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Los técnicos de las consellerias de Territorio y Economía siguen analizando, página por página, la documentación entregada por el Valencia por registro de entrada de la Generalitat el martes, donde Meriton expone el proyecto del Nou Mestalla para intentar convencer al Consell de que ... se siga manteniendo la ATE, con sus ventajas urbanísticas, pese a que el expediente de caducidad de la misma ya está iniciado desde noviembre y sigue su curso. Una decisión compleja y que, tal y como ha podido confirmar este periódico, no se va a tomar bajo ninguna presión temporal. Anil Murthy ya ha solicitado una nueva reunión con Ximo Puig para seguir dando pasos en el proyecto pero el entente no llegará hasta que los técnicos analicen la documentación para tener una hoja de ruta argumental en el proceso.
El de la Generalitat no es el único frente que tiene abierto Meriton con el nuevo estadio. El del Ayuntamiento tiene en la concejalía de Urbanismo a su mayor lupa. No es un área baladí puesto que es la que tiene que realizar un informe a las dos consellerias que tienen potestad en la decisión final sobre la adecuación o no de mantener la ATE con ese nuevo proyecto. Ayer, la edil Sandra Gómez volvió a reiterar lo que tiene que hacer Peter Lim para conseguirlo: «Lo único que puedo adelantar es que nos mantendremos firmes en defender que Meriton debe cumplir con todos los convenios y acuerdos que se suscribieron en su día con la ciudad de Valencia. Todos los derechos urbanísticos tan sólo se justifican porque se iba a plantear un estadio con unas características muy concretas y bajo esa premisa emitiremos el informe del área de Urbanismo».
Para entender el presente hay que analizar la hemeroteca. Cuando Juan Soler firmó el primer convenio con el Ayuntamiento, la clave para que la entonces alcaldesa Rita Barberá cediera el solar municipal de Cortes Valencianas era la necesidad de dotar a la ciudad de una gran infraestructura deportiva. De ahí salió la cifra de un mínimo de 70.000 espectadores para que ese estadio tuviera la etiqueta de cinco estrellas y pudiera optar a los eventos deportivos de mayor nivel, como un Mundial de fútbol. De ese episodio inicial surgieron dos recalificaciones, el PAI de 2007 que afectó al suelo del actual Mestalla para generar un beneficio urbanístico que permitiera al club la financiación del nuevo estadio y , tras la paralización de las obras en 2009, se gestó la actual ATE, donde el Valencia consiguió tener 100.000 metros de techo y la opción de que todo el terciario se pueda partir en parcelas colindantes.
El mayor recelo administrativo es que no salen las cuentas en una ecuación donde el Valencia quiere mantener los beneficios urbanísticos de la ATE, Peter Lim solicitó su prórroga hasta 2030, pero ha presentado un proyecto de Nuevo Mestalla donde en su primera fase, la de su inauguración y por lo tanto traslado del Valencia a disputar allí sus partidos, ofrece un proyecto con 47.000 espectadores (un aforo algo inferior al actual Mestalla) y 115 millones de inversión para finalizarlo. Los únicos que están avalados son los 80 que se invertirán desde el fondo CVC. De los 35 restantes no hay avales pero sí un plan de negocio (explotación de palcos, venta del terciario del nuevo estadio...) que los técnicos de la Generalitat están estudiando. En la documentación, el Valencia reconoce que el aforo puede ampliarse hasta los 70.000 espectadores, la cifra que reclama Urbanismo que se respete del plan inicial si no quieren un rechazo en su informe, que supondría una inversión final que superará los 350 millones. En la actualidad, contando los gastos de mantenimiento de la obra que lleva paralizada trece años, se han invertido en la estructura de Cortes Valencianas un total de 172 millones. Es decir, que restan 178 para llegar a esa cifra. Restando los 80 que percibirá el club de LaLiga Impulso quedan 98 millones que, de momento, no están avalados. De mantener los privilegios urbanísticos de la ATE, la entidad puede negociar una operación como la que intentó con ADU Mediterráneo de 120 millones. Es decir, que aún bajando el precio de esa operación en una economía aún con los efectos de la pandemia no es descabellado pensar que podría obtener el dinero que resta para el proyecto a máximos si se mantiene la ATE. La duda que ha creado Meriton es que siendo así esa realidad, pretende mantener beneficios urbanísticos que pueden originarle al club más de 100 millones sólo contando el terciario del actual Mestalla (hay que añadirle los 40.000 metros cuadrados que tendría en el nuevo estadio) invirtiendo sólo 35 millones ajenos a CVC para un aforo inicial de 47.000 espectadores. De ellos 7.000 butacas son VIP con lo que para el abonado 'de bufanda' quedarían 40.000 asientos en el nuevo campo.
El Valencia sigue manteniendo los plazos que Joan Ribó desveló tras reunirse con Murthy; comenzar en junio de 2022 las obras del polideportivo de Benicalap y en otoño de 2022 reanudar las obras del estadio para tenerlo terminado en agosto de 2024 y comenzar allí la temporada 24-25. Al respecto, Miguel Zorío volvió a erigirse ayer en oposición al proyecto presentado: «Sólo tiene el dinero de CVC. Dice que venderá unas torres que ya no están recalificadas, que comenzará el campo, que costará 350 millones de euros en total, pero que sólo tiene 80. Dice que nos vamos a un estadio con 3.000 plazas menos que el actual, y lo único que busca es liberar las viejas parcelas de Mestalla para pegar un pelotazo urbanístico».
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