El Valencia da por hecho que el Ayuntamiento va a poner finalmente encima de la mesa el convenio urbanístico sobre el nuevo y viejo Mestalla que en su momento dejó perfilado el anterior gobierno municipal y que se fundamenta básicamente en los beneficios y obligaciones de la ATE. Eso sí, todavía quedan, como dejó este lunes claro Javier Solís, unos aspectos por concretar, pero el portavoz del Valencia calificó esos desajustes como «pequeños detalles». Nada que ver pues el escenario actual que se percibe con el clima casi bélico que mantenía el club con, por ejemplo, la antigua responsable del área de Urbanismo (Sandra Gómez).
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Una reunión de Germán Cabrera, secretario actual del consejo y abogado también de Meriton, con el concejal de grandes proyectos, Marí Olano, parece que ha servido para cambiar radicalmente el ambiente casi irrespirable que se experimentaba hace unos meses. Del fuego cruzado a compartir mesa y mantel hablando el mismo idioma, algo que no a todos ha gustado.
Tal es la predisposición municipal de sacar adelante este problema –enquistado desde que en 2009 se paralizaran las obras– que a los colectivos anti Meriton (el primero en hacerlo fue Martín Queralt) no les quedó otro remedio que movilizarse y pedir incluso por escrito que el Ayuntamiento no acabe claudicando con Lim. La petición, dicho sea de paso, todavía no ha encontrado respuesta formal pero desde luego el movimiento no parece haber afectado mucho. Por las frases ayer de Solís, el club ni tan siquiera considera una amenaza esa petición que le hizo De Torino a Mestalla a Marí Olano para que congele la firma del convenio urbanístico, hasta ver si el valencianismo se moviliza para reunir el dinero suficiente y hacerle una oferta de compra accionarial a Lim.
La buena sintonía entre club y Ayuntamiento queda ahora fuera de toda duda. En el Valencia no se había pronunciado nadie al respecto hasta este lunes. «A nosotros nos pidieron discreción cuando se produjo el cambio de gobierno. De hecho, es la primera ocasión que estamos hablando ahora. En principio estaban hablando internamente con el resto de partidos políticos. Nosotros estamos a la espera, cuando se produjo el cambio de gobierno solicitamos, nuevamente, una reunión y estamos deseosos de poder tener respuesta oficial y por escrito a los detalles que quedan del convenio, que como ha dicho el señor Marí Olano, prácticamente está correcto», explicaba Javier Solís.
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El portavoz valencianista representa la cara más optimista de este duelo de intereses en los que se ha mezclado un amplio abanico de objetivos: acabar la obra; vender el viejo estadio y también el suelo terciario del nuevo; ser sede del Mundial en 2030, y conseguir de manera paralela sacar a Meriton del Valencia, unos con el argumento de ponerle todas las trabas del mundo (la oposición a Lim) y los otros (como LaLiga) diciendo que con el nuevo Mestalla terminado será más fácil encontrar nuevo comprador.
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Hasta tal punto se ha abandonado la agresividad que hasta Solís habla de los propios intereses de la ciudad en que se firme el acuerdo y en reanudar las obras de inmediato (hay 80 millones de CVC esperando), obviado que son ya catorce los años en los que el Valencia apenas se ha acordado del recinto de Cortes Valencianas y que como consecuencia de eso se tuvo que enterrar la ATE. «Estamos con ganas de poder plasmar ya en 'negro sobre blanco' esos últimos detalles y poder empezar las obras porque, desde luego, es un hecho que la ciudad necesita ya lo antes posible un estadio como el que será el nuevo Mestalla, que, sin duda, será de categoría mundial».
De avales a garantías
En el aire queda el saber si cuando hablaba María José Catalá la semana pasada de exigir todas las garantías de cumplimiento al club se refería a esos avales que Lim se resiste a poner para cubrir todos los millones que harían falta hasta esos 160 en los que se calcula aproximadamente la obra final. Tanto Marí Olano como la propia alcaldesa han preferido no aclarar nada más sobre esa cuestión de los avales o garantías, algo que el Valencia por su parte afirma desconocer hasta la fecha.
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Para evitar que se pueda especular sobre esa cuestión de los avales que Lim siempre se ha negado en rotundo a poner encima de la mesa, Solís manifestaba lo siguiente sin concretar en su discurso ese término: «Nosotros, si se fijan en un poco lo que dijo el club, ya por marzo, no ha variado y nos mantenemos en lo que decíamos. Es decir, si actualmente el señor Marí Olano dice que el convenio anterior estaba bien hecho y faltaba rematarlo es porque lo que se hizo antes estaba correcto. El club aceptó los requerimientos que venían por parte del gobierno, de las administraciones públicas y quedan pequeños detalles. Pequeños detalles que, sin duda, no van a suponer mucho más retraso que el que ya llevamos que desde luego, en nuestra opinión es excesivo porque estamos deseando poder empezar las obras en cuanto se pueda firmar el convenio».
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