descartado las que nos hicieron llegar un inversor vinculado a Miguel Zorío y la del costarricense Alvarado. Había también inversores rusos a los que se vinculó al presidente de la Diputación (Rus)».

El 24 de enero Salvo cumplió con la asamblea en Mestalla. «El presidente logró incendiar a una parte del valencianismo. El riesgo de que alguno pasara de lo virtual a lo físico o de los ataques a sedes por golpes a personas llevó a extremar la seguridad de la gente del banco más expuesta a la operación, máxime después de que Salvo, en una de sus conversaciones con el banco, dijera que debía tener cuidado porque su cara ya era conocida en Valencia», cuenta Maíllo.

El proceso de venta se puso en marcha. «Aurelio nos iba informando de sus intentos de hacer entrar en razón a Salvo. Infructuosos. En ese momento se nos cayó el fondo inversor americano. Varias semanas más tarde su dinero fue a un club italiano. A cambio, había trasladado su interés Cerberus y seguía en liza el fondo británico», narra.

Y llegaron las ofertas vinculantes. La información llegó a manos de Salvo, «que empezó su estrategia para vilipendiar al resto de los candidatos que no fueran Lim». La primera fue del fondo británico, la segunda de Cerberus, la tercera de Lim («mejorada a la que había presentado en enero») y la cuarta de Wanda. Al poco cayó el fondo británico y quedaron tres en liza. «Lim pedía una quita de 106 millones y que Bankia cubriera cualquier pérdida superior a seis millones. La quita del fondo americano era de 54 millones y la de Wanda de 75 millones», cuenta el autor, que desgrana los planes: «Cerberus prometía invertir 100 millones en cuatro años. Además de empresarios locales, como Manuel Broseta, figuraba David Albelda, que sufrió no pocos ataques. Lim apuntaba a invertir 60 millones el primer año y Wanda no daba señales de vida. A la vista de que la propuesta de Lim era la menos favorable para el banco en términos económicos, el club y la Fundación propusieron que la pudiera mejorar. Pedimos esta opción para el resto. Salvo y Martínez se negaron. Una vez acabado el proceso reclamamos que se hicieran públicas las ofertas. El Valencia se negó», desvela.

La votación del Patronato fue el sábado 17 de mayo. «Como no podía ser de otra forma, por unanimidad, todos votaron a favor de la propuesta de Peter Lim. Tocaba negociar los términos de la refinanciación del club con el inversor elegido por su dueño. Salvo trasladaba que exigirle garantías a alguien tan respetable era un sinsentido. Nadie dudaba de la honorabilidad de Lim», destaca Maíllo. Apartir de ahí llegaron las negociaciones para aquilatar las garantías de Lim del préstamo para compar las acciones. Y llegó el acuerdo el 6 de junio. «Pero Meriton fue conociendo las complejidades del proceso. «Salvo culpaba al banco y envió a directivos SMS con insultos, descalificaciones y amenazas. Le ponía la alfombra roja al comprador sin exigirle garantía alguna», cuenta. «Layhoon nos traía un plan de negocio a cuatro años. Le pedíamos algo a más largo plazo que cubriera el tiempo del préstamo. Salvo mandó un SMS amenazando con declarar concurso de acreedores. Pusimos sordina y el 24 de octubre anunciamos el fin del proceso. Desde la compañía de Lim, conocedores del rol jugado por Salvo, avisaron de que era su intención sustituirle», relata el autor. Esto fue todo lo que ocultó Salvo para entronizar a Lim en el Valencia.

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