La historia de la temporada 2022-23 ha sido el Nápoles de Spalletti. Con jugadores que han dado el salto al estrellato como Osimhen o Kvaratskhelia, el conjunto partenopeo se ha proclamado campeón de la Serie A por tercera vez en su historia, 33 años ... después de que lo hiciera cuando un tal Maradona jugaba en el equipo italiano.
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Entre todos los nombres que han puesto su granito de arena para conseguir este éxito, hay un valenciano: Alejandro Rosalén (Llíria, 25/02/1977). El entrenador de porteros del Nápoles ha sido parte fundamental del Scudetto conseguido. Detrás de las 16 porterías a cero y los 23 goles encajados en las 33 jornadas disputadas hasta la fecha, hay una mano valenciana. Rosalén ha sido el artífice de convertir al italiano Alex Meret en uno de los mejores guardametas de Europa.
Un título que está siendo y seguirá siendo celebrado en Nápoles durante los próximas días con locura: «Sabíamos que la ciudad iba a explotar con el título de Liga, pero no así. Estamos viendo vídeos y es un orgullo ver la felicidad que hemos conseguido dar a la gente de la ciudad. Aún así, esperemos que se pueda celebrar con seguridad y que no pase nada, porque están como locos».
Pese a los elogios de Guardiola, que dijo que el Nápoles era el equipo, que mejor jugaba de Europa, el preparador valenciano cuenta cómo ha sido la mágica temporada de los napolitanos: «Ahora, con perspectiva, parece que ha sido una temporada bonita y fácil. Pero empezamos con muchas dudas, sobre todo en la pretemporada porque habíamos perdido varios jugadores emblema de este equipo —Mertens, Insigne, Koulibaly y Fabián salieron en verano—, y había que sustituirlos. La dirección deportiva hizo un gran trabajo trayendo jugadores que se acoplaron al equipo y después del primer mes sabíamos que teníamos un gran equipo entre manos y que podíamos hacer cosas grandes. Hicimos una buena Champions, aunque fue una lástima esa eliminatoria de cuartos contra el Milan. Pero hemos conseguido el título de Liga, que hacía 33 años que el Nápoles no lo conseguía».
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La historia de Alejandro es llamativa. Dejó de jugar al fútbol a los 25 años, porque veía que no llegaba arriba. «Mis expectativas eran altas y si no llegaba como jugador, tenía que hacerlo de otra forma», bromea. Fue entonces cuando empezó de entrenador en el equipo de su Llíria natal. «Subimos a Preferente y luego con el Ribarroja, a Tercera. Había sido jugador de las categorías inferiores del Valencia y al hacer las cosas bien, me llamaron para entrar allí. Estuve ocho años en la Academia hasta que llegó un momento en el que no podía dar el salto al primer equipo por los grandes profesionales que ya había, por lo que arriesgué y en 2012 acepté la propuesta de ir a Hungría al Videoton», cuenta.
Después de un año donde fue todo bien, Eduardo Macià le ficha para ser el preparador de porteros de la Fiorentina, uno de los grandes de Italia. «Allí tenían un portero joven que no acaba de explotar y me plantearon el reto. Me dijeron que tenía un año y que si lo hacía bien, hablaríamos de firmar un contrato largo. El portero se llamaba Neto. Finalmente explotó y mira que carrera ha hecho, es un crack. A partir de ahí la Fiorentina me renovó y he trabajado con porteros como Tatarusanu o Sportiello. Me fue bastante bien y pasé ocho años muy felices allí», narra el de Llíria.
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En 2021, la Fiorentina decide contratar los servicios de un Gattuso —que duraría tres semanas en el cargo antes de dimitir por desacuerdos en la confección de la plantilla— que trajo su propio staff técnico con dos preparadores de porteros, y que pese a no tener nada en contra de Rosalén, tenía que salir. «Fue un golpe duro, pero a los dos días me llamó el Nápoles y al día siguiente ya había firmado. Llegar a un equipo así que está luchando siempre por lo más alto fue increíble», señala. Esta ha sido la décima temporada en Italia de Alejandro, que disfruta de la vida en el país transalpino. «Se vive muy bien. Florencia es un espectáculo de ciudad, es increíble. Luego Nápoles es otro tipo de vida, pero también es espectacular en cuanto al clima y las costumbres,. Es una ciudad muy parecida a Valencia en ese sentido», dice.
Rosalén está muy agradecido al Valencia por la oportunidad que le dio: «Recuerdo que fue una época de formación y de mucho aprendizaje. El entrenador de porteros que soy hoy en día se lo debo al Valencia y a José Manuel Ochotorena, que es el mejor. Desde el primer momento que lo conocí, me acogió y me enseñó muchísimo. Todo lo que trabajé con él y con Luis Pascual fue como una Universidad para mí. Encima, el Valencia es uno de los equipos que más futbolistas saca de su cantera y que nutre a muchos equipos de élite. Sin ir más lejos, el lateral izquierdo del Nápoles, el portugués Mario Rui, pasó por la cantera del Valencia».
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Porque aunque haya hecho carrera en la Serie A, tiene claro cuál es su sueño: volver algún día a trabajar en el Valencia. «Trabajar en el extranjero es algo que haces para adquirir conocimientos, experiencias y prestigio. Porque mi ilusión y mi sueño es el día que se pueda, volver al Valencia. Ya sea porque el club lo necesite o porque ya no estén allí mis amigos, porque tengo mucho respeto por los que están hoy en día. Mi sueño es volver con un gran prestigio bajo el brazo para que el Valencia pueda decir que tiene un entrenador de porteros al nivel de la grandeza del club», narra Rosalén, que está sufriendo como uno más con el equipo. «Soy valencianista y la temporada la estoy viendo dura, aunque estoy seguro de que nos vamos a salvar», sentencia.
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