

Secciones
Servicios
Destacamos
PACO LLORET
Jueves, 21 de abril 2022, 00:40
Desde que el Valencia consiguió su primer título, nunca habían pasado tantos años sin conquistar un trofeo de campeón. La final de ... 1999, celebrada en el recién inaugurado estadio de La Cartuja de Sevilla, supuso no sólo terminar con una prolongada travesía por el desierto, sino que dio el pistoletazo de salida a un lustro glorioso, comparable a la etapa extraordinaria protagonizada en los años cuarenta. Este segundo período de renacimiento se saldó con: dos títulos de Liga, dos finales de Champions, una Copa de la UEFA, una Supercopa española y otra europea, además, claro está de la Copa del Rey. La guinda a ese período de éxitos la puso la elección del Valencia como mejor club del mundo en 2004. De la pertinaz sequía a la abundancia.
La temporada 98-99 arrancó diez meses antes de la final de Copa que la cerraba. En la primera jornada de Liga, el Valencia batió por 1-0 al Atlético en Mestalla. El gol fue obra de Miguel Ángel Ángulo. En la segunda vuelta, en el desaparecido estadio Vicente Calderón, se repitió el triunfo, esta vez por 1-2. De nuevo el polivalente futbolista asturiano firmó el tanto del triunfo poco antes de la media hora de juego, cuando el marcador señalaba empate a uno. Claudio López había inaugurado el marcador y, poco después, José Mari había establecido la igualdad.
Noticia Relacionada
El Valencia le tenía tomada la medida a su rival con quién sólo se había encontrado en una final a lo largo de su historia. Sucedió en la campaña 71-72 y entonces, al igual que ahora, en la Liga se había impuesto en los dos partidos: 0-1, gol de Quino a orillas del Manzanares, y 1-0 en Mestalla, gol de Pep Claramunt de penalti. Sin embargo, el título cayó del lado rojiblanco al vencer por 2-1 en la lucha por la Copa. Valdez logró el gol del Valencia y, poco antes del descanso, el larguero evitó un golazo de Adorno que hubiera puesto en ventaja a los pupilos de Di Stéfano. Así se cerraba el ciclo de tres finales perdidas iniciada en 1970.
Todas las finales jugadas con anterioridad por los de Mestalla se habían celebrado en Madrid o Barcelona. A orillas del Guadalquivir, se escribió una página memorable gracias a un partido perfecto: triunfo rotundo, goles antológicos y una exhibición de colorido en la grada. No se podía pedir más, noche feliz a los sones del tema musical 'Probe' Migué', que entra por derecho propio en al álbum sentimental del valencianismo. Todo salió a pedir de boca. A la hora de elegir un lance de aquella inolvidable final, destaca el golazo de Gaizka Mendieta después de una jugada prodigiosa. El segundo de la noche, antes y después de los dos del Piojo. El argentino también legó para la posteridad sendos goles espectaculares, sobre todo el segundo, que cerraba el resultado tras una carrera meteórica para superar al portero Molina en el esprint y marcar a portería vacía. Su rostro, superado por la emoción, al borde de las lágrimas, evocó la imagen de Marco Tardelli después de su gol con la selección italiana en la final del Mundial de España 82.
Otro de las grandes protagonistas de aquella noche triunfal fue Claudio Ranieri, el entrenador italiano que había tomado las riendas del club en septiembre de 1997 en un contexto muy complicado. Su obra, reconvertir un proyecto que no levantaba el vuelo en otro ganador, le costó casi dos años pero salió por la puerta grande: el Valencia se clasificó para la Champions y volvió a ser campeón. Aquella fue su brillantísima despedida del club de Mestalla puesto que se había comprometido para dirigir al Atlético en el siguiente ejercicio, aunque allí las cosas no le fueron nada bien.
En la final se cruzaron dos estados de ánimo opuestos. El Valencia se mostró confiado y resolutivo. Su determinación en el juego, su solvencia en el terreno de juego inclinó la balanza ante un rival impotente. La presencia de tres delanteros sorprendió a todos: Vlaovic se sumó a la pareja integrada por el rumano Ilie y el argentino Claudio López. Por detrás la medular: Milla, Farinós y Mendieta. Cañizares estuvo en la portería para sacarse la espina de la final copera perdida cinco años antes con el Celta. Los laterales Anglomà y Carboni acompañaron en la zaga a los centrales Djukic y Roche. Un valenciano y siete nacionalidades diferentes en el once titular al que se sumaron después Juanfran–otro jugador de la tierra–, el sueco Björklund y Angulo, cuyo rendimiento en aquella larguísima temporada, resultó extraordinario.
La coronación valencianista en La Cartuja dejó la imagen de Mendieta como capitán en el palco para recoger el trofeo, acompañado de forma simbólica, por Paco Camarasa y el 'Piojo' López. Sucedió en Sevilla la noche del sábado 26 de junio. Al día siguiente, el regreso a casa deparó un recibimiento impresionante, el mayor, hasta entonces. Desde el aeropuerto de Manises, escoltado por una legión motorizada, el autobús descapotable se dirigió a la Plaça de la Mare de Déu, hubo visita a la Generalitat, a continuación al Ayuntamiento, y el epílogo en un Mestalla abarrotado. La quinta Copa valencianista marcaba el inicio de tiempos felices.
En LAS PROVINCIAS queremos celebrarlo como merece y si el Valencia CF gana la Copa del Rey te regalaremos 6 meses GRATIS de nuestra suscripción digital. Para más información haz clic aquí.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La mejor hamburguesa de España está en León
Leonoticias
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.