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Serer, la izquierda, junto a Abel Resino en su época del Granada. josé maría martínez molero

Serer: «El escudo está por encima de la propiedad»

TRABAJO, SILENCIO Y SUERTE ·

El exjugador siente «rabia y pena» por la situación que atraviesa el Valencia: «Lim se irá y el sentimiento no se perderá nunca, es de por vida»

cayetano ros

Jueves, 29 de octubre 2020, 23:20

- ¿Recuerda qué sintió cuando vino a buscarlo la cantera del Barça?

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- Sí, claro, tenía 15 años, antes de la Navidad del 82, estaba en el pueblo (Quart de les Valls), había ido a probar al Infantil del Valencia, con Pedro Cortés de entrenador, y no me decían nada, ni fu ni fa. Al poco vino el Villarreal y jugué en el primer equipo, en Preferente y en Tercera (con Falomir, Molés, Diego, Forment, Grande, Clarés). Fui a La Masia a probar una semana y el Barça le pagó al Villarreal un dinero por la formación. No era fácil para mí. Yo era, soy y seré de pueblo. Mi familia tenía un horno de toda la vida, yo era el mayor y debía tirar del carro. Mi primera ficha federativa fue con el equipo de Les Valls (que reúne a cinco pueblos: Quart, Faura, Benifairó, Quartell y Benavites). José Segrelles, árbitro de Primera, fue el ojeador que me llevó al Barça.

- ¿Volvería a repetir esa aventura?

- Sí, pero sabiendo lo de ahora. Fue un cambio radical, un sacrificio muy grande. A los 28 chavales de La Masia solo nos dejaban hacer dos llamadas a casa por semana, con la excepción de Nayim, que podía llamar a Ceuta cuando quisiera. Fuimos una familia con Guillermo Amor y, sobre todo, hice una gran amistad con Luis Milla.

- ¿Qué entrenadores recuerda de la formación?

- En el Villarreal, José Soriano Rey, Pepe Rey. Yo bajaba del pueblo en bicicleta a la carretera y él, que venía de Elda, me recogía con su R12 en la general y después me devolvía después de entrenar, una odisea. Y en el Barça, Jaume Oliver, El Crack, a quien veías aparecer por La Masia con su Renault Fuego y te escondías. Era exigente, dictatorial, te tenía machacado todo el día, pegaba un grito y cambiabas de ritmo. O te hundía o te fortalecía. Hoy en día sería imposible. Fue coordinador del fútbol base y segundo de Rinus Michel. Marcó mi formación y la de otros como Roura o Tito Vilanova. Después hubo una persona a la que quería mucho, Oriol Tort, un captador entrañable.

- ¿Tiene vocación de entrenador?

- Sí, me ha gustado. Ahora (en una agencia de representación), intento explicar las cosas que tú harías, marcar una dirección. Al jugador no lo puedes engañar, es lo peor. Tengo licencia pro, pero es muy difícil entrenar. No basta con estar bien preparado para entrar en la rueda de Primera. Del mismo modo pienso que para ser árbitro deberías haber sido antes futbolista profesional: debes saber por dónde van los tiros.

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- Mateu Lahoz, por ejemplo, jugó en las categorías inferiores del Valencia.

- Mateu es uno de los mejores árbitros del mundo. Y no exagero.

- Usted solo jugó un partido con el primer equipo del Barça.

- Un Barça-Zaragoza, 1-0, gol de Robert. Antes solo había camisetas del 1 al 16, Johan (Cruyff) me había dado el 14 y yo sabía que iba a jugar porque ese había sido su número de jugador. Estaba asustado.

- ¿Qué supuso Johan?

- Un mito que lo cambió todo, fútbol total, diferente. Vino a jugar con dos o tres defensas en una época en que todo eran 'barracas'. E introdujo el '4' por delante de la defensa: primero Milla y después Guardiola. Te la jugabas cada vez si eras defensa; debías ser muy rápido. Las charlas tácticas no sabías por dónde te iba a salir. Era muy drástico: o blanco o negro. Se encaraba con cualquiera.

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- ¿Por qué no siguió?

- Jugaba en el B y entrenaba en el A. Hablé con Johan. Tenía ofertas del Tenerife, el Logroñés y el Mallorca. Él quería recuperarme. Todo dependía de Serna, de si se marchaba o continuaba. Finalmente, pasé cuatro años muy buenos en el Mallorca y vine gratis al Valencia de la mano, precisamente, de Pedro Cortés, a quien tengo mucho cariño. En mi primer Cotif, vine con el Barça y Cortés, de vicepresidente, me dijo: 'Si algún día tengo oportunidad, te traeré al Valencia'. Y lo cumplió. Fue el sueño de mi vida. Lo había soñado muchas veces de pequeño. Puedes cambiar de todo en la vida, menos de equipo. Tengo mucho afecto al Villarreal, al Barça y el Mallorca, pero la entidad y el escudo del Valencia están por encima de todo a pesar de que la propiedad es un puto desastre.

- ¿Le da pena lo que está pasando en el Valencia?

- Sí, rabia por un lado, pena por otro. No hay sentimiento, es un tema empresarial. Es como si yo me compro un equipo chino y me da igual lo que le pase. Fue culpa nuestra no haber hecho más para evitar que se vendiera. Una vez hecho, hay que navegar y aguantar. Más tarde o más pronto, Lim se irá y el sentimiento no se perderá nunca, es de por vida. Y menos mal que no se puede ir al campo. Los valencianos son como los truenos: si va bien, te dan todo; pero ahora, con el campo lleno, habría sido un caos. Yo disfruté de Mestalla, pero cuando hay lío, hay que tener un par para estar ahí. El aficionado tiene derecho a expresarse y el famoso 'burro, burro' de Mestalla es fantástico. Falta un líder para revertir esta situación: 'yo voy contigo donde sea', pero ¿a qué puerta llamamos?

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- ¿Alguien como Arturo Tuzón?

- Arturo fue un hombre serio, entrañable, se hacía respetar. Sí quedan personas como él, pero los clubes ahora son empresas como en Inglaterra, con capital extranjero. Todo ha cambiado. Antes era más familiar. Se ha perdido el romanticismo. Antes, llevar la camiseta del Valencia era muy grande. Ahora tiran a Camarasa y nadie lo entiende. Y no quieren que los exjugadores entrenen al Mestalla. ¿Qué problema tienen?

- Tebas sigue confiando en Lim.

- ¿Tebas dónde ha jugado?, ¿qué va a arreglar Tebas? Ni fu ni fa.

- ¿Hubo una reunión de Murthy con Robert para ficharlo?

- Sé que ha habido contactos; Robert exigió condiciones ideales para el Valencia y el valencianismo, pero pensaron que les iban a quitar protagonismo. Robert quería rodearse de gente importante del Valencia.

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- ¿El intento fallido de fuga de Javi Gracia cómo puede haber sentado en la plantilla?

- No sabemos ni de la misa la mitad. Eso crea desconcierto en la plantilla, clima enrarecido. Pero son profesionales. Están pasándolo mal y les falta creer en lo que hay. Lo primero que debes hacer en la pretemporada es plantear un objetivo, y ni el presidente ni el entrenador lo han hecho, son incapaces.

- ¿Cuándo vio Mestalla por primera vez?

- Yo era un crío y fui con mi tío Manolo y mi abuelo Pepe (mi padre era cazador y no le gustaba) a un Valencia-Argentina con Passarela y Tarantini. Me puse cerca del reloj.

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- ¿Cómo fue su primer año como jugador del Valencia?

- Jugué 35 partidos, tuve cinco entrenadores (Hiddink, Rielo, Paco Real, Héctor Núñez y otra vez Hiddink). Fue mítica la frase de Españeta. Se pasó mucho tiempo diciéndolo: 'El Retorno, el Retorno' cuando volvió Hiddink, que sonreía al escucharlo.

- ¿Cuánto daño le hizo al club la derrota de Karlsruhe (7-0 en la Copa de la UEFA de 1993)?

- Esa derrota te marca. Íbamos colíderes, campaña espectacular, ganamos 3-1 en la ida con un penalti clarísimo no pitado a Fernando. Y ese día hacía un calor infernal en el vestuario mientras que fuera hacía muchísimo frío. Pudimos adelantarnos con una ocasión de Eloy y varias de Pizzi, pero llegó la debacle con el 3-0 de la primera parte. Yo jugué esa primera mitad, de central, y estuve fatal: venía de una lesión de abductores. Con ellos estaban el portero Kahn y Kiriakov. El Barça ha perdido 2-8 frente al Bayern. Los clubes se sobreponen.

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- ¿Hiddink era un vividor?

- Hiddink era diferente: vivía en El Parador, jugaba al golf, estaba a gusto. Apelaba a la inteligencia del futbolista. Si le preguntabas cómo marcar a tal jugador, te decía: 'Tú estás aquí por algo'. Y el equipo se responsabilizaba y daba la cara por él. Él y Johan iban por delante. También criticaban el rondo, pero un partido es un rondo en todo el campo. Y como persona era un tipo justo, simpático, un líder, con un currículum importantísimo en Corea y en el Chelsea.

- Usted ha participado en dos de los partidos más recordados de la historia del club.

- En tres.

- Le iba a preguntar por el último encuentro de Liga contra el Depor en Riazor de 1993-94.

- Arroyo, que apenas hablaba, los sentenció antes del partido. Habíamos visto una cabra del Dépor y un burro del Barça, en la tribuna ponía 'Campeones', y entonces, Arroyo dijo: 'Estos hoy no ganan'. Ellos iban líderes pero venía de una mala racha. El Barça recibía al Sevilla. Nosotros hicimos lo que debíamos hacer para ganar, con varias ocasiones de Álvaro Cervera; ellos apenas nada. He visto hace poco el partido en Youtube y hasta me pongo nervioso.

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- ¿Qué le dijeron sus compañeros cuando, en el último minuto y con 0-0, cometió el penalti sobre Nando?

- Mala suerte. No encontraron a Bebeto (para lanzar el penalti), lo tiró Djukic, agarró aire, lo falló, lo desvió González, que era suplente de Sempere. Es historia, fútbol, empatamos nosotros, el Barça ganó y fue campeón. En el traslado posterior al hotel María Pita no quedó ni un vidrio del autobús en el que viajábamos.

- Ahora que ya ha prescrito, ¿reconoce que cobraron una prima del Barça?

- No, nunca, siempre lo negaré, pero por ganar puede pasar de todo. Por perder, no lo acepto. Pero por ganar, que es tu trabajo, si alguien quiere hacer un regalo...

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- ¿Cuál es ese tercer partido histórico en el que participó?

- El de la final de Copa del agua contra el Deportivo (1995). No fui titular, estuve calentado y pensaba: '¡salir ahora, con la que está cayendo!'. Se palpaba que íbamos a ganar después del gol de falta de Mijatovic, pero empezó a llover, a llover, a llover y se suspendió el partido con 1-1. Pasé por el foso del Bernabéu con el agua al cuello, lleno de cables, no sé cómo no pasó nada. No he visto llover nunca tanto. Se jugó varios días después y nos marcó Alfredo Santaelena, el mismo que me ganó la Copa con el Atlético cuando yo estaba en el Mallorca (1991). Cuando lo veía por Ibiza, le decía de todo.

- Cuénteme el milagro de subir con el Villarreal a Primera cuando el Villarreal era todavía un equipo de pueblo (1998).

- Ese es el mejor equipo de la historia del Villarreal. No de estrellas, sino de equipo, de apretar los dientes entre cuatro abuelos y cuatro 'xiquets' para el primer ascenso de la historia del club groguet. El campo era un patatal, si llovía no tenías dónde entrenar, había una barra de bar... pero para ganarlos tenían que sudar sangre. Y te rompías la cara por Irulegui (el entrenador), por ser tan humilde y tan buena persona. A veces, en una charla táctica, te explicaba cómo se hacía una merluza a la vasca. A lo mejor te decía que en el Zaragoza jugaba Mijatovic, pero él y nosotros sabíamos a quién se refería.

- También tuvo a otro entrenador emblemático como David Vidal en el Villarreal.

- Cuando la gente decía que los futbolistas cobrábamos mucho, él respondía: '¿Cuántos ingenieros hay en España?, ¿médicos?, ¿notarios? En Primera hay 500 futbolistas y unos 300 españoles. Son los elegidos y hay que pagarlos'.

- ¿Notó un vacío al retirarse?

- No, tenía 35 años, una lesión en el dedo y ya no tenía ilusión. Empecé a entrenar en los Prebenjamines del Valencia mientras comentaba los partidos en el 'Minut a minut' de Canal 9. Esos dos años en Paterna fue la mejor época, también tuve suerte con los padres y con el grupo de entrenadores, entre ellos Sixto Casabona. De ese equipo salieron dos profesionales (Grimaldo, en el Benfica, y Víctor Camarasa, en el Betis).

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- Después se fue a Seúl.

- Antes fui seis meses 'scout' del Barça en la Comunidad valenciana. Y después me fui a Corea como entrenador y embajador del Barça: a un crío coreano le dices algo y te mira con sumisión, es exagerado, pero lo prefiero a lo de aquí, que te mira como un jeta. Los menores deben respetarnos. No dudaría en volver. Son tan disciplinados que te lo ponen fácil.

- ¿Cómo se le ocurre irse a entrenar a Kazajistán?

- Me tiro al ruedo, es uno de los países más grandes del mundo sin mar. Kairat había sido la capital antes de Astana. Hay yacimientos de gas y de petróleo y no sabes dónde estás: si en Rusia o en Las Vegas. El gas está tirado, lo venden a todo el mundo y hay una caldera para los dos millones de habitantes. Los equipos son parte del presupuesto municipal. Ibas al norte a un desierto de roca donde hacen los cohetes. Y podías jugar a 47 grados y medio a las siete de la tarde, clima continental extremo, en invierno llegas a -20 grados. Son multiétnicos y les gusta la disciplina. Mucha diferencia de clases: unos iban en Rolls; otros en burro. El caballo y el águila son los reyes. Compran árbitros. Un día, el presidente me dijo que entrara a las cuatro de la madrugada en las habitaciones de los jugadores para quitarles los móviles. Le respondí que me echara y contratara a la policía. Aprendí mucho.

- ¿Y de allí al Celta con Abel Resino?

- No, antes fui entrenador de los jugadores sin equipo de la AFE. Tenía a 20 y pico y la mayoría encontró equipo cuando nos enfrentábamos a los rivales extranjeros de pretemporada en España. Era gente sin trabajo con una motivación muy fuerte. Fue muy satisfactorio. Lo de Abel fue muy curioso. Tiraron a Paco Herrera del Celta y llamaron a Abel, que venía con Salva Ballesta de segundo. La gente de Vigo se opuso a que llegara Salva (por motivos ideológicos). A Salva Ballesta le abrí la cabeza en un Villarreal-Écija, 12 puntos, y desde entonces tenemos amistad. Abel pensó en Andoni Goicoetxea, pero estaba entrenando en Guinea Ecuatorial. Entonces, Miguel Peiró (preparador físico valenciano) le habló de mí. Me llama Abel, le digo que sí y me paso toda la noche conduciendo de Valencia hasta Vigo. A falta de cuatro jornadas solo nos daban un 4% de posibilidades de salvarnos y lo conseguimos. Abel es muy noble.

- ¿Cómo es su amistad con Robert Fernández?

- Es una persona honesta, siempre va de cara, muy trabajadora. Lo conocí un día en La Masia cuando yo era jugador del Barça. Llegó con Cortés porque lo acababan de vender al Barça. '¿Tú eres Robert, ¿no?'. Y desde ese día hasta ahora no nos hemos separado. El destino. Es un hermano mayor para mí. Ha tenido una gran influencia en mi vida. Me fui al Villarreal por él.

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- Y después le lleva de ojeador al Barça.

- Robert era mi jefe y su segundo era Urbano, a quien sustituí en mi debú con el Barça, con gol de Robert. He recorrido miles de kilómetros, cientos de partidos y de informes. Hay jugadores que sabes que no te vas a equivocar: De Jong, Coutinho, Dembelé, Artur... Es apasionante pero no es una broma. Yo tenía dos países importantes, Alemania y Holanda, y un tercero de secundario, Bélgica.

- ¿Qué jugador joven le impresionó más?

- Dembelé. Lo fui a ver cuando era un crío en el Stade Rennais. Estábamos juntos todos los ojeadores en primera fila. Tienes que anotar el tema físico, si es zurdo o diestro, el sacrificio, la técnica, la táctica... Entonces tira un córner con la zurda y todos anotamos: 'Es zurdo'. Poco después mete un penalti con la derecha. Nos miramos y sonreímos. Yo le pregunté y respondió: 'No lo sé, depende del día'. Después se rompió el bíceps femoral y cortó en seco su carrera. No sé si lleva una vida ordenada y no es disciplinado. No sé si está a tiempo de recuperarse, pero era espectacular. Hay mucho talento. Si vas a ver el segundo equipo del Ajax, quieres llevarte a seis de una tacada. En la Youth League he visto jugadores espectaculares. Nos planteamos cambiar la filosofía: ¿por qué no fichar a seis de estos fenómenos? Lo ha hecho el Dortmund con Dembelé, Sancho, Pulisic, Halland...

- ¿En quién se equivocó?

- André Gomes. No entró con buen pie. No soportó la presión. Era el mejor del Valencia, pero no es solo el tema deportivo sino aguantar la presión del Barça es muy difícil y más cuando tienes al lado al mejor del mundo (Messi). Y el estilo del Barça tampoco tiene nada que ver con los demás. Le pesó a Coutinho el primer año. Después quisimos traer un central zurdo y pensamos en Laporte, Stones y Alaba, pero trajimos una opción más económica, Umtiti, que resultó un descubrimiento aunque no ha tenido continuidad. Traer un central de 80 kilos nos parecía una barbaridad. La marcha de Neymar al PSG reventó el mercado.

- ¿De qué está más orgulloso?

- Creo que acerté con De Jong, porque en ese momento estaba yo allí. Lo tiene todo y se ha adaptado a lo que es el fútbol del Barça. Pero de lo que más orgulloso estoy es de la lealtad y la fidelidad. Si uno me da la mano para subir, yo se la doy cuando baje. ¿Tú crees que es normal que se quede Corona (en el Valencia) si César ya no está? Si yo he venido con César, yo me voy con César.

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- ¿Se esperaba estos últimos años de decadencia en el Barça?

- Robert dio la cara por Ernesto Valverde. Todos los técnicos, reunidos en una mesa, votamos por él. Y cuando Robert no renovó, Ernesto no dio la cara por él. Tendría que haberlo defendido. Luis Enrique lo habría hecho. Eso me marcó. Habías ganado la Liga y la Copa (cuando deciden que no siga Robert como director deportivo)... Y a Valverde no lo habrían tirado yendo primero... Se equivocaron totalmente con Quique Setién. No puedes tener un entrenador como Tata Martino o Setién que no han sido antes jugadores del Barça. Tienes que haberlo mamado. Es un club que quiero mucho y se han hecho las cosas muy mal, sin ningún tipo de dirección. Pep Segura es un desastre.

- ¿Cómo será el Barça post-Messi?

- Ansu Fati va a marcar una época si es humilde y le respetan las lesiones. Es muy diferente a Messi pero los genios han salido y saldrán. Yo saqué a Maradona en camilla cuando lo lesionó Goicoechea.

- ¿Cómo?

- Sí, cuando estaba en la cantera, a los más grandecitos nos daban 1.000 pesetas por hacer de camilleros, y a los más pequeños como Guardiola los ponían de recogepelotas. Goico rompió a Maradona, estaba muy jodido y ayudé a sacarlo del campo. Era la temporada 82-83. Después Goico hizo lo mismo con Schuster.

- ¿Hay un conflicto de intereses entre la secretaría técnica y una agencia de representantes?

- Sí, claro, no puedes estar en misa y repicando. Mientras estuvimos en la secretaría técnica del Barça no se contrató a nadie de la agencia en la que estábamos antes. Y podríamos haber traído a Bernat gratis del Bayern. Es totalmente incompatible. En mi época, no me gustaban los representantes: el jugador trabajaba para el agente; ahora los clubes son los que pagan. Hay chavales a los que llamo cada día y los trato casi como a un hijo.

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- ¿Por qué le llaman El Pantera?

- Me lo sacó uno de la 97.7 Radio supongo que porque, cuando me tiraba a tierra, iba todo por el aire.

- ¿Siguen burlándose mucho entre los amigos?

- Sí, el día que Robert descubrió que el whatsapp era gratis, ya no paró de enviar mensajes.

- ¿Qué aficiones tiene?

- Me gusta mucho la pesca y reconstruir casas. También colaboro en Radio Marca y disfruto de analizar los partidos, explicar porqué pasan las cosas. Después me toca pedir perdón a los entrenadores, aunque deben aceptar las críticas.

- ¿No juega al golf?

- No, un día nos invitaron a jugar en El Saler a Camarasa, al Chufa Giner y a mí, y a los 10 minutos nos echaron porque habíamos llenado el campo de agujeros.

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