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Oskarsson, en el momento de hacer el segundo gol de la Real al Valencia. EFE

El Valencia se condena a sí mismo: 7 de 45 puntos

Sólo ha ganado un partido de los últimos quince disputados| El club mantiene intacta su fe en Baraja, que confía en mejorar las estadísticas cuando se recuperen los tocados aunque en San Sebastián se vio desbordado

Lunes, 30 de septiembre 2024, 00:48

Cada rueda de prensa que da Rubén Baraja fuera de Mestalla se repite el mismo guión: cara de 'a ver cómo me como esto' y ... mensaje casi de ultimátum para sus futbolistas. El Valencia es capaz de ser cada día más endeble y los números empiezan a asustar. De cara al exterior, el mensaje que quería transmitir el club este mismo domingo es claro: hay confianza plena para revertir la situación porque se valora tanto la capacidad del entrenador como el nivel de los jugadores. Pero una cosa es lo que se quiere decir a los medios y otra la sensación que hay de que el equipo empieza a dar serias muestras de preocupación.

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Los números son un poema y el problema es que la dinámica del Valencia amenaza con arrastrar también a un Baraja que en el tramo final del partido contra la Real Sociedad dio muestras de estar desbordado por los acontecimientos protagonizados por sus futbolistas. El Valencia se desmorona, pero no ahora con estas primeras ocho jornadas de Liga, en realidad lleva desmoronándose desde abril pasado. El equipo entró en caída libre a falta de las siete últimas jornadas de Liga y eso, sumado a las ocho disputadas en el presente campeonato, hace que se enciendan las alarmas.

Así, sólo hay que repasar las estadísticas para darse cuenta de la dinámica tan peligrosa en la que entró hace justo seis meses. Si uno suma los siete partidos de la última fase liguera (2023-24) y los ocho disputados en el presente curso, los números son de descenso rotundo. De 45 puntos en juego, el Valencia sólo ha sido capaz de sumar siete. Hay que hacer una regla de tres para que el ejercicio de imaginación sea completo. Si imagináramos esta dinámica de puntos en 15 partidos y se trasladara a los 38 de un campeonato, el equipo no sería capaz ni de sumar 18 puntos al final. Una cifra totalmente vergonzosa, no sólo tratándose del Valencia sino incluso para cualquier equipo condenado al descenso a las primeras de cambio. No queda otro remedio que admitir que un equipo que en esos quince partidos sólo ha ganado una sola vez, ha empatado cuatro partidos y ha digerido diez derrotas, sólo puede significar ruina.

Una evidente falta de gol

A Baraja se le acumulan los problemas. Es evidente que en defensa el equipo hace aguas porque esta temporada ya son tres rivales (Celta, Atlético y Real Sociedad) los que le han metido tres cada uno. Pero también en lo que al acierto anotador hay excesivas sombras. De hecho, nunca en la historia del club se había vivido un inicio de campeonato liguero que a las ocho jornadas tuviera tan pobre bagaje anotador: 5 goles (le sale a una media de 0,6 goles por encuentro). De hecho, en total con esa referencia de quince partidos entre el final del curso pasado y los de este, el Valencia sumó 11 goles a favor (0,7 de media), con 26 en contra

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Pasado el cabreo que experimentó Baraja conforme fueron cayendo los goles de la Real, el ánimo del entrenador se ha serenado y ha entrado en la dinámica lógica: la que apunta a que en los días que vienen, con más tiempo para trabajar y sobre todo ya con futbolistas llamados a disputar un puesto en el once, el potencial del equipo debe ser suficiente para evitar más disgustos. En esa lista están gente como Fran Pérez, Almeida, Barrenechea y también José Luis Gayà.

Prueba clara de la situación que está viviendo el Valencia es la dinámica en la que se ha visto obligado el entrenador a entrar. Sólo hay que ver el once que pone cada jornada para apreciar la imposibilidad de encontrar un bloque que tenga continuidad. Baraja no repite alineaciones y en San Sebastián hasta cuatro cambios introdujo en la alineación respecto al partido que disputó el martes anterior ante Osasuna.

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Tampoco es que tenga mucho margen el técnico para poder jugar con el abanico de posibilidades que le da esta plantilla. Por ejemplo, cuando parecía que Rafa Mir podía reincorporarse con cierta 'normalidad' a la dinámica de grupo tras su castigo deportivo, el delantero recae de la lesión y de tener pie y medio en la convocatoria ha pasado a asumir que tendrá por lo menos para casi un mes de baja. Demasiados partidos para un jugador llamado a ser importante.

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