PACO LLORET
Viernes, 6 de mayo 2022
Los mejores partidos del Valencia bajo la batuta de Guus Hiddink lejos de Mestalla se vieron en Bilbao. En el viejo San Mamés ofreció sendos ... recitales consecutivos saldados con triunfos de prestigio. El sello del juego vistoso acompañado de goles quedó patente en la vieja Catedral. Siete tantos en dos partidos de un equipo que lucía por su estilo atractivo en numerosas ocasiones, aunque le faltaba continuidad a la hora de competir. Aquella plantilla iba sobrada de talento y calidad. Probablemente, le faltó un título o alcanzar una final en aquel ciclo de tres ejercicios.
Publicidad
Si el feudo del Athletic fue el escenario donde los valencianistas exhibieron su potencial, el rival que marcó el principio y el final de la etapa del entrenador neerlandés fue el Deportivo de La Coruña. Su debut se produjo ante los gallegos en Mestalla con un sufrido triunfo por la mínima con remontada incluida; el final tuvo lugar ante el mismo equipo en el partido que cerraba el campeonato de 1994, el del famoso penalti errado por Djukic en Riazor en el último minuto y que determinó el título en favor del Barça.
El Valencia se apuntó a la moda de contratar un entrenador de los Países Bajos cuando Víctor Espárrago decidió marcharse al concluir la campaña 90-91. El elegido para reemplazarle fue Hiddink, en esos momentos entrenador del Fenerbahçe de Estambul. Su salto a la fama se produjo cuando llevó al PSV a la conquista de la Copa de Europa en 1988 tras dejar fuera de combate al Real Madrid de la Quinta del Buitre en semifinales y superar al Benfica lisboeta por penaltis en la final. A ese éxito se unía la tendencia que triunfaba en el fútbol español por entonces con la llegada de Johan Cruyff y, con anterioridad, de Leo Beenhakker.
Guus Hiddink se estrenó en el banquillo de Mestalla en la jornada inaugural de la Liga 91-92. El Valencia se impuso con goles de Rómmel y Robert al conjunto de La Coruña por 2-1. Los gallegos reaparecían en primera división después de casi 20 años de ausencia. El valencianismo esperaba mucho de su equipo y del nuevo técnico. Sin embargo, los principios no fueron sencillos. Las piezas no encajaban y el triunfo en Bilbao, poco antes de navidad, se convirtió en el preludio de un período triunfal en el que se sucedieron momentos inolvidables. Victorias de prestigio en Liga y en Copa, remontadas y goles sobre la campana que encendieron la mecha de la euforia. Aquella racha espectacular de buen fútbol se terminó de repente. El tropiezo en casa ante el Albacete, empate a uno con gol de Quique Sánchez Flores para los locales, quedó eclipsado por el episodio que catapultó la figura de Hiddink.
Publicidad
En los prolegómenos de un encuentro al que acudieron miles de aficionados manchegos, el entrenador valencianista ordenó que se retirara una bandera nazi ubicada en la zona baja del Gol Norte portada por seguidores visitantes. Aquella decisión alcanzó una enorme repercusión y aún sigue siendo valorada hoy en día en su justa medida. La familia de Hiddink vivió en persona la terrible experiencia de la II Guerra Mundial y Guus no podía quedar impasible ante aquel hecho. El enorme prestigio adquirido por el entrenador a partir de entonces, le permitió esquivar el desgaste que sufren habitualmente los entrenadores.
En su segunda campaña se vivieron los dos primeros batacazos sonados. En la Copa de la UEFA, el Nápoles de Fonseca dejó en evidencia a un equipo que se vino abajo por culpa de la inferioridad numérica y el acierto goleador del delantero uruguayo. El técnico de los napolitanos era un tal Claudio Ranieri. El segundo contratiempo llegó en las semifinales de la Copa del Rey cuando se perdió en La Romareda por 3-2 el billete para la final después de haber empatado a uno en el partido de ida. La afición no pudo digerir aquella frustración y el ambiente se enrareció en torno al club, aunque el entrenador salió indemne de la vorágine que salpicó más a la directiva y a los jugadores.
Publicidad
El Valencia, tal y cómo había hecho en el ejercicio anterior, navegó por la parte alta de la tabla, sin opciones de aspirar al título, pero aseguró plaza para Europa sin problemas. Si en Bilbao había alcanzado la victoria en la temporada precedente al vencer por 2-3, con goles de Eloy, Lubo Penev y Fernando, en la 92-93 el triunfo fue mucho más rotundo. El marcador fue de 1-4 con algunos goles de bellísima factura, sobre todo el tercero, obra de Fernando. Álvaro Cervera logró el primero con un ajustado remate de vaselina que sorprendió adelantado al portero de los leones. Robert y Eloy completaron la goleada. Aquel era el primer partido ganado lejos de casa en esa campaña. Era el 20 de diciembre.
Su tercera y última temporada tuvo de todo: un arranque prometedor, un hundimiento inexplicable seguido de una catarata de problemas para concluir en un desenlace sorprendente. Hiddink fue destituido en noviembre tras la debacle de Karlsruhe y, posteriormente, repescado para acabar la campaña. Un caso único en la historia de la entidad.
Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.