EL TÚNEL DEL TIEMPO

Sucedió en Balaídos

Puchades debutó con el Valencia en septiembre de 1946 bajo una persistente lluvia en el estadio del Celta, donde el conjunto blanquinegro ganó por primera vez en la temporada 43-44, cuando quedó campeón de Liga

Sábado, 13 de mayo 2023, 01:23

Balaídos figura en los anales del valencianismo por ser el escenario del debut de Puchades. En aquel lejano septiembre de 1946, bajo una lluvia persistente, el rubio de Sueca se estrenó. Pero además de aquella efeméride, en el feudo de los célticos se han vivido otros capítulos destacados en el devenir del club de Mestalla.

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La primera victoria valencianista en ese campo, uno de los más antiguos del fútbol español, inaugurado en 1928, cinco años después de Mestalla, tuvo lugar en el ejercicio 43-44, cuando los hombres dirigidos por Cubells conquistaron su segunda Liga. Los locales se adelantaron en el marcador pero Lecue igualó el resultado antes del descanso. En la reanudación llegó el tanto del triunfo firmado por Silvestre Igoa. Aquella era la quinta visita a un equipo que se había estrenado en primera división después de la Guerra Civil. El saldo de los anteriores enfrentamientos reflejaba tres derrotas y un empate a tres. La igualada coincidió con el título liguero alcanzado en la campaña 41-42, el primero de la historia del Valencia. De nuevo sobresale la figura de Igoa, autor de dos tantos, el último, el de la igualada definitiva, a falta de 10 minutos para el final.

Ese mismo marcador se dio mucho tiempo después, en la segunda jornada de la Liga 87-88, en la que ambos equipos reaparecían en primera. Los valencianistas se habían estrenado con un triunfo en casa por 2-0 ante el Logroñés. En Vigo se vivió una tarde trepidante de alternativas y emoción. Fernando y Arroyo pusieron el 0-2 en el tanteador, pero el brasileño Baltazar igualó la contienda con dos goles en 10 minutos, el primero de penalti. Lo que parecía un triunfo claro se evaporó. Las complicaciones aumentaron con la expulsión de Torres, debutante ese día. El tercer tanto de los gallegos parecía hundir definitivamente a los hombres de Di Stéfano. Sin embargo, en el último minuto, Fernando Gómez logró el gol del empate al transformar un penalti.

Al principio de los años setenta se vivieron partidos de cara y cruz. En la 70-71, cuando el Valencia cantó el alirón, sufrió una dolorosa derrota por la mínima que cortaba la racha de ocho partidos invicto. Además de eso, el guardameta Abelardo acumulaba 673 minutos sin encajar un gol. El registro se rompió a la media hora. Jiménez marcó el único gol de la noche en un partido ofrecido por televisión para toda España con Balaídos en obras. En la siguiente temporada, el Valencia se sacó la espina por partida doble. En la Liga se impuso por 1-3 con goles de Quino, Valdez y Sergio. Ocho meses después, el 24 de junio de 1972, en los cuartos de final de la Copa, la victoria fue por la mínima gracias al tanto de Adorno.

De signo opuesto fueron dos duelos disputados en la recta final de la temporada 82-83, cuando ambos equipos se jugaban la permanencia y en la 95-96, en la que los valencianistas albergaban esperanzas de proclamarse campeones. El domingo 17 de abril de 1983, el Valencia acudía a la desesperada a Balaídos como antepenúltimo en la tabla, con un punto más que los gallegos. La victoria sacaba momentáneamente a los de Mestalla de la zona de descenso. Sin embargo, todos los elementos se confabularon en su contra. Al primer minuto, el Celta inauguró el marcador. El Valencia no se desanimó, había tiempo por delante, aunque los postes impidieron el gol visitante que llegó por mediación de Kempes que, tras fallar un penalti, se aprovechó del rechazo del portero.

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En la segunda mitad, el colegiado Sánchez Arminio compensó con un penalti muy dudoso a favor de los locales, transformado en el gol de la victoria. Para completar su actuación, el trencilla cántabro amonestó a Kempes, tarjeta que acarreaba suspensión de cara a la última jornada, a la que el Valencia llegó como colista. La historia es bien conocida. Mestalla asistió al milagro de una salvación que se antojaba imposible con un triunfo angustioso ante el Real Madrid mientras que el Celta perdía la categoría al ser derrotado en Zorrilla.

En la jornada final de la temporada 95-96, el Valencia, bajo la batuta de Luis Aragonés, acudió a Vigo con remotas posibilidades de ser campeón. La única combinación posible para entonar el alirón pasaba por el triunfo valencianista y la del Albacete en el feudo del Atlético de Madrid. Esta vez no hubo suerte. Los rojiblancos se impusieron sin apuros a los manchegos que bajaron a segunda mientras que el Valencia, con gol de Mijatovic, no pudo pasar del empate.

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