CAYETANO ROS
Lunes, 12 de septiembre 2022, 02:18
Gatusso pisó Vallecas como si pisara Marte. Le sorprendió todo. El campo estrecho. La presión asfixiante de los currantes rayistas. Las jugadas de estrategia. El ... campo de minas que impedía al Valencia salir con el balón jugado. La inocencia, en definitiva, de unos jugadores, los suyos, que cayeron en las trampas tendidas por Andoni Iraola. La motivación del técnico italiano no basta. Su vocación ofensiva y su gusto por tratar con delicadeza la pelota, tampoco. Respecto a la temporada pasada, Gattuso ha perdido a los dos jugadores más decisivos: Carlos Soler y Guedes, responsables del 50% de los goles. Y los han suplido jóvenes con talento (Lino y Almeida), pero en periodo de formación, sin colmillo, en esa fase de aprendizaje por la que se pierde una ocasión clara de gol, Nico González, y en la siguiente jugada se marca en propia puerta. No debería sorprendernos.
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Esa inconsistencia natural del Valencia se explica por la liquidación de Peter Lim de la mayoría de las estrellas de la plantilla: Parejo, Rodrigo, Coquelin, Kondogbia, Wass, Ferran Torres... Todos traspasados por un plato de lentejas, sin ni siquiera poder reducir la deuda. El resultado es tres años alejado de Europa y con la aspiración del actual entrenador de quedar entre los ocho primeros. Los ocho. Un equipo que, en 2004, fue el número 1 del mundo. La exigencia está por los suelos.
La Liga es sostenible, el Valencia está estancado. El presidente de LaLiga, Javier Tebas, ha defendido esta semana el modelo económico 'sostenible' de LaLiga, en consonancia con la Bundesliga, y en contraposición a la Premier inglesa. Y pone el botón del saldo del mercado de fichajes del pasado mercado de verano: -1.200 millones en Inglaterra, +50 en Alemania, -50 en España, y +24m en Italia. Tebas atribuye la inflación inglesa a «las aportaciones de los accionistas». «No están cumpliendo el control económico», dice el jefe de la patronal, que saca pecho con los 37 títulos europeos de la Liga frente a los 13 de la Premier en lo que va de siglo. Al-Thani en el Málaga es el ejemplo a evitar, dice Tebas, pero vuelve a olvidarse de cómo un millonario asiático tiene condenado a la insignificancia internacional al Valencia CF, uno de los que ha sumado títulos europeos.
Una vida vale más que 1.000 partidos. En una decisión insólita, el árbitro Del Cerro Grande detuvo el Cádiz-Barça y salvó la vida de una persona que había sufrido un infarto. Los profesionales de ambos equipos pusieron todos los medios, un desfibrilador incluido, a fin de ayudar al enfermo. El juego se paró ante algo más trascendente: la vida. ¡Cuántas personas se hubieran salvado en los estadios de haber habido más árbitros con la sensibilidad de Del Cerro Grande!.
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Carlos Alcaraz, inspirando por Juan Carlos Ferrero, va acercándose a la cima del tenis. No le favorece ser comparado con nadie. Simplemente es un talento desbocado. Como la selección española de baloncesto, dirigida con maestría por Sergio Scariolo, ahora que ya no es una constelación de estrellas. También responden. El gen competitivo del deporte español no tiene límite.
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