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Un mes después de la compra del Manchester United por parte de la familia Glazer, allá por 2005, se inscribió el FC United of Manchester. Un grupo de seguidores se resistía a vender el alma de su club. Oficialmente se desprendían de su escudo, colores e historia. Pero más perdía la entidad. Consideraban los aficionados que la esencia del equipo que les hizo soñar era la propia grada. La dirección del club debía estar en manos de los seguidores.
Sir Alex Ferguson criticó este movimiento. Sin embargo, otros históricos del club, como Eric Cantona, no sólo lo defendió, también colaboró con ellos. El FC United of Manchester, lejos de la élite y los sueldos astronómicos con jeques de por medio de la Premier, logra llenar sus gradas. En los últimos 15 años su estructura ha ido creciendo. Hace un lustro estrenaron escuela base femenina.
Allá en Manchester ya suena el nombre del CD Cuenca-Mestallistes. El club valenciano ha iniciado una campaña de accionariado popular. El conjunto británico, así como algunos más cercanos como el Atlético Socios o el Unionistas de Salamanca, han dado la bienvenida al tercer equipo más longevo de Valencia. «El club será lo que quieran sus socios», es el lema de José Miguel Calap, vicepresidente del equipo que recogió el legado de su padre, Miguel.
El CD Cuenca quiere ser ese lugar común de los amantes de la esencia del fútbol. El club nació en 1925, en el corazón de Valencia. El nombre fue tomado de la calle en la que se originó. En 1944 se aprovechó su estructura para crear el filial del Valencia. Uno de los artífices de aquello fue el inolvidable Vicente Peris. Él, junto a otros valencianistas de corazón, ligaron el nombre del club amateur a la entidad blanquinegra. Aquello fue un paréntesis en la historia de una entidad que ha ido sobreviviendo.
Hoy es domingo y para Calap el último día de la semana le transporta a su niñez: «Me levantaba temprano y me iba con mi padre, que entonces era el entrenador, a ver al Cuenca a las 10. Después, si jugaba el Mestalleta aquí íbamos a verlo y por la tarde, si era el Valencia el que disputaba algún partido en casa, íbamos también». Porque el CD Cuenca no es una alternativa sentimental a otro equipo. Las franjas verdiblancas combinan a la perfección con las blanquinegras.
En la Comunitat sólo el Aspense y el Orihuela Deportiva han apostado por la fórmula del accionariado popular. A Calap y al resto de la directiva le ilusiona el interés que ha despertado el club. Son optimistas, pero con los pies en la tierra. «El objetivo para mí es poder llegar al centenario, que se celebra en 2025», afirma. Aunque insiste en que «el fútbol llevará al club donde quiera», al menos, esta temporada les devuelve a casa, donde seguirán militando en Segunda Regional.
Durante los últimos 15 años han sido nómadas. Catarroja, Picassent, Massanassa o Mislata son algunas de las localidades que les han acogido. Esta campaña regresan a Valencia. El Malilla les ha cedido su campo. «Creo que el Cuenca tiene que estar en la ciudad, nos hace falta el apoyo de la gente pero también de las instituciones, intentaremos que el Ayuntamiento nos ceda instalaciones», añade Calap. Crear una escuela de fútbol base masculino y femenino es el anhelo de los dirigentes de un club que en sus inicios contaba con algunas secciones, por ejemplo, la de ajedrez.
Para entender el poder de los socios en los clubes de accionariado popular sólo hay que echar la vista atrás a enero de este mismo año. El Real Madrid se enfrentaba al Unionistas de Segunda B en Copa. El Helmántico, estadio del eterno rival, estaba disponible pero la democracia se impuso y el presidente del club lo dijo claro: «La copa de los humildes tiene que ser en casa de los humildes. Nosotros queremos jugar en Las Pistas (su estadio) aunque perdamos dinero. Nos debemos a la ciudad y a nuestros socios».
Salva Gomar, presidente de la Federación de Fútbol de la Comunitat, ya ha mostrado su apoyo público a un equipo que ayer jugó su primer amistoso de una 2019-2020 ilusionante.
Si transferir al siglo XXI la esencia de los orígenes del fútbol es uno de los objetivos del CD Cuenca-Mestallistes, rendir tributo a quienes nunca dieron la espalda al club, ni siquiera tras dar el salto a la élite, es obligación.
Por ello, el accionariado del club rendirá honor a Rino, fundador de la entidad, Miguel Calap, además de Vicent Seguí, Vicente Peris y Pepín, exportero de Betis y Las Palmas, entre otros, y los abonos llevarán sus respectivos nombres. Seguí jugó en el humilde club antes de defender el escudo del Valencia durante más de 300 partidos entre 1946 y 1959. Tras conquistar dos Copas, una Liga, la Copa Eva Duarte y grabar su nombre en la historia de la entidad de Mestalla, ser marchó al Levante junto a Pasieguito. Aunque en el Valencia jugó 13 temporadas, Seguí, que falleció en 1988 a los 60 años, y su familia siempre se mantuvieron vinculados al club verdiblanco.
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