El Valencia CF ha perdido 103 millones desde la entrada al club de Lim

La distancia sentimental entre la propiedad del Valencia y su gente es abismal. Hoy también será física. Porque Meriton se acogió a las medidas de seguridad por el coronavirus para celebrar la Junta de Accionistas de manera telemática. No habrá cara a cara. La asamblea, que comienza a las 11 horas, será un trámite para aprobar los puntos del día. El mejor ejemplo de la desafección social es la propuesta de ampliar las nueve acciones necesarias en la actualidad para acudir a una junta hasta 3.598, lo que elimina la posibilidad de que cualquier pequeño accionista esté presente en futuras ediciones. Pero Murthy no se salvará de tener que dar explicaciones de las cuentas que asfixian al club. Contestará algunas cuestiones en directo y otras las enviará a cada accionista. Las cifras generales que relatará el presidente del Valencia irán de los 118,9 millones que se han presupuestado a los 340,8 millones de deuda financiera neta. Además, tendrá que ofrecer la versión del club sobre la inacción en las obras del nuevo estadio y la posibilidad de que se extinga la ATE y lo que ello supondría para el Valencia.

Hace unos meses se cumplieron seis años del tóxico proceso de venta que acabó con Peter Lim como dueño de la mayoría de las acciones –actualmente posee el 84,27% del capital social–. En todo este tiempo el club ha perdido 103 millones de euros. Sólo la temporada 2018/2019 acabó con beneficios (1,3 millones); el resto han sido un pozo sin fondo. Pero hay más. Y es que para la 20/21 ya se prevén pérdidas superiores a los 26 millones, que se conjugarán, como así viene reflejado en las cuentas, con la venta de futbolistas. Debilitar al equipo para no perder un músculo financiero que se atrofia. Tanto que el fondo de maniobra negativo –el activo corriente es inferior al pasivo– se ha duplicado desde la llegada a Mestalla de Lim y se ha situado en 163 millones de euros. Son muchas las variables que trasladan pavor. El pasivo se ha incrementado en seis años en un 26% mientras que el capital social ha disminuido pese a la ampliación de capital de cien millones en diciembre de 2015.

La devaluación del Valencia es un hecho y se visualiza en el valor de las acciones. Peter Lim adquirió el 70% de la entidad con el pago de 60,75 euros por acción. Hace casi tres meses el magnate de Singapur compró un nuevo paquete en una subasta pública y abonó 7,31 euros por título. La rebaja es considerable. Y es que el valor nominal de las acciones ha caído desde los 24 euros en 2014 a los 6 actuales. Y mientras el club tiene dificultad para pagar las nóminas de los jugadores y no es capaz de hacer fichajes, la retribución de los altos directivos y consejeros ejecutivos se ha incrementado. De los 477.000 euros en 2014 a los más de dos millones de euros actuales.

Todo ello ha hecho que las proyecciones financieras del Valencia hayan variado de 2014 a la actualidad. Mientras se preveía jugar competición europea cada temporada, ahora ya se habla de años alternos y se han incorporado puntos nuevos que hacen referencia a la venta de jugadores para cuadrar cuentas y en función de las competiciones que dispute el equipo.

Y la gran patata caliente es el nuevo estadio. La extinción de la ATE condenará al club. Los retrasos en los hitos previstos han supuesto pérdidas por deterioro de 43 millones. En las cuentas que se presentarán hoy está fijado el menoscabo del valor del suelo del actual coliseo por valor de 15,3 millones. Las instituciones presionan para que el club haga algún gesto de interés para retomar las obras y Murthy, hasta el momento, no ha abierto la boca. Sólo para decir que no sabía qué había dicho el alcalde. Pues Ribó fue muy claro. El Valencia tiene de límite hasta abril de 2021.