Borrar

El Valencia, de los pocos clubes de España que se mudan de estadio

El club blanquinegro desaprovechó la reforma de Mestalla de Paco Roig en 1996 y ya ultima su traslado al coliseo de Cortes Valencianas | La mayoría de entidades prefieren seguir en su actual casa

Lunes, 14 de marzo 2022, 00:51

El Valencia vive en una contradicción constante. Los singapurenses parecen gallegos. No sabes si van o vienen. Ni sienten ni padecen. En la época de exaltar los beneficios del coliseo low cost previsto en Cortes Valencianas, la cuenta oficial del club en Twitter destacaba la efeméride de la celebración de dos mil partidos oficiales en el 'teatro de los sueños' con este reclamo: «¡No hay otro estadio igual!». No habrá otro igual, pero si Meriton consigue convencer al PSPV –Compromís es su mayor seguidor– en unos años en la avenida de Aragón el fútbol será historia y sólo habrá pisos y jardines. La afición se ha pronunciado en los últimos días y pocos son los partidarios de abandonar el enclave que el 20 de mayo del año próximo será centenario. La verticalidad de las gradas, el ambiente infernal y la hechicera atmósfera han facilitado deliciosos partidos incorporados para el fin de los días en la memoria colectiva blanquinegra. Pero si hay visto bueno político, el fútbol se verá en un estadio «más experiencial para el aficionado» –así lo calificó el club–, con un anillo para los vip y con unas gradas más horizontales que limitarán la presión al equipo rival. Será, por tanto, de los pocos clubes españoles que acometerán un traslado. Es la excepción. Sólo Valencia, Espanyol, Real Sociedad, Mallorca y Atlético optaron, por distintas causas, dejar su casa de toda la vida. El Athletic también lo hizo, pero casi fue un cambio de acera. El resto decidió mejorar su morada. El Real Madrid está en ello y el Barcelona ya ha presentado su proyecto. En la ciudad, el Levante ha lavado la cara del Ciutat de València, con un techado nuevo, dos grandes videomarcadores y distintas mejoras en el vetusto recinto.

El Valencia perdió la oportunidad de evitarse todo este lío. A principios de 1996, Paco Roig se empeñó en remodelar el estadio de Mestalla. Desde ese momento todo fueron contratiempos que derivaron en lo que muchos tildaron de 'buñuelo'. De una ambiciosa reforma a un resultado menguado. De 70.000 espectadores previstos se quedó en los actuales 52.000 y la pretensión de Roig de acabarlo cuanto antes derivó en un retraso considerable.

El proyecto, ideado por el entonces consejero Enrique Roig y Francisco Nebot, incluía unas torres de acceso con oficinas para vender o alquilar y un pasaje repleto de palcos privados que envolvía las gradas. El boceto fue la felicitación de Navidad que el club envió a sus accionistas. Los técnicos del Ayuntamiento pusieron el freno al proyecto y rechazaron muchas de las construcciones ideadas. Roig lo consideró una afrenta y presionó a la alcaldesa, Rita Barberá, para que concediera las licencias, llegando incluso a advertirle de que enviaría al Ayuntamiento a los 10.000 aficionados que esperaban convertirse en nuevos abonados del club con la reforma.

El impetuoso José Peris Frígola siempre reclamó un estadio nuevo y tenía un proyecto de Díaz Cisneros y Miguel Bori de 36 millones, pero el consejo, tras negociar con el Ayuntamiento y los grandes accionistas, insistió con la reforma. Pero de la grandilocuencia inicial se quedó en dos torres, ninguna oficina ni ningún palco y unas nuevas gradas que no se podían apoyar en la obra vieja. Pero hubo más. La ampliación fue considerada ilegal en 2002. En su momento, los vecinos renunciaron a ejecutar una sentencia del Tribunal Superior de Justicia, ratificada por el Supremo, para derribar la grada recayente a la calle Juan Reglá.

Hubo más voces y más ideas. Muchos insistían en quedarse en el mismo enclave y hacer la reforma por fases. Primero se derriba una grada y se alza la nuevo, luego la segunda y así todas. Así lo ha hecho el Betis con el Benito Villamarín. Al final era un recinto completamente nuevo. De aquella forma, además, se alineaba el estadio con la avenida de Aragón. Otros, encabezados por Bautista Soler, apostaba por mudarse a escasos metros, a los cuarteles de la Alameda. El que fuera máximo accionista también culpó a Rita Barberá de que no se hiciera. El empresario insistía que era el sitio más cómodo y con mejores condiciones, y rechazaba Cortes Valencianas alegando que era una zona ya saturada.

Y de todos aquellos barros, estos lodos. Si nada lo remedia los aficionados valencianistas tendrán que ir haciéndose a la idea de mudarse mientras la mayoría de clubes españoles han preferido mantener la tradición de sus viejos estadios mejorando la experiencia de sus seguidores con las mayores comodidades posibles. Como pudo ocurrir en el místico Mestalla. Un coliseo único que es fútbol y que es historia de Valencia y del deporte.

Mestalla, el segundo mejor campo de fútbol de Europa

Mestalla es el estadio más antiguo de España. Está a sólo un año de convertirse en centenario. La casa del valencianismo tomó su nombre de una acequia que regaba la huerta de la ciudad. Pero no sólo en nuestro país está reconocido. El diario británico The Daily Telegraph publicó en 2016 un ranking sobre los 20 mejores estadios de fútbol de Europa. En este listado, el coliseo de la avenida de Suecia ocupaba nada menos que el segundo lugar. El histórico periódico definió a la afición blanquinegra como «la más exigente de España con más ambiente» y que cuenta «con las gradas con mayor inclinación en comparación con cualquier otro campo importante en Europa que te dejan sin respiración, incluso si las has visto mil veces». Justa esta situación de verticalidad de las gradas se acabará con el traslado al recinto de Cortes Valencianas, donde se echará de menos la cercanía de la afición y la presión que ejerce.

No hace falta muchas veces ser el estadio de fútbol más grande o el más futurista para disfrutar de la magia del fútbol. La atmósfera que se crea en Mestalla ha hecho que la afición haya vivido momentos históricos y que los grandes equipos tengan marcado en rojo la visita al Valencia como uno de los choques más complicados de la Liga.

Pero las clasificaciones donde queda bien retratado Mestalla no han cesado. En una de ellas eligen a los estadios por su nivel de presión a los equipos rivales. El líder es el Westfalenstadion del Borussia Dortmund, quinto estadio más grande toda Europa, el primero de Alemania, con capacidad para 81.000 espectadores. De este imponente estadio hay que destacar la impresionante Südtribüne: 100 metros de ancho, 52 de largo y 40 de alto y con un ángulo inclinación de 37 grados (el mismo que el de un trampolín de salto de esquí). El segundo estadio más incómodo para los rivales es el San Paolo de Nápoles, la casa de Maradona, donde superó con su equipo al Milan de los holandeses. Y en tercer lugar está situado Mestalla, con las famosas vallas que hace años se retiraron pero que no eliminaron el ambiente futbolero. No es fácil jugar en el recinto blanquinegro para ningún equipo. Un estadio histórico.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias El Valencia, de los pocos clubes de España que se mudan de estadio